Por segunda vez este año, la reina Letizia ha viajado fuera de nuestras fronteras. Cabe decir que en un contexto bien distinto a su último viaje al extranjero. Poco o nada tiene que ver su travesía actual con la visita de Estado que el pasado mes de abril hizo junto a Felipe VI a los Países Bajos. Situación que dista de la pompa, los banquetes y las cenas de gala y el turismo junto a otros matrimonios reales. Como viene haciendo desde hace años, ahora la Reina se olvida de la ostentación para tener presente la otra cara de la moneda en un nuevo viaje de cooperación.

En esta ocasión, el destino ha sido Guatemala. La consorte y su equipo, junto al que lleva semanas preparando la agenda para estos dos días que pasará fuera de Zarzuela, ha aterrizado esta madrugada en el aeropuerto internacional de La Aurora. Allí, los presentes la han recibido de una manera muy afectuosa. Todos ponen en valor la implicación de la madre de Leonor y Sofía con los proyectos que la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) lleva a cabo en el país centroamericano. No obstante, si algo ha vuelto a tomar el protagonismo en esta aparición es su chaleco rojo.

Letizia y su inseparable chaleco en los viajes de cooperación

Imposible obviar una pieza indispensable para ocasiones como esta. Ya es costumbre que la Reina se presente de esta guisa cuando la ocupa un viaje de estas características. Es por eso que este chaleco utilitario, con cuello de pico, cremallera y bolsillos, no iba a faltar en un día tan señalado. Es esa particular forma de dar visibilidad al personal de la agencia, además de implicarse desde algo tan significativo —además de representativo— para ella como lo es su estilismo.

Letizia, una de las mujeres más elegantes de la monarquía a ojos de la prensa nacional e internacional, no tiene reparo en despojarse de los atuendos más llamativos. Como ya viene siendo costumbre, en esta primera aparición ante los medios y Lucrecia Peinado, la primera dama de Guatemala, el chaleco ha estado. El complemento más 'especial' para acompañar un look sobrio de camisa blanca y pantalón vaquero en tono beige. Lo anterior, además de otro elemento que se ha convertido en un 'must' en su armario: las zapatillas blancas de Vivobarefoot.

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Letizia
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Nada de tacones porque todavía se está recuperando de la dolorosa fractura en uno de los dedos del pie que sufrió el pasado mayo. Sea como fuere, la realidad es que la elección de tonos neutros en el general del atuendo tampoco es arbitraria. Todo sea porque la prenda más importante sea la que destaque. Ese chaleco, que aunque alguna vez se le ha criticado, es importante recordar que no siempre estuvo presente. De hecho, no fue hasta el año 2019, en su visita a Mozambique, cuando lo lució por primera vez.

Letizia Mozambique 2019
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A destacar el hecho de que en ningún caso fue ese el primer viaje de cooperación que hizo. Antes, y también de la mano de la AECID, ya había estado hecho lo propio en Honduras, El Salvador, Senegal, República Dominica y Haití. Visitas sin este accesorio que ya es todo un símbolo, aunque fuese un tiempo después de cogerle el testigo a su suegra cuando optó por 'crear' su huella personal en dinámicas de esta índole.

El gesto que doña Sofía nunca hizo en sus días como reina

Sí, doña Sofía también hacía estos viajes cuando era Reina. Lo hizo hasta el 2014, el año de la abdicación de Juan Carlos I, con la particularidad de que Guatemala fue su último destino antes de verse obligada a ceder su posición y convertirse en emérita. Y con la poesía que pueda implicar dejarlo por escrito, una década después se repite la historia. En el 2024 es su nuera la que se encarga de estas gestiones, como lo lleva haciendo desde el 2015, y con la particularidad de esa prenda fetiche. Esa que, por si alguien se lo preguntaba, nunca se atrevió a vestir la madre del Rey. 

Reina Sofía Guatemala 2014
GTRES

En todos los actos de cooperación que comprendía su agenda nunca la vimos con el chaleco rojo que ahora es imprescindible para Letizia. Nada de lucir este artículo que ahora está en el centro de todas las miradas, pero sin perder la mezcla de prendas cómodas a la vez que refinadas. Una combinación que nunca falla, al igual que no lo hizo ella en su implicación con las causas. Es precisamente el hecho de que la madre de sus nietas sea la que está en el mismo país al que se desplazó por última vez en este contexto, lo que ha servido para recordar aquellos días.

¿Un guiño de la Reina a su predecesora? Sea casualidad o no, es una realidad que el tiempo ha servido para que limen asperezas. Atrás quedan las rencillas que tanto dieron que hablar en el pasado, cuando episodios como el 'manotazo' de nuera a suegra en la catedral de Palma llenaban las páginas de la crónica 'royal'. Diez años en la Corona no han pasado en vano, y seguro que le han servido a Letizia para entender el papel que la esposa de Juan Carlos I asumía. Con o sin chaleco, y a pesar de mil y un matices, sus caminos van de la mano.