La cocina es buen símil de tantas cosas. No hace falta ser experto en la materia para tener claro que preparar un buen plato requiere de paciencia y dedicación. Una analogía absoluta de cómo se fraguan las bases de la familia, y aunque la de Pepe Rodríguez no sea un gran misterio de un tiempo a esta parte, es lógico que no todos sus seguidores tengan del todo claro cómo es el chef cuando se quita el delantal. Esa faceta personal, que en el caso del toledano nos remite a un círculo extenso de personas, porque la suya es una familia indudablemente numerosa. De ahí lo de la paciencia, pues tanto la precisa conseguir la técnica para hacerse con una estrella Michelín como cuidar un amor tan sólido como el que él tiene en casa. Y lidiar con tres pequeños en casa, que tampoco es poca cosa.

Para ahondar en la cara menos expuesta del cocinero cabe remitir a sus orígenes. Unos orígenes que nunca ha tenido reparo alguno en ocultar, siempre haciendo alusión a aquello de que, simbólicamente, nació en la barra de un bar. La forma más exquisita de apuntar que fue ese siempre su entorno, hasta el punto de que, como no era un estudiante excelente en el colegio, no tuvo otra opción que ponerse a echar una mano como camarero de El Bohío. Sí, el mismo restaurante que hoy día regenta en su Illescas natal, pero cuyos comienzos nos dirige hasta sus antepasados. Un espacio que en los años 30 fue una casa de comidas fundada por su abuela Valentina -que cerró en la posguerra y reabrió en 1971- y que ha acabado convirtiéndose en su orgullo, sin obviar nunca el otro gran 'imperio' que ocupa sus días: su esposa Mariví y sus tres hijos.

El encuentro fortuito con Mariví que acabó en matrimonio

Nadie dijo que combinar la vanguardia con la tradición más pura era una tarea sencilla, aunque no hay duda alguna de que Pepe se ha convertido en todo un experto en el asunto. Una de esas capacidades que nacen de lo innato, pero también del trabajo duro entre fogones, todo combinado con ese indispensable tiempo de calidad cerca de los suyos. Sin duda, un 'clan' al que siempre tiene presente. Véanse las referencias recurrentes a su hermano Diego, actual jefe de sala del restaurante, con el que compartió aquello de entrar en el mundo de la cocina a la fuerza sin saber que les auguraba un futuro prometedor. Fue Pepe el que, tiempo después y tras acudir a unas jornadas en Vitoria, cayó en la cuenta de que ahí estaba su futuro. Un futuro que ha construido de la mano de su inseparable hermano, pero también de su mujer.

Es ella, Mariví Jaro, su gran amor más allá de su profesión. Compañera de vida que, por si su historia de vida no tuviera ya suficiente enjundia, también conoció en un bar. En Illescas, además. Todo queda en el origen en el caso de Pepe, a pesar de que el tiempo haya acabado por convertirlo también en estrella de la televisión gracias a ser jurado de 'MasterChef Celebrity'. La cuestión es que fue en la situación más insospechada, justo cuando ella volvía acalorada de jugar un partido de tenis junto a sus amigas y quería tomarse un refresco, cuando él le echó el ojo. Ella se tomó su Coca-Cola y se percató de que un joven se había quedado embelesado al verla entrar en el local. Nunca pensó que el chico que tanto la miraba sería al que le pronunciaría el 'sí, quiero'.

Pepe Rodríguez y Mariví
GTRES

Porque aunque para él fue un flechazo, ella también terminó quedando prendada del chef. De su elegancia, de que "es un señor", como ella misma ha llegado a referir. Inseparables en un momento tan importante para él como lo fue el despegue de su restaurante, así como cuando formar parte del 'talent' culinario lo catapultó a la fama popular. Un camino en el que ella ha sido fiel acompañante, incluso cuando ha hecho falta posar en los 'photocalls'. Esos posados en los que, para deleite de los más curiosos, recientemente han llegado a sumarse sus tres desconocidos hijos.

Así es la relación de Pepe Rodríguez con sus hijos

María, Jesús y Manuela son los nombres de los vástagos de Pepe que conforman este núcleo duro de imprescindibles para el chef. Algunos más y otros menos reticentes a dejarse ver en público, lo cierto es que todos ellos han terminado por asumir que su padre es una figura pública más allá de los fogones. No obstante, solamente ellos, de igual modo que le sucede a Mariví, son los que tienen el gusto de conocer su lado 'menos profesional'. El más cariñoso, cuando la disciplina pasa a un segundo plano y entra en juego el amor entre padre e hijos.

Pepe Rodríguez e hijos
GTRES

Un lado que, desgraciadamente, no siempre puede explotar al máximo por sus compromisos profesionales. Largas temporadas fuera de casa que palia con vacaciones y emocionantes dedicatorias como la que escribió en su Instagram cuando su hijo Jesús cumplió la mayoría de edad. "Así a lo tonto han pasado 18 años (...). Llegaste justo antes de la lotería y un poco antes de la Navidad. Se adelantó el Niño Jesús", escribía emocionado el pasado diciembre de 2022.

Desde entonces, e incluso desde antes, reparo alguno en compartir momentos familiares en sus publicaciones y 'stories', como la estampa que ha publicado durante sus vacaciones de 2024 en la isla de Madeira. Una preciosa imagen de los cinco en la que la familia al completo ha disfrutado de una cena. Plan ideal de verano, cerca de sus incondicionales antes de volver a la rutina.