La primavera camina de la mano con la llegada del calor. Días más largos y calor, sea cual sea el enclave mientras se permanezca en el hemisferio norte del globo. Factores suficientes para que a uno le vengan las ganas de viajar aquí y allá. Y de lo anterior no quedan exentos aquellos que tienen sangre azul. La cuestión es que, tanto en el caso de Felipe VI y Letizia, como en el de otros monarcas europeos, las travesías destinadas al disfrute suelen ser menos que visitas de Estado comprenden las agendas. 

Bastaría con remitir al reciente paso de los Reyes por los Países Bajos. Allí, el soberano y su consorte llenaron su lista de tareas junto a Guillermo Alejandro y Máxima. Y del mismo modo, aunque en otro enclave, les ha sucedido ahora a los recién coronados Reyes de Dinamarca. Tras casi cuatro meses en el trono, Federico y Mary Donaldson han emprendido su primer viaje oficial desde la jefatura del Estado. Un 'tour' escandinavo que ha despertado toda expectación en el que, por imposición de la Corona, la australiana tendrá que lidiar con una prohibición.

La curiosa 'prohibición' de los daneses a Mary Donaldson

Es innegable que el camino para dejar atrás su vida de plebeya y convertirse en la Reina consorte del país no ha sido fácil. Y no solo porque tuvo que lidiar con los prejuicios de una institución que debía aceptarla a pesar de no provenir ninguna dinastía. Sea como fuere, y dramas maritales aparte, Mary se ha ganado a pulso el cariño del pueblo danés. También el título, con todos las responsabilidades y 'privilegios' que el mismo supone. Véase el acceso al codiciado cofre de joyas de la Corona

Prueba de ello quedó en la reciente publicación de los retratos oficiales de Federico junto a ella. Imágenes tomadas por Steen Evald en uno de los imponentes salones de presentación real del Castillo de Christiansborg, en las que, más allá de una química ausente, las gemas de la Reina tomaron un gran protagonismo. Todo porque para una ocasión tan especial, Mary Donaldson se atrevía, además de vestir la insignia de la Family Order, con el retrato pintado por Tom Mulliner, con uno de los bienes más preciados del tesoro danés. Nada más y nada menos que un conjunto neoclásico de tiara, collar y pendientes —sin incluir el broche— de esmeraldas que forma parte de su particular joyero 'de pasar'.

Mary de Dinamarca
GTRES

Fue a raíz de esto mismo cuando los canales de comunicación de la Casa Real danesa aprovecharon para poner sobre la mesa las particularidades de sus joyas de la Corona. Y es que, como sucede en el caso de los Borbones, Mary disfruta ahora de esas piezas que antes pertenecieron a Margarita II y otras tantas antecesoras. La cuestión es que, a diferencia de otras monarquías, allí apuestan por mostrar también en exposiciónlos elementos más valiosos en el Castillo de Rosenborg. Lo anterior, además de que 'sets' tan destacados como este juego de joyas no pueden sacarse de Dinamarca bajo ningún concepto. Es decir, nada de lucirlo en cenas de gala durante visitas de Estado o viajes oficiales, como el que ahora mismo están haciendo a bordo del Dannebrog con parada en Suecia y Noruega.

Una imposición que Letizia no concibe para sus viajes

Se trata, al fin y al cabo, de una cuestión que ha salido a relucir ahora que Mary y Federico han dado el pistoletazo de salida a su travesía nórdica. Todo con el propósito de conocer qué joyas lucirá la Reina de Dinamarca en los banquetes reales, atendiendo a que hay algunas que no pueden salir del país. Está claro que a la madre del príncipe Christian no le van a faltar abalorios, aunque estos no provengan del tesoro nacional que sus predecesoras le han legado. No obstante, se marca así una gran disparidad con las formas de proceder por parte de Letizia, quien no concibe en ningún caso obviar el joyero 'de pasar' en sus escapadas al extranjero. 

Letizia
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El vivo ejemplo de esta determinación por valerse de las posesiones más preciadas de la dinastía para adornar sus vestidos queda en su reciente viaje a los Países Bajos. Allí, la Reina optó por la deslumbrante tiara Rusa, una de sus piezas más potentes. En ningún caso quepa olvidar, y más cuando la cosa va de daneses, su última aparición en Copenhague. El pasado noviembre, también durante un viaje de Estado, prefirió la tiara Flor de Lis, una de sus favoritas. ¿Qué hubiera llevado si las normas de Dinamarca aplicasen también a los Borbones? Cuesta imaginarlo, porque toda esta colección es parte del joyero real. Ese que, en algunos casos, Mary no puede sacar a pasear. Seguro que Letizia se llevaría un disgusto en su posición.