Cuando Federico de Dinamarca invitó a aquella pinta de cerveza a Mary Donaldson en el verano de 2002, no imaginaba que su relación acabaría analizada de todas las maneras posibles 22 años más tarde. O quizás sí, porque él llevaba toda su vida siendo el heredero a la Corona danesa y sabía -su madre se lo había dejado bastante claro- que la mujer que escogiera como compañera debería soportar una enorme presión. Sintió que esa abogada australiana era la persona indicada. Y no se equivocaba. Pocas personas habrían sido capaces de aguantar lo que ella lleva sobre sus espaldas.
Una presión tan grande, que cada uno gestiona como puede. Mary sacando pecho ante la adversidad, convirtiéndose en la gran valedora de la monarquía de un país al que llegó hace 20 años y Federico escondiéndose. Porque ¿dónde está el rey? La destacada ausencia del monarca pone aún más en valor la figura de la reina consorte, que no se ha amilanado ni aún teniendo que hacer frente a una de las peores crisis de su matrimonio.
Pero esto no siempre fue así. Hubo un tiempo para las risas, para las miradas de amor. Hemos charlado con Lara Ferreiro, psicóloga, terapeuta de parejas y autora de ‘Adicta a un gilipollas’ para analizar cómo ha sido, es y puede que sea la relación de pareja de estos reyes que parecen abocados a entenderse. Quieran o no.
Las fases del enamoramiento de Mary Donaldson y Federico
Cuando le preguntamos a la terapeuta, lo primero que hace es establecernos lo que ella llama “las pantallas del amor de Mary y Federico”; una serie de fases comunes por las que todos pasamos cuando estamos en pareja.
La primera, que ella denomina como “enamoramiento efervescente” tiene lugar durante los primeros 18 meses de la relación, “es el principio, cuando te encanta, hay sexo todo el rato, todo está fenomenal”. Una etapa que a los actuales reyes de Dinamarca les duró desde aquella conversación en un pub irlandés en Sídney hasta los primeros años de su matrimonio.
La pareja se casó realmente por amor. A la reina Margarita no le gustaba que una ‘plebeya’ emparentara con su hijo mayor, pero después de repetidos escándalos con las anteriores parejas de Federico, acabó accediendo. Mary no era su primera opción, pero lo cierto es que tampoco era la peor. La monarca valoró la profesionalidad de la australiana, su carrera, su amabilidad y que estaba dispuesta a sacrificarse.
Donaldson dejó atrás absolutamente toda su vida por empezar una nueva en Dinamarca. Se despidió de su querido padre, de sus amigos de siempre, de su trabajo, que tanto le gustaba, y se instaló en Copenhague, donde empezó a recibir clases de danés a marchas forzadas para aprender a hablar un idioma que le resultaba completamente ajeno.
“Durante la boda, se les vio muy enamorados; especialmente a ella”; apostilla Lara. La pareja contrajo matrimonio en 2004 y Mary se sentía protagonizando un auténtico cuento de hadas, en el que la niña acaba convertida en princesa.
La siguiente fase es la denominada “zona de tranquilidad”, nos cuenta la terapeuta de parejas, “no vives el enamoramiento anterior, pero estás a gusto. Y suele tener lugar en los cinco primeros años”. En esta etapa nacieron los dos primeros hijos del matrimonio, Christian e Isabella, y parecían ser el rostro de la mismísima felicidad y placidez… aunque todo estaba a punto de cambiar.
En 2008 salen a la luz unas fotografías de Federico besando a otra mujer que no era Mary en una salida nocturna. Las imágenes están borrosas y se alude precisamente a esto mismo para detener el escándalo. Las pruebas no eran concluyentes, pero sí puso la semilla de la desconfianza
Empieza la crisis entre Mary y Federico de Dinamarca: origen y cómo salir del pozo
Llegamos a la tercera pantalla de la historia de Mary y Federico: 'la zona de crisis'. “Es ahí, donde, tras 20 años de matrimonio, se encuentran. En esta fase tienen lugar las infidelidades, los hijos son mayores, te da por pensar que para qué estar juntos… ocurre muchísimo que es cuando más se dan las separaciones y entonces o bien abren la relación o intentan ir a terapia de pareja para solucionarlo”.
En estos años, los escándalos de Federico han sido abundantes. Además de las anteriores fotografías, en 2011 fue pillado de fiesta, bailando muy junto a una desconocida, en un bar de Copenhague. Una salida nocturna que tuvo lugar la noche antes del bautizo de sus mellizos, Josephine y Vincent.
“Yo creo que ellos van a estar en la pantalla tres mucho tiempo”, asegura la psicóloga. “A lo mejor, se quedan ahí con pactos de pareja, del tipo, pues vamos a llevar cada uno nuestras vidas separadas, aunque demos una imagen de unión por el bien de la Corona. Esto es muy de la realeza. Es muy habitual, porque como debes estar hasta el final con una persona, pues esto te genera muchísima presión”.
De momento, la especialista en parejas no les ve pasando al siguiente nivel, el cuarto y correspondiente al amor profundo, “cuando llevas toda la vida con esa persona, la amas y la adoras”. Para ello, Mary y Federico deberían haber aprendido a trabajar sus diferencias y él haber cambiado por completo de comportamiento, algo que, a juzgar por su escapada en solitario a Madrid para visitar a Genoveva Casanova, no parece que esté teniendo lugar.
Por último, Lara señala como pantalla final “la despedida”, el clásico hasta que la muerte los separe. Un fin que, atendiendo a cómo funcionan otros matrimonios en las monarquías, también tiene lugar pero, eso sí, saltándose la fase 4; y manteniéndose juntos hasta el fin por el bien de la institución.
Todo depende ellos. De las ganas de trabajar en su relación, de hablar de manera clara y de solucionar problemas afectivos y comunicativos del pasado. Pero, de momento, y a juzgar por la frialdad con la que se trataron en su último posado conjunto, parece que la pantalla 4 les va a seguir durando una buena racha…