Mientras en el Reino Unido los observadores de la Corona asisten con preocupación a la interrupción del tratamiento de Carlos III contra el cáncer, al otro lado del charco tampoco parecen ir las cosas mucho mejor. Y eso que en realidad el monarca ha puesto en pausa este proceso con motivo de un viaje oficial junto a la reina Camilla al extranjero. Hasta Australia se han desplazado, mientras en los Estados Unidos, en el condado de Los Ángeles, su hijo Harry asiste desde la distancia al décimo mes de un año de lo más complicado para su familia. Y eso que él también tiene de qué preocuparse en casa.

Allí, en California, su esposa Meghan Markle y él parecían haber conseguido construir el hogar familiar con la suficiente y anhelada serenidad que el suelo británico no les permitía. Fijar su residencia fuera de tierras británicas pareciera haber sido la solución a todos sus problemas... Hasta ahora. Para sorpresa de muchos, y a pesar de que en los meses anteriores el matrimonio se ha mostrado tan unido como de costumbre, algunas informaciones apuntan a que los duques de Sussex estarían atravesando una crisis de pareja.

Rumores que no son novedad para el hermano del príncipe Guillermo y la exactriz de 'Suits', pero que en esta ocasión se han acentuado al ver que todas sus últimas apariciones por separado y que Meghan ha dejado de lucir su anillo de compromiso en actos públicos. En este escenario que apunta a una situación de lo más convulsa entre los acuñados archienemigos del clan Windsor, sorprende el último movimiento patrimonial. Y es que según ha hecho saber el británico 'Daily Mail', el nieto de Isabel II y su mujer acaban de adquirir una nueva propiedad. Lejos de América y cerca de Inglaterra. A escasos kilómetros de España.

La inesperada compra de una casa en la costa de Portugal

Ha sido el periodista Richard Eden quien ha revelado en la citada publicación que los duques de Sussex se han hecho con una nueva vivienda. Una casa de lo más lujosa dentro de un exclusivo complejo. Se trata del Costa Terra Golf and Ocean Club, una área de alto 'standing' con 300 propiedades que se sitúa en Melides. Y además, teniendo en consideración el histórico de viajes -y necesidades burocráticas- del príncipe y Markle, no sería arbitrario que hayan elegido esta 'freguesia' portuguesa para fijar una segunda residencia.

A fin de cuentas, este enclave que permite disfrutar de la serenidad del mar, a tan solo una hora en coche de Lisboa ya dos de ciudades españolas como Badajoz y Huelva, ya lo han pisado antes. Por algo tan sencillo como que es en esta población de la costa de Comporta donde también veranea la princesa Eugenia de York, sobrina de Carlos III, junto a su marido Jack Brooksbank. De ahí que tanto Harry como Meghan ya hayan tenido una toma de contacto con este particular paraíso, pues el pasado verano fueron invitados por la pareja a pasar unos días en la zona.

Meghan Harry
Gtres

Tanto les gustó que ahora, cuando se cumplen cuatro años desde que decidieron poner tierra de por medio con esa Europa en la que se sintieron tan ultrajados, toman la determinación de comprar una casa. Un acercamiento que alimenta también las teorías sobre un posible retorno 'a casa' en tiempos venideros, así como la idea de una estrategia para que Meghan consiga la ciudadanía europea que ansía desde el 2017, cuando pasó por el altar con Harry.

De acuerdo con los datos que aporta Eden en el mencionado tabloide, de ser esto así no sería nada aleatorio que hayan optado por afincarse en Portugal y no en otro Estado del continente. Son cuestiones como que obtener la Visa Gold, la acreditación que permite acceder al espacio Schengen de la Unión Europea, solo requiere de una contribución mínima de 250.000 euros podrían haber potenciado el interés de la duquesa por este destino. Más todavía cuando este movimiento podría quedar resuelto simplemente con la compra del bien inmobiliario que acaban de efectuar.

Harry y Meghan Markle viven un momento convulso

No es de extrañar que, más allá de las particularidades como puedan ser ampliar el patrimonio o la búsqueda de la libertad de movimiento en Europa, la noticia haya llamado la atención de los seguidores de los 'royals'. ¿El motivo? El complejo momento que ahora afrontan y cuya alargada sombra se extiende por encima de cualquier rumor de distanciamiento marital o las eternas rencillas con otros miembros la realeza británica. Ese que remite a la delicada situación de la Fundación Archewell, que presiden desde 2019, y el Tribunal de California ha declarado "morosa".

Fue el pasado mayo cuando el fiscal Rob Bonta emitió el aviso de que la fundación presidida por los Sussex está en deuda con distintos acreedores y debe cesar su actividad hasta que la situación esté resuelta. Lo anterior, además de una advertencia porque el proceso para estar en el registro de organizaciones benéficas y recaudadores de fondos no está completa, de modo que Archewell no tiene capacidad de efectuar actividades caritativas. Algo que no se ha cumplido, pues en el 2023 se donó desde la misma un millón de euros a otras organizaciones. Un pretexto difícil, con el añadido de una bajada de las donaciones y un déficit que, según 'El País', en el pasado ejercicio quedó registrado en más de 670.000 dólares.