De entre todas las cualidades de Letizia, si hay una que tanto adeptos como  detractores de la Reina se ven obligados a admitir esa es su férreo compromiso. Siempre con el sentido de la responsabilidad para con la Corona por delante, a pesar de que los tiempos sean más o menos convulsos en el seno de su hogar familiar. No obstante, la imagen de su 'retirada' de la tribuna durante el desfile militar del pasado 12 de octubre ha mostrado otra faceta. La de una mujer que no siempre puede y a veces debe salir al paso resguardándose en un rincón.

Más allá de Leonor ataviada con el uniforme de gala de guardamarina o la ristra de caras VIP que se dejaron ver por el besamanos que se celebró en el Palacio Real, la gran protagonista de la jornada fue la lluvia. Un intensísimo aguacero que por momentos hacía prácticamente imposible divisar a los soldados que marchaban por las calles de Madrid. También, el responsable de que la esposa de Felipe VI diese un paso atrás cuando el agua comenzó a entrar en el particular balcón donde los Reyes y la heredera se ubicaban. Movimiento revelador, y suficiente para que los cronistas desgranen su difícil tesitura actual.

La de la tormenta, la percha ideal para que Pilar Eyre, periodista experta en Casa Real, leyese a Letizia en su columna de la revista 'Lecturas' como "sola, aterida como un pajarillo mojado". Un texto que la catalana ha titulado con un sonoro "La soledad de la Reina" y en el que desgrana, punto por punto, como "el desamparo de Letizia durante el desfile militar deja al descubierto su situación: lleva meses luchando contra los poderosos que quieren desestabilizarla y minar su trabajo".

Operación: 'cargarse a Letizia'

Para Eyre, lo sucedido en la última celebración de la Fiesta Nacional no es más que una forma de resumir "el estado actual de nuestra Reina". Un escenario, al parecer, nada apacible, que poco o nada tendría que según la periodista poco o nada tendría que ver con la felicidad presuntamente orquestada de los últimos meses. Y no solo por las polémicas que han salpicado a la institución recientemente, como la difusión de lasimágenes de los encuentros secretos de Juan Carlos I con Bárbara Rey. Hay más.

"Los militares, el jefe de su casa, su marido incluso, le daban la espalda y ella se encogía en un rincón de la tribuna mientras la humedad que subía por sus zapatos le iba envolviendo el cuerpo", escribe Pilar, con el matiz del gran apoyo que supuso tener al lado a su hija. "Parecía que la niña era ella y la adulta Leonor, a pesar de que tiene 19 años", añade la cronista, para después admitir que ese refuerzo positivo no es más que un gesto de buena voluntad con su madre, que "lleva meses luchando contra los elementos" más allá de la angustiante lluvia del otoño.

Letizia
Gtres

Esas "fuerzas oscuras" que a ojos de Eyre "van soltando su veneno" no tendrían otro propósito que "desestabilizarla y minar el trabajo que, mal o bien, tiene que llevar a cabo". Ese plan maquiavélico en el que se le asumen acciones tan flagrantes como la difusión de las cintas de su suegro. Un plan cuyos responsables "no sabemos quiénes son, pero podemos intuirlo". "Poderosos", los define la escritora, además de que "cada día ganan adeptos para su causa". ¿Es esa causa acabar con la monarquía? Pilar lo tiene claro: no. El objetivo es "cargarse a Letizia".

El 'manotazo' de la discordia

Entre la ristra de definiciones que los más contrarios a la Reina le profieren y que la periodista enumera en este escrito, se destaca el "Letizia la que tiene dominada a su marido". Un sambenito que siempre lleva consigo, desde aquel día del anuncio de su compromiso con el entonces Príncipe de Asturias en el que tomó la delantera y decidió dar su propia opinión. El mismo que, ahora, cae por tierra tras uno de los últimos gestos del monarca con ella en público

Sucedió durante la cena en la ceremonia de entre del Premio Planeta 2024, presidida por los Reyes como es costumbre. Allí, ante la siempre atenta mirada de los presentes, el Rey le dio un 'manotazo' en el brazo a su mujer cuando esta tuvo intención de comenzar a cortar el pastel. Un gesto espontáneo, leído como simpático y divertido para corregir su actitud desde algunos medios.

Manotazo Felipe Letizia
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A la vez, un movimiento brusco y polémico que llama mucho la atención cuando la presión interna estaría abordando a Letizia con más fuerza que nunca. Mucho menos cuando observadores de la Corona tan célebres como Eyre refieren contundentes a que ya no es "su marido en el estricto sentido de la palabra". Que las cosas han cambiado, aunque "ambos tengan un proyecto común".