Un disgusto. Otro. Y otro más. Así ha encadenado la reina Sofía los últimos años de su vida. Sola, desde la zona privada que ocupa en Zarzuela, volcada en el cuidado de su querida hermana, Irene, y consumida por la pena al verse cada vez más sola y olvidada. Pero eso ha cambiado. 

Zarzuela vuelve a florecer y a llenarse de energía y juventud. ¿Los responsables? Dos de los nietos preferidos de doña Sofía, Irene y Miguel. Actualmente, los dos jóvenes parecen haberse instalado en el domicilio de su abuela, a la que proporcionan compañía y alegría. ¡Cuánto lo necesitaba!

Tras un periodo de lo más oscuro, en el que Doña Sofía ha visto cómo desaparecía de su lado Juan Carlos, que hace tres años se instaló en Abu Dabi, debido a sus problemas con Hacienda; la muerte de su querido hermano Constantino de Grecia y, posteriormente, la enfermedad de su hermana; la reina necesitaba salir de ese bache de malas noticias para, al fin, recibir una buena. Y, para eso, nada mejor que tener a la familia cerca. 

La relación de doña Sofía con sus hijos

No hay asomo de duda. Victoria Federica y Froilán son de su abuelo Juan Carlos. Le adoran y le disculpan todo. Para ellos, el emérito es su gran ejemplo a seguir, y, lo mismo que le pasa a su madre, la infanta Elena, sienten debilidad por él. 

La relación de la infanta Elena con su progenitora nunca ha sido fácil. La Reina, quizás por su carácter frío, nunca ha tenido un derroche de complicidad con su hija mayor. Pronto, esta se sintió mucho más apoyada y respaldada por su padre, con quien compartía gustos y aficiones; que resultaban diametralmente contrarias a las de su madre. 

A Elena y Juan Carlos les encanta presenciar corridas de toros. La reina Sofía, animalista hasta la médula, jamás ha entendido este plan, y pese a no haberse pronunciado nunca al respecto, siempre ha dado la espalda a la mal llamada fiesta nacional. Y, como estas, decenas de cosas más. La primogénita siempre fue la niña mimada de su padre, quien la consentía y la entendía mejor que nadie. Elena siempre ha sido, y será, la gran protegida de su padre. Como Felipe lo ha sido para Sofía. 

sofia miguel urdangarin
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Y, en un limbo parental, Cristina. Nunca fue lo suficientemente Borbón, pero tampoco lo bastante griega. Una tierra de nadie que, para sorpresa de ella misma, ha acabado jugando totalmente a su favor

Actualmente, la relación de Cristina, tanto con su progenitor, como con su progenitora, es de lo más fluida; lo mismo puede viajar a Abu Dabi para celebrar el cumpleaños de Juan Carlos, como pedir opinión a Sofía sobre sus próximos movimientos. Además, los dos han sido estupendos asesores para ella. El Rey estuvo muy encima cuando saltó la noticia de la relación de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia; le brindó los mejores consejos y puso sus mejores asesores legales cuando el tema del divorcio fue toda una realidad. 

Los nietos favoritos de la reina Sofía

El papel de doña Sofía a lo largo de los años más difíciles de Cristina ha sido el de sostén. Curiosamente, las dos están empezando a subir a la superficie tras una complicada racha, en la que les tocó fondear. 

Desde que la Fiscalía sentó a su ex yerno en el banquillo; la emérita se volcó en atenciones y gestos de cariño con sus cuatro nietos Urdangarin. Si todo el mundo les daba la espalda, ella no lo iba a hacer. Los menores no tenían culpa de nada y derrochó atenciones como nunca antes lo había hecho. Y no paró, porque después del juicio vino la cárcel y después de la cárcel, la infidelidad de su padre. La puntilla. 

sofia irene urdangarin
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Quizás la Reina vio a los cuatro hermanos más indefensos, lidiando con una complicadísima situación que sus otros nietos, ni los de por parte de Elena, ni tampoco las hijas de Felipe, habían atravesado. En cambio, ahí estaban Juan, Pablo, Miguel e Irene, con sus enormes ojos azules, mirándola sin entender absolutamente nada de lo que les había tocado vivir. La emérita se vació para ofrecérselo todo. Y, ahora, cuando las cosas parecen más calmadas, les ofrece su casa; como haría cualquier abuela. 

Irene acaba de regresar de Camboya, donde ha ejercido unos meses de voluntariado en su año sabático antes de empezar con sus estudios universitarios. Irene ha vuelto de Asia, pero no ha regresado a casa, Ginebra, donde todavía está instalada su madre. Ha decidido regresar al lado de su abuela, que la ha recibido con los brazos abiertos y deseosa de compartir tiempo con ella. 

No es la primera vez que viven juntas. En octubre de 2023, antes de que la joven se marchara de trabajos solidarios, esta también ocupó un cuarto de la Zarzuela. Fue entonces cuando estrechó lazos con Juan Urquijo, quien se ha convertido en su primer novio oficial. 

Y siguiendo la estela de Irene, aunque sin pasar por los meses de voluntariado, su hermano Miguel. La semana pasada, la revista Semana publicaba que el hijo de la infanta Cristina está pasando una temporada en Madrid. El joven, que estudió Biología en Reino Unido, a principios de año hizo un curso de monitor de esquí del que salió lesionado. Ahora, el veinteañero se recupera al lado de su abuela. Los dos fueron vistos hace unas semanas, acompañados de la infanta Elena, en uno de los partidos del Madrid Mutua Open de Tenis, lo que podía dar una pista de los nuevos planes de vida del biólogo. El medio asegura que el joven desea continuar con su formación y que la llevará a cabo en la capital. 

Son buenos momentos para doña Sofía, que hace planes con sus nietos favoritos y les disfruta cada día. Bien salen de comida familiar, bien los jóvenes le desvelan sus anhelos y la cubren de atención desde los sofás floreados del salón privado de Zarzuela.

Desde que están ellos a su lado, la reina hace gala de otro ánimo. Los disgustos le han pesado mucho, pero ahora le toca soltar lastre. Le toca  volver a sentirse querida.