No es oro todo lo que reluce. Ni siquiera cuando se sitúa uno en un palacio. En la Casa Real británica lo saben y lidian con las dos caras de una misma moneda desde hace ya demasiado tiempo. Con el bagaje de desavenencias aparentemente irreconciliables dentro de la estirpe, como las que atañen a Harry y Meghan Markle, los duques de Sussex, pero con otros muchos factores en juego. Porque los buenos tiempos para los Windsor, aquellos en los que el reinado de Isabel II consolidó la dinastía como una de las más loadas y queridas de entre todas las europeas, cada vez quedan más lejanos. El fallecimiento de la adorada soberana marcó un antes y un después.

Al fin y al cabo, su etapa como Reina no fue algo anecdótico. Más de 70 años ejerciendo de jefa de Estado, desde los 25 a los 96, edad con la que murió el pasado 8 de septiembre de 2022. Finalizaba así una era para los súbditos de la Corona y comenzaba otra para su hijo. Carlos III comenzaba a reinar a los 74 con el recuerdo imborrable de un hito y la presión de estar a la altura. Por desgracia, las idas y venidas entre los integrantes de la Corona se han convertido en un constante. Lo anterior, sumado a los achaques de salud que han afectado al soberano y a Kate Middleton, su nuera, ha convertido el inicio de su reinado en un momento muy delicado. Tanto para la familia, como para la opinión pública.

El contundente mensaje de Pilar Eyre sobre el cambio de opinión de los británicos

Es evidente que ponerse al frente de una institución de tal magnitud no es sencilla. Menos lo es cuando, un año más tarde, al Rey se le diagnostica un cáncer. El anuncio de la enfermedad del monarca, añadido a la misteriosa convalecencia de la princesa de Gales, ha suscitado un aumento indiscutible de las habladurías entre los británicos. Los mismos británicos que conviven con el rechazo generalizado al príncipe Harry y que, ahora, no dudan en mostrar un cambio radical de opinión sobre sus 'royals'. Nada de loar por loar. Así queda latente en una de las últimas publicaciones de Nina Mihailidou, una usuaria de la red social X que ha criticado duramente la actitud de la realeza con relación a un evento reciente.

Si bien la internauta no remite al núcleo duro, sí habla de cómo otros integrantes se estarían aprovechando de sus títulos nobiliarios. "Los miembros de la realeza que casi no trabajan regresan en un avión privado de un viaje para observar la F1. Tienen todos los beneficios, utilizan todas sus conexiones reales y no dan nada a cambio. El estado de la monarquía británica en su punto más bajo". Un tuit que hace referencia a la presencia de figuras como la princesa Eugenia de York y su marido Jack Brookksbank. También Sarah Ferguson, exmujer del duque de York, así como Peter Phillips y Zara Tindall, hijos de la princesa Ana. Todos en una carrera de Fórmula 1. Una expresión implacable de disconformidad a la que ha respondido Pilar Eyre, cronista real por antonomasia.

"Los ingleses empiezan a criticar a sus 'royals'", dice la catalana en su reacción. Con la sorpresa de un giro de guion inaudito en tierras inglesas, el hilo del cual otros periodistas como Nuria Marín han seguido. La expresentadora de 'Socialité', conocida por haber popularizado el 'Royal Salseo' en las redes sociales, ha sido clara a la hora de apuntar una posible causa: "Es de traca la situación actual. Un desastre total y no han pasado ni dos años de la muerte de Isa 2".

La delicada situación actual de la Casa Real británica

Un cambio de opinión y una forma de proceder por parte de los seguidores de la Corona que se leía inconcebible en el pasado. Y es que las actitudes de la institución en materia de hermetismo desconciertan tanto como ayudan a presentarlos de forma orgánica. Tampoco su desaparición de eventos tan significativos como la misa conmemorativa cuando se cumplía un año de la muerte del rey Constantino de Grecia. En el último momento, el príncipe Guillermo causaba baja sin demasiado motivo más que un "asunto personal". Misterios y más misterios que, en comunión con la enigmática reaparición de su esposa, han terminado por dinamitar la imagen que durante tanto tiempo cuidó Isabel.