¿Te han regalado un bonsái y no sabes qué hacer con él? O por el contrario, puede que siempre te haya llamado la atención pero lo ves delicado (vamos, que te da miedo que no sobreviva). Sea como sea, esta planta tan popular es algo más que un árbol chiquitito y monísimo. Parece bastante probable que este conjunto de técnicas especializadas surgiera en China y aterrizara en Japón hace varios siglos. Y de ahí a Europa donde se dio a conocer a raíz de las exposiciones universales del siglo XIX.
Su cultivo está rodeado de aspectos culturales, estéticos y técnicos que lo convierten en un mundo apasionante. Profundizar en él lleva años de aprendizaje pero le gusta el aire libre y el sol. Para un primer acercamiento la Asociación Española de Centros de Jardinería ofrece pautas para descubrirlo. Si te engancha y te pica el gusanillo encontrarás más información en su web.
¿Cómo se cuida un bonsai en casa?
Tanto si lo cultivas desde cero como si se trata de mantener uno ya creado, un bonsái para vivir necesita estar al aire libre, sol y paciencia. El lugar ideal para un bonsái es el exterior ya que no deja de ser un árbol, aunque sí que es cierto que hay algunas especies que tolerarán mejor estar en interior.
- Especies utilizadas. Casi todas son árboles y arbustos de exterior, tanto de nuestra zona como tropicales. Los cítricos, las especies del género Ficus, las rosáceas, los pinos de cinco hojas, el olmo japonés, el haya, la encina o el tejo son algunos ejemplos.
- Especies autóctonas. Los bonsáis de climas parecidos al nuestro vivirán fenomenal en el exterior, pero necesitan ser protegidos de heladas y vientos fuertes. El balcón o la terraza serán su ubicación ideal.
- Especies tropicales. Huyen del frío en invierno con lo que estarán más a gusto dentro. Eso sí, dales luz y evita que se resequen como consecuencia de la calefacción.
¿Cuánto hay que regar un bonsai?
No hay una pauta general que pueda extenderse a todos los bonsáis, con lo que mejor es observar con atención al tuyo para detectar sus necesidades. El truco que nunca falla para saber si una planta necesita o no agua es ver si la tierra está seca. En ese caso ha llegado la hora del riego, pero nunca encharcando la maceta.
- Estaciones. Puedes encontrarte que en verano necesitas regarlo varias veces al día, mientras que invierno bastará con una vez a la semana. El clima y la especie influyen mucho en este aspecto.
- Regadera. Utiliza siempre las de agujero fino. Hazlo despacio porque la idea es que se empape todo el sustrato al igual. Comprueba que el agua sale bien por los agujeritos de la maceta.
- Encharcamientos. Mejor no llegar que pasarte. Encharcar la tierra y la bandeja trae consigo hongos que podrían acabar con tu planta.
- Agua. Si la corriente tiene muchas sales prueba con agua embotellada de mineralización débil o incluso la de lluvia.
¿Qué necesita un bonsai para vivir?
Este pequeño árbol necesita que lo podes regularmente. Existen dos tipos de poda para los cuales necesitas buen ojo y un cortador de ramas o cortador cóncavo.
- De mantenimiento. La poda que sirve para mantener el árbol pequeño y favorecer el crecimiento de nuevos brotes.
- Estructural. Tipo de poda que moldea el árbol y destaca sus cualidades estéticas.
¿Cuál es el lugar ideal para un bonsai?
Básicamente uno con exposición solar al aire libre con riego sin encharcar y mucha paciencia. Además, el sustrato es muy importante y, en este caso, el más utilizado en el cultivo de bonsáis es la akadama. Esta arcilla granular de origen volcánico que se encuentra en Japón conserva más tiempo la humedad y es ideal para cultivar plantas que necesitan mucha agua, pero sin que llegue a estar encharcada. Se puede utilizar sola o mezclada con otros sustratos, como tierra volcánica, grava o gravilla.
- Época. El abonado de un bonsái es muy delicado y al principio es mejor dejarse asesorar por los profesionales de los centros de jardinería. Suelen abonarse cada dos semanas en otoño y primavera.
- Tipo. El abono adecuado para bonsáis suele ser pobre en nitrógeno. En general los abonos orgánicos son más completos que los químicos y los sólidos son más seguros que los líquidos, al menos en el sentido de que es más difícil poner más de la cuenta.