El pueblo más bonito de España para ir en junio según National Geographic está en Mallorca y rebosa encanto

Llega junio y ya estamos nerviositas porque la temporada de verano está a la vuelta de la esquina. ¡Qué ganas de hacer la maleta, coger nuestros modelitos más frescos, unos cuantos botes de crema y los bikinis que más nos gustan e irnos a cualquier parte a disfrutar de las esperadas vacaciones! 

Si todavía no sabes exactamente a dónde dirigir tus ganas de sol y playa, estás de suerte porque la revista Viajes National Geographic acaba de escoger cuál es el pueblo más bonito de España al que viajar este mes de junio y no nos puede gustar más. Está en Mallorca y se llama Valldemossa. 

Mallorca ha pasado a ser en los últimos años uno de los destinos preferidos tanto por nacionales como internacionales para ir a pasar unos días de vacaciones. Y es que no es para menos porque esta tierra aguarda entre sus tesoros todo tipo de placeres y es una apuesta segura si quieres descansar y desconectar de todo.

Más allá de las calas y playas de Mallorca, está la cara B de la isla, de la que es representativa Valldemossa, en plena Sierra de Tramuntana, esa columna vertebral geológica que en sí misma constituye una isla dentro de una isla. 

Desde Palma de Mallorca, solo tienes que coger el coche y conducir los 20 kilómetros que separan Valldemossa de la capital baleárica, y tras recorrer curvas y avanzar entre sube y bajas, llegarás a este precioso pueblito. Durante el camino verás huertos, campos de cultivo y grandes olivos que te adelantan el tipo de paisaje que te aguarda en el destino. 

5 motivos por los que visitar valldemossa en junio

1. Para escuchar a la luz de los atardeceres de verano las melodías más famosas de Chopin en el Festival Pianino.
2. No hay época mejor para visitar la Sierra de Tramuntana que junio, ¡está preciosa!
3. Para celebrar en el pueblo de Deià un San Juan muy distinto y especial. 
4. Porque si queremos evitar las hordas de turistas es el momento ideal para disfrutar del verano sin ese agobio.
5. Porque no se nos ocurre un lugar mejor para disfrutar de todas las delicias del verano que en los pueblos de Mallorca.

la historia de valldemossa

No muchos conocen esta historia, y quizás aparte de los habitantes de Valldemossa, pocos mallorquines más sepan que dos grandes figuras históricas habitaron y pasearon por las calles de este pequeño pueblo de la Sierra de Tramuntana.

En noviembre de 1838, Valldemossa era testigo de la llegada de dos grandes personajes que años más tarde pasarían a ser conocidos a nivel mundial por sus dotes artísticas y creativas. Estas dos personas fueron nada más y nada menos que el compositor polaco Fryderyk Chopin y la escritora francesa George Sand, que por esa época eran pareja, y que pasaron una temporada en la cartuja del pueblo, ahora Real Cartuja, buscando remedio para la enfermedad de la tuberculosis, tan común en ese momento.

Sand escribió un libro que se tituló Un invierno en Mallorca y, en contra de lo esperado, la escritora se convirtió en la primera prescriptora de Mallorca. Desde entonces, Valldemossa vive su particular idilio con el turismo.

¿Qué ver en Valldemossa?

La torre de la cartuja de Valldemossa recorta la silueta del pueblo desde lejos, así que no hay perdida para llegar a ella. Funciona a modo de faro y destaca en ella unos preciosos azulejos verdes.

Aparte de la Cartuja, el conjunto monumental del pueblo está formado también por el antiguo palacio residencial del rey Sancho I de Mallorca que data de 1309, la iglesia neoclásica en cuyo interior hay frescos de Bayeu, el claustro de los cipreses, la antigua farmacia de los cartujos y las habitaciones de la Celda Prioral. 

Sin embargo, callejear entre las paredes empedradas del pueblo ya tiene suficiente encanto en sí. En este agradable paseo te encontrarás placitas, recovecos y unas casas con una estética floral de lo más encantadoras.

Por último, y no por ello menos importante, el toque gastronómico nos lo encontramos en Ca’n Molinas, un lugar de auténtico peregrinaje entre aquellos que les guste el bollo típico mallorquín. ¡No te sorprendas si hay colas!

El puerto de Valldemossa

Sabemos que un pueblo de verano sin playa como que le falta algo, pero es que Valldemossa resulta que también tiene puerto. Aquí, podemos ver algunas pequeñas embarcaciones deportivas, y aunque para llegar es un tanto peliagudo por una carreterilla llena de curvas, la recompensa de ver atardecer desde la terraza del Restaurant Es Port, no tiene precio.