El otro día me robaron el móvil en el metro, y cuando me di cuenta creo que tuve un ataque de ansiedad. Lo pasé fatal, tan mal, que me asusté de mi reacción. Se me juntó la sensación de injusticia total por ser víctima de robo con el miedo a perder fotos, contactos, chats... ¡y encima que alguien viese mis cosas! ¡En el móvil llevo toda mi vida! ¿Crees que tengo una adicción? ¿Cómo puedo superarla?

Querida amiga: sin el móvil ¡la vida sigue! Hemos hecho de él una extensión de nosotros mismos, parece que si se nos pierde o nos lo roban el mundo se para. Estamos cada vez más enganchados a un aparato. Pero recuerda: es sólo un móvil. Es incómodo no tenerlo, pero no pasa nada más. ¿Cuántos años ha vivido el hombre sin el móvil? ¡Miles! Y aquí estamos. Así que no es en absoluto es necesario para la vida. Tu misma habrás pasado años y tiempo de tu vida sin él, y estoy seguro que has sido feliz en ocasiones. No lo tenías, no lo necesitabas.

Aprovecha tu situación para descansar de lo tecnológico y centrare en el aquí y en el ahora

Es un accesorio, y como tal deberíamos pensar en él. Un objeto, ¡nada más! Cuanto más nos aferramos a cosas materiales, más necesidades absurdas nos creamos. El problema no es el móvil, ni tan siquiera que te lo roben; el problema es lo que te estás diciendo sobre lo que te ha pasado. Creo que puedes ver este suceso como una invitación a pensar en el uso o el abuso que se hace del teléfono. A poder pensar en cómo nos relacionamos con los demás, y en poder descansar un poco de lo tecnológico un poco, volver a aprender, a distraerse sólo siendo conscientes del aquí y el ahora. Quizás te han robado el móvil para transformarlo en una oportunidad de cambio...