Tengo 34 años y podría decir que me va todo bien: tengo trabajo, salud y pareja. Pero últimamente mi chico me dice que cuento más con mi madre que con él. No es la primera vez que me lo comentan: es verdad que dependo muchísimo de mi madre, le consulto absolutamente todo y necesito su consejo. Quisiera que no fuera así, ¡es muy intenso! Pero me da miedo... ¿qué puedo hacer?

Un buen inicio es poder reconocer esa dependencia y querer un cambio. Muchas veces nos enganchamos a relaciones dependientes y parece que ya no sepamos ni decidir qué ponernos de ropa hasta que no lo consultamos.

Te diría que empezaras a tomar decisiones sin consultarle. Cuando pienses "¿qué le parecerá a mi madre?" o "¿hago bien?" atrévete a hacer lo que tú sientas. Hagas lo que hagas, estará bien. Estarás construyendo tu criterio propio.

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Las primeras veces que lo hagas, puede que sientas un impulso irrefrenable de llamarla y te mientas pensando que es la última vez o que creas que eso que le vas a consultar es realmente importante. En este momento es fundamental que te convenzas de que al decidir tú, mejoras la relación con ella.

Puedes tener una buena relación con tu madre sin ser dependiente.

Cuando aprendes a tomar decisiones, aprendes a tolerar las propias equivocaciones y a tener una mente más flexible, mejor preparada para la vida real y más sana.

Si consultas tanto a otra persona, puedes acabar olvidando tus propias preferencias. Puede que tu madre sea buena consejera, pero no eres tú y tú tienes capacidad para decidir, solo hace falta que te entrenes. Valora si lo que vas a decidir es bueno para ti y si es tan tan importante. Al quitarle fuego al asunto, es mas fácil verlo claro. Nada es tan terrible, ¡amiga!