¿Te gustan la buena cocina japonesa y los restaurantes decorados al detalle, donde parte del encanto reside en ver y ser visto? Entonces no te puedes perder Salvaje. Situado en la capitalina calle Velázquez, 96 (en el espacio que antes ocupaba Arts Club), viene avalado por su éxito en Bogotá, Ciudad de Panamá y Miami. En pocos meses se ha convertido en un referente de la escena de ocio madrileña, gracias a una propuesta gastronómica original, con muy buen producto y un ambiente sobresaliente.

La puesta en escena

Uno de los puntos fuertes de Salvaje es su decoración, obra de la firma madrileña Black Lemon Studio y protagonizada por grandes jaulas, un rinoceronte dorado situado sobre la barra y suspendido en el aire, paredes cubiertas de espejos, ladrillo visto, papel pintado y esculturas variadas. Un DJ ameniza las veladas pinchando muy buena música, adecuada para comidas y cenas. Todo ello unido a un gran servicio, consiguen recrear una escenografía elegante, cosmopolita y sensual.

resturante japonés de moda

La cocina

Es de esencia japonesa con toques de fusión y una técnica contemporánea, muy trabajada y enfocada a extraer el máximo sabor a una materia prima de mucha calidad. Al frente de su equipo de cocina -y del del resto de sucursales- se encuentra Fermín Azkue, nacido en Venezuela de padre vasco. Él ha trabajado en los mejores restaurantes de Europa –incluyendo algunos estrellas Michelin–, en la exclusiva isla de Saint Barth, y posteriormente en Panamá, donde inauguró el primer Salvaje.

En Madrid ha diseñado una carta que tiene su base en los pescados y mariscos del Cantábrico, el Atlántico y el Mediterráneo –de donde llegan los bogavantes, carabineros, pulpo, ostras, vieiras, lubina, gamba roja, erizo de mar y los percebes en temporada– y en otros productos nacionales como setas, trufa negra, verduras, vaca rubia gallega… Sin olvidar otros productos fabulosos de la gastronomía internacional como el king crab, soft crab y snow krab, el wagyu japonés de la mejor calidad o las especias, fermentados y macerados japoneses como el kimchi y el umeboshi. Utiliza con frecuencia al soplete para resaltar la grasa del pescado, los ahumados con distintos tipos de maderas aromáticas y los marinados.

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¿Qué tienes que pedir?

Entre sus especialidades más demandadas destacan:

  • Los originales rolls Dinamita: rellenos de cangrejo, envuelto en hoja de soja y acompañado de mantequilla trufada que están realmente buenísimos.
  • El spicy salmón: relleno de salmón, cebollino, aguacate, un toque picante, y aderezo de maracuyá y anguila.
  • Toda la gama de niguiris y sashimis que incluyen diferentes cortes de atún bluefin y salmón de Noruega.
  • El dumpling de bogavante que está delicioso.
  • La coliflor con puré de coliflor ahumada (todo un descubrimiento).
  • Los carabineros a la robata con holandesa de yuzu.
  • Los dumpling de hongo maitake.
  • Demiglass de res y crema trufada: uno de los bocados estrella de la casa.
  • Excelente salmón noruego y buen bacalao negro con emulsión de umeboshi.
  • Otros platos interesantes que hay que probar: la anguila japonesa de agua salada a la robata en salsa teriyaki, rodaballo a la robata (para dos), el wagyu A5 fileteado con arroz al wok, caviar y huevo cocido a baja temperatura, el cordero glaseado con salsa teriyaki, el aguacate trufado con salsa ponzu al grill o las papas trufadas confitadas.
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La presentación de los postres es todo un espectáculo; en el apartado de los dulces no hay que perderse el coconut tres leches con coco caramelizado, crema chantilly, lima y helado de dulce de leche; y la tarta de queso cremosa con gel de maracuyá. Respecto a la carta de bebidas, Salvaje cuenta con una interesante oferta de vinos, sakes, champanes y con más de una decena de cócteles de autor.

  • El toque especial. El ambiente, muy buena calidad de los productos y la presentación de los platos porque es asombrosa.
  • El precio medio. A partir de 50/55 euros por persona.
  • Atención a sus nuevas sucursales. ¡Están a punto de abrir restaurante en Barcelona! Y dos más en Madrid: en la Moraleja y en el flamante Four Season.
  • Los hándicaps. Las mesas quizá no tengan la separación adecuada en tiempos de pandemia y se agradecería si rebajasen un poquito el volumen de la música. Todo lo demás merece mucho la pena.
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