A pesar de que Tamara Falcó dio una exclusiva mostrando todos los rincones de su primera vivienda en propiedad, todavía sigue mostrando rincones secretos que nadie, salvo ella y su marido, Íñigo Onieva, conocían. Se trata de su terraza, un espacio plagado de vegetación y sillones cómodos en los que disfrutar del exterior cuando el sol empieza a caer.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva están de celebración. La pareja acaba de cumplir su primer aniversario de bodas y lo hacen enamorados y entregados al proyecto de vida por el que decidieron apostar hace 365 días. El 8 de julio de 2023, la pareja unía sus vidas en matrimonio y lo hacían dejando atrás miedos y mentiras. Tras la infidelidad del empresario y romper su relación, la marquesa decidió perdonarle y otorgarle una nueva oportunidad. Después de aquello, la hija de Isabel Preysler parece de lo más convencida de su vínculo y no se ha arrepentido de dar tan importante paso a su lado.
El primer aniversario de casados de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, en la casa de sus sueños
“Parece que fue ayer cuando nos dábamos el SÍ QUIERO delante de Dios, nuestros familiares y amigos y HOY cumplimos nuestro primer año como marido y mujer. Me llena el corazón de felicidad ver cómo hemos ido construyendo nuestro hogar juntos. Te quiero mucho, mi amor @ionieva 🤍 Por muchos años más brindando juntos”, le dedica en redes. Tamara Falcó habla de su hogar, una casa que, curiosamente, compró ella sola y está solo a su nombre. La joven hizo toda la transacción en el peor momento de su crisis con Onieva, así que decidió que ese piso, diseñado por uno de los arquitectos más prestigiosos del país, Joaquín Torres, sería cosa solamente de ella. La gran inversión de su vida, pensó.
Tamara Falcó siguió el consejo económico de uno de los grandes pilares de su vida, su hermana Chábeli, que está acostumbrada a comprar casas, disfrutarlas y, después, a venderlas. Un comportamiento que, en algunas ocasiones, se ha traducido en una gran inversión económica para ella; puesto que las remodela, las pone a punto y después puede venderlas y sacarles un buen pellizco extra. De hecho, tal es su afición, que, dentro de poco, estrenará su propio programa de reformas en TVE.
Tamara Falcó desvela cuál es el espacio favorito de su nueva casa
La marquesa se compró la casa de sus sueños. Estaba muy cerca de Puerta de Hierro, del chalet de su madre; poseía vistas a la Casa de Campo y a la Dehesa de la Villa y a pocos minutos en coche del centro. Una última planta que cuenta con una espectacular terraza que, sin duda, le hizo inclinar la balanza hacia el 'sí'. Un espacio construido en doble altura, del ahora ha mostrado un pedacito a través de sus redes sociales.
“Es mi parte favorita de la casa”, le contó a la revista AD, donde mostró su hogar en exclusiva. “Tener mi propia piscinita, con vistas al Pardo, viendo un atardecer… la verdad es que es un auténtico lujo”. Y es que en la historia que ella ha compartido en redes se aprecia la zona de descanso, compuesta por los sofás en tonos claros, rodeados de vegetación, así como la escalera de caracol que conduce a la piscina privada que enamoró a Tamara nada más ver el dúplex.
El gran disgusto de Tamara Falcó con su dúplex
Pero, a pesar de lo feliz que le ha hecho su propia casa, también le ha proporcionado algún que otro disgusto. Y es que, a pesar de que el piso contaba con un diseño espectacular, Tamara lo quiso reformar de arriba abajo para que la vivienda quedara cien por cien a su gusto y estilo. A la hija de Isabel Preysler no terminaba de encajarle la propuesta que habían realizado los arquitectos y, junto a su equipo de interioristas, ideó el entorno de sus sueños. Esta decisión no fue bien recibida por Joaquín Torres, que no dudó en tacharla de que "no tenía criterio estético".
El gran problema de Tamara Falcó no era solo que deseaba unos interiores exclusivos para ella, sino que le aterraba que, al vivir en un último piso completamente acristalado, perdiera gran parte de su privacidad. El arquitecto trató de tranquilizarla, asegurando que el inmueble contaba con cristal oscuro, que permite ver desde dentro; pero no a la inversa, por lo que su intimidad quedaba completamente salvaguardada. El problema venía cuando esta salía a la terraza de 187 metros cuadrados, uno de los grandes atractivos del dúplex. A la ‘socialité’ le empezó a invadir una sensación de desprotección y mandó construir un jardín vertical que, además de añadir frescura al espacio, le brindaba más seguridad. La marquesa de Griñón encargó este 'jardín secreto' a uno de los estudios de florístería de más renombre de la capital, Floreale, para que se encargara de proporcionar al espacio de un estilo romántico y bucólico; y que, además, supusiera un 'blindaje' ante las miradas indiscretas.