Las novias de Felipe VI fueron aireadas por todos los medios. Y, eso, que estas debían ser secretas. Pero ni así. Todo el mundo ansiaba conocer cuáles eran las mujeres con las que se andaba ilusionando el príncipe y acabamos sabiendo todo sobre ellas. Pero, con los amores de las infantas, ocurrió algo diferente. Los primeros novios de Elena y Cristina parecían algo casi tabú.
De hecho, tardamos treinta décadas en conocer que la hija mayor de Sofía y Juan Carlos había estado enamorada de uno de los grandes nombres de la aristocracia patria, Cayetano Martínez de Irujo, hijo de la duquesa de Alba.
En 2019, el conde de Salvatierra hizo público su romance secreto con Elena de Borbón. Los dos jinetes habían mantenido un romance en los años 80; que acabó de manera abrupta y por la recomendación de la niñera de él.
El noviazgo de la infanta Elena y Cayertano, una relación secreta que fue orquestada e incitada
Las memorias de Cayetano Martínez de Irujo, ‘De Cayetana a Cayetano’, desvelaron que el conde y la infanta habían sido pareja durante tres meses. Cuando se hizo pública esta relación, Elena se sintió humillada y vendida por su antigua ilusión. Afortunadamente, la molestia le duró poco y perdonó al hombre que ha acabado convirtiéndose en un buen amigo.
Su noviazgo, como no podía ser de otra manera, surgió gracias a la afición que les unía, y que sigue haciéndolo: la hípica. Entre sillas de montar, herraduras y pantalones ajustados, surgió este flechazo, en parte, guiado.
“La tenía muy cerca en el ambiente hípico y en tres meses me di cuenta de que no estaba preparado para salir de una celda educacional tan fuerte como la mía para meterme en una mucho mayor", dijo en 2023 a Risto Mejide, en una de sus entrevistas más íntimas.
En ‘Viajando con Chester’, el hijo de la popular duquesa no dudó en afirmar que se había acercado a ella “por recomendación” y por “patriotismo”. Cayetano Martínez de Irujo recordó cómo fue aquella reunión privada con alguien cercano a su familia, de quien prefiere no desvelar el nombre. Este 'celestino' secreto le recomendó que debía mostrar cierto interés por la hija mayor de Juan Carlos, con la que compartía tantos intereses y a la que, además, la unía una “responsabilidad histórica”.
Él obedeció y empezó a buscar esos encuentros fortuitos, en los que los dos pudieran compartir charlas y pequeños momentos íntimos. Así fue cómo se fraguó esta relación que el novio tachó de “pasional” y que propició ilusiones y alegrías a ambas familias.
Los reyes, encantados con el romance
Porque sí, tanto los Borbones como los Alba parecían de lo más motivados con el acercamiento. Quizás, más que los propios novios. Para la familia de ella era una suerte que la mayor de los tres hermanos emparentara con uno de los clanes de más rancio abolengo del país; mientras que, para la duquesa, aquello eran palabras mayores. ¿Su hijo pequeño? ¿Con una infanta? ¡Aquello era el sueño de cualquier amante de las sagas aristocráticas!
Juan Carlos, que siempre ha mantenido una relación muy estrecha y cómplice con su hija Elena, estaba al tanto del romance de los jóvenes, por eso, un día que coincidió con Cayetana de Alba en un acto, y con la mayor naturalidad del mundo, le gritó con entusiasmo: "Oye, ¡qué vamos a ser familia!". Pero jamás se cumplió tan noble predicción.
A pesar de que, desde fuera, todo parecía marchar a las mil maravillas; Cayetano Martínez de Irujo empezó a agobiarse y sintió que no estaba preparado para comprometerse de esta manera y, mucho menos, para entrar a formar parte una de las instituciones más encorsetadas. En su entrevista, no dudó en tachar de “celda” este futuro que le esperaba si seguía adelante con su amistad especial con Elena.
Agobio y un consejo que le hizo abrir los ojos
Esto, sumado, al consejo que le dio su niñera; empujaron al jinete a tomar la decisión más dolorosa de todas, pero que, a la larga, fue la mejor para ambas partes. “Era muy seductor para todo el mundo de alrededor. Entonces tuve la fuerza de decir: ‘Esto no es lo mío’. No era lo que yo buscaba. Dentro de mi confusión interna, había cosas que tenía claras. Siempre he tenido mucho carácter, en eso me parezco mucho a mi madre”, contó a Risto.
¿Y qué era lo que no le hacía verse ahí? Su posición en la pareja. “Mi ‘nanny’ me decía que no había nacido para ser un segundón”. Él tenía claro que, de ninguna manera, quería ostentar el título de “marido de infanta”. No había sido criado para eso, y su niñera así se lo repetía. No era papel para alguien como él, decidido y con tanto carácter.
Quizás esa mujer encargada de sus cuidados, de la que él siempre habla con tremendo cariño y aprecio, fue de las pocas voces de su entorno que no le empujaban en dirección a Elena. Solo hubo otra persona que logró mantenerse imparcial en todo este romance de conveniencia: su hermana, Eugenia. La duquesa de Montoro no intervenía ni para alentarle, ni para quitarle esa idea de la cabeza. La menor de los Alba entendió que el único que debía manejar su propia vida era Cayetano y había que dejarle libertad para que él, sin agobios ni presiones de ninguna clase, tomara sus propias decisiones. Así deseaba que lo hicieran con ella, por lo que esta fue la primera que empezó a ponerlo en práctica en su entorno.
Una ruptura amable y dos vidas diferenciadas
Su romance acabó en los mejores términos posibles. Su romance no podía prosperar porque cada uno buscaba una cosa diferente; así que tras una conversación en la que todo quedó claro; los que fueran novios durante tres meses se dieron la mano y entendieron que era mejor que continuaran solo como amigos. Desde entonces, han seguido fieles a esta decisión; él siempre ha tenido buenas palabras para la infanta Elena y, cuando coinciden en actos, la mayoría relacionados con el mundo de la hípica, siempre se muestran cercanos, distendidos y amables.
A cada uno la vida les deparó diferentes caminos. Elena, en 1993 y en París, conoció a Jaime de Marichalar. La pareja se dio el 'sí quiero' en una fastuosa boda sevillana en abril de 1995 y tuvieron dos hijos en común. La relación tuvo un final amargo y acabó en ruptura y posterior divorcio en 2007; tras varios años alegando que entre ellos lo que existía era un “cese temporal de la convivencia”.
Por su parte, Cayetano Martínez de Irujo fue considerado el gran ‘playboy’ de los años 90. Le conocimos varias novias, algunas de ellas muy famosas, como Mar Flores, a quien llevó a la boda de su hermana Eugenia; hasta que en el año 2000 conoció a Genoveva Casanova con quien tuvo sus dos hijos. La pareja, a pesar de no estar junta, mantiene una gran relación. Desde hace 8 años, el jinete comparte vida con Bárbara Mitjans, con quien guarda una importante diferencia de edad, más de tres décadas, pero que, asegura, jamás ha sido impedimento para entenderse y crear un sólido proyecto de vida juntos. "No daban dos duros por nosotros, pero esto se va consolidando. En cuanto a tener hijos con ella, no lo sé, pero yo estoy abierto a todo. Ella se merece todo. Y si todo sigue en la dirección que va... Antes no estaba abierto, pero ahora sí", ha llegado a manifestar el conde.