Cuando Javier Cámara se sentó con Mara Torres en su programa de radio ‘El Faro’ escogió como pseudónimo UF. Y, cuando explicó el motivo, se le enrojecieron los ojos por las lágrimas. “Son las iniciales de mis dos hijos”, dijo bebiendo agua para poder continuar con la entrevista.
Javier Cámara ha construido una auténtica cámara acorazada que protege su vida personal. Es uno de los actores más queridos por el gran público, de ahí el enorme interés que puede despertar entre sus seguidores. Muchos han crecido con sus papeles y personajes; y ansían conocer más de este hombre con la sensibilidad a flor de piel. ¿Qué se esconde detrás de los guiones y los libretos?
El lado más secreto de Javier Cámara
Solo Javi. Un hombre de 57 años a quien, tras convertirse en padre, la vida le mostró que podía tener prioridades distintas. El actor tiene dos hijos de 7 años, que vinieron al mundo a través de un vientre de alquiler. “Estuve pensándolo mucho y miramos mucho. Yo tenía muchas dudas también, hasta que se fueron aclarando, viendo, entendiendo, sorprendiendo, conociendo, flipando, diciendo 'ostras', llorando y construyendo”, le dijo a Carlos del Amor en ‘La matemática del espejo’; donde habló como nunca antes de este proceso.
Sabemos poquísimo de su vida privada. Apenas una pincelada y solo lo que él nos ha dejado que entreveamos. Lo hace para proteger lo que más quiere, su parcela privada, donde construye el proyecto que más ilusión le hace y al que más mimo, cuidado y atención dedica. Y no lo hace en solitario.
Su familia, explica, no es la que uno está acostumbrado. “Somos una familia de mucha gente, no solo somos 4, somos más, y es extraño de explicar”, dijo hace unos años, aludiendo a todas las personas que estaban involucradas en la crianza de los pequeños.
¿Quién es la pareja de Javier Cámara?
Una familia de muchos miembros, cuenta. Pero la idea de formarla partió únicamente de dos personas, de él y de su pareja. Junto a este hombre misterioso, completamente ajeno al mundo de la farándula, sopesó todas las opciones, los inconvenientes y los puntos fuertes y, finalmente, llegaron a la conclusión que la gestación subrogada iba a ser el medio a través del cual harían realidad su sueño.
Del otro padre de sus hijos apenas ha contado nada. En el programa de La2, supimos que trabajaba como profesor. Lo contó de la manera más natural posible; relatando cómo le dijo a su pequeña cuál era su profesión. “El otro día le dije a mi hija: ‘Cariño, bueno, nada, que yo hago películas, soy actor’”, un comentario al que la niña no le dio ninguna importancia y contestó: “sí, pero mi otro papá es profesor”.
Fue de esta entrañable manera en la que el intérprete de ‘Vota, Juan’ desveló a la audiencia que no era padre soltero ni se encontraba solo en la tarea de criar a sus dos vástagos. “A mi hija le chupó un pie que yo fuera actor. Para ella era más importante que su otro papá fuera profesor porque se pasa la vida rodeada de ‘teachers’”.
"Ser padre me ha hecho ser más frágil"
Tanto Javier Cámara como su compañero de vida tienen muy claro cuál es su prioridad a la hora de criar: acompañar acompañar y acompañar. Caminar de la mano de su dos pequeños que descubren el mundo por sus propios ojos y estar ahí siempre que estos los necesiten. “Lo hacemos como el culo”, decía entre risas en ‘La matemática del espejo’, restándose importancia, “yo no tengo ni idea, pero intentamos al menos que tengan su alegría, su disfrute y que sus frustraciones las gestionen con nosotros de la mejor manera posible”.
Reconoce que haber traído dos niños al mundo le ha hecho sentirse más frágil y vulnerable. No le gusta nada el futuro que podría depararles a las generaciones venideras. Una vida más “agresiva”, aseguró en el programa de la cadena pública; por lo que no puede evitar sentir cierta pena al respecto.
Javier Cámara ha tomado la determinación de hablar poco de la parte más importante de su vida. De este modo, la protege. Solo menciona detalles muy concretos que no les comprometa. Así, también les entrega la posibilidad de que sean ellos mismos, el día de mañana, dueños de su propio relato y puedan hacer con él lo que deseen, bien compartirlo con el resto, bien atesorarlo solo para su círculo más próximo. Un verdadero privilegio que, sin duda, habrán aprendido de su propio padre.