Conseguir una buena relación entre suegros y suegras, y nueras y yernos, no es una tarea demasiado sencilla. La disparidad de edades, de caracteres y la búsqueda de libertad, por parte de los jóvenes, así como de la lucha por lo que consideran mejor, por parte de los más mayores, hace que este tipo de relaciones conlleven alguna que otra tirantez. Si no, que se lo digan a Isabel Preysler que, aunque es una de las mujeres más discretas y educadas de España, incluso con su propia familia, también ha tenido alguna que otra desavenencia con sus yernos. Algo que viene de lejos.
Ahora es notorio que la relación de la filipina con Íñigo Onieva, el marido de su hija Tamara Falcó, no es tan cercana y fluida como sería deseable entre una suegra y un yerno, que aunque comparten el amor por la chef, parece que no son los mejores amigos. Pero no es la primera vez que Isabel Preysler se enfrenta a tener poco feeling, e incluso desavenencias, con alguno de sus yernos. Se podría decir que hace más de 30 años que Ricardo Bofill, el exmarido de su hija mayor, Chabeli Iglesias, anduvo, para que Íñigo ahora pueda correr.
La historia de amor de Chabeli y Ricardo Bofill
Ricardo Bofill hijo y Chabeli Iglesias fueron la pareja del momento en los años 90. Todo comenzó como una historia de amor perfecta, digna de un guion de telenovela protagonizada por millonarios: guapos, jóvenes, y rodeados de lujo. Él, un apuesto arquitecto de familia aristocrática y ella, la primogénita de la dinastía más famosa del espectáculo, hija de Julio Iglesias e Isabel Preysler.
Ricardo Bofill Junior fue un perfil tremendamente seguido, polémico y curioso del mundo del corazón en los años 90 y 2000. Pertenecía a esa categoría de famosos denominados “hijos de” (al igual que la propia Chabeli), que dotaba a la prensa del corazón de un personaje poliédrico que lo mismo hablaba sobre su nuevo proyecto como arquitecto, que con una nueva y polémica trama amorosa. Si ya eran famosos en solitario, cuando decidieron comenzar su relación, los focos de la prensa amarilla los iluminaban sin parar. Según explicó José Confuso, el director digital de Lecturas, “No es de extrañar, claro, que cuando coincidió con aquel alocado Ricardo Bofill en un viaje a Marruecos a principios de los 90 se quedase prendada. Tenía entonces tan solo 22 años”.
Una boda complicada
Ellos no se escondían, al revés, potenciaban esa fama y la disfrutaban por completo: asistían a las fiestas más exclusivas, posaban sonrientes en los eventos de la alta sociedad y no había revista que no hablara de ellos. Su historia de amor estaba llena de momentos apasionados y apariciones públicas que los convirtieron en la pareja del momento.
Finalmente, se casaron el 11 de septiembre del año 1993, Sant Just Desvern, en el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill padre. Aunque estuvo a punto de no ser posible porque, como explicó la propia hija del cantante: “El día de mi boda con Ricardo Bofill mi padre me dijo: ‘Chábeli, tengo el avión a diez minutos de aquí; nos vamos todos y les dejamos con la boda’”. Las portadas tildaron la ceremonia como “la boda del año”. En ella aparecían, muy sonrientes, además de los novios, sus padres: los de ella, definiendo el mundo de la farándula, y los de él, representando el mundo del diseño. Había un punto de interés añadido a esa foto histórica, y es que Isabel Preysler y Julio Iglesias volvían a posar juntos años después de separarse.
Separación exprés y alivio para Isabel Preysler
Aunque el amor no duró mucho más tras la boda, ya que el matrimonio se separó poco año después del año de casarse - concretamente 17 meses - alegando incompatibilidad de caracteres, y diciendo que había sido de mutuo acuerdo. La propia Chabeli lo explicó así: “Lo que Ricardo quiere es una vida muy diferente a la que yo quiero. Yo soy muy casera y Ricardo es un gran bohemio”. Aunque la historia de Ricardo y Chabeli sigue siendo recordada como uno de los romances más icónicos de la prensa rosa de aquellos años, lo cierto es que esta separación fue un alivio para Isabel Preysler, puesto que no había mucho feeling ni gran relación entre suegra y yerno debido a sus dos formas tan diferentes de ser. Ella era un ejemplo claro de discreción, recato y educación. Él era un showman con toque descarado, bohemio y un poco bocazas. Esa relación estaba condenada al fracaso.
Ahora, más de 30 años después, Isabel Preysler se vuelve a enfrentar a un yerno, algo polémico. Mientras el marido de su hija Ana Boyer, Fernando Verdasco, es todo un gentleman sin mácula; Íñigo Onieva ha tenido algunas que otras polémicas que habrían conseguido que se distanciara un poco de su suegra.
El “encanto” de Ricardo Bofill en los 90
Nacido en 1965 en una familia que respira diseño, siendo hijo arquitecto Ricardo Bofill Leví y de la diseñadora italiana Anna Maggiora Vergano, rápidamente captó el interés de la prensa rosa por su naturalidad. Perteneciente a la clase alta, y tremendamente bien rodeado, el perfil de Ricardo Bofill interesaba mezclando simpatía, con cierto toque bohemio e incluso “intelectual”. Era una coctelera perfecta para atraer a las socialités de la época y sin duda Chabeli Iglesias no pudo resistirse a sus encantos.
No fue la única, en su listado de conquistas encontramos nombres como el de Paulina Rubio, Ana Turpin, Marta de Vilallonga. Ahora Ricardo Bofill está “casi desaparecido” y su presencia en la prensa es puntual, donde cada varios años concede alguna entrevista donde habla sobre cómo superó sus adicciones y los proyectos personales que está ejecutando desde su estudio de arquitectura, que sigue los pasos del enfoque de su padre. “Decidí que no quería seguir siendo famoso”, explicó el arquitecto tras vivir miles de flashes, portadas y entrevistas durante sus años de gloria.