Además de tradición e historia, las monarquías europeas también suponen un elemento indispensable en la configuración política de un país. O no, si han sido abolidas, como es el caso de Francia o Grecia. Pero si se mantiene el trono en activo, como en España, Inglaterra, Países Bajos, o Dinamarca, entre muchos otros, conlleva consigo unas consecuencias institucionales, representativas y sobre todo, económicas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de configurar los presupuestos estatales.
El mantenimiento de una monarquía va indispensablemente unido a un coste económico anual que debe asumir cada país. Y eso ha hecho que el ocuparse de las Casas Reales se haya convertido en uno de los debates más polémicos a la hora de establecer presupuestos cada año, con gente que apoya la institución y ve en ella un valor extra, y otros que ven en la Familia Real un gasto innecesario.
Si analizamos, encontramos algunas monarquías tremendamente costosas que reciben presupuestos millonarios y otras que funcionan y trabajan con asignaciones muchísimo más ajustadas, y esto hace que cada una deba mantener el equilibrio entre tradición, gasto y la percepción pública que se tiene de ellas mismas. ¿Cuáles son las casas reales más caras y cuáles más baratas?
Inglaterra: la más costosa con diferencia
Las casas reales con mayor presupuesto están lideradas, como no podía ser de otra manera, puesto que es la más famosa del mundo, por la monarquía británica. El Reino Unido asigna una cantidad significativa de dinero a la Casa Real, conocido como el "Sovereign Grant".
Para el año fiscal 2023-2024, este presupuesto fue de aproximadamente 86,3 millones de libras (unos 100 millones de euros), que cubre todos los gastos oficiales de la institución, desde los personales a los profesionales. Y este presupuesto va a más, puesto que, según el medio británico ‘The Standard': "Este presupuesto aumentará a £124.8 millones en 2025, debido a una subida en los fondos destinados al mantenimiento de propiedades”. Esta cantidad es estratosférica, pero el motivo es debido a la importancia histórica y la visibilidad global de la monarquía británica.
Plata y Bronce en el ranking
En segundo lugar, encontramos otra que no nos sorprende, ya que, a pesar de ser un país mucho más pequeñito, se intensifica muchísimo su “glamour”. Estamos hablando de la Casa Real de Mónaco, puesto que la familia Grimaldi recibe un presupuesto anual que ronda los 50 millones de euros.
Parece mucho menos al contar que es la mitad que los británicos, pero también la importancia del país es considerablemente menor. Y aquí, este dinero parece que va más enfocado a mantener su elevado estilo de vida, la organización de eventos de alto perfil y la promoción del país como un destino turístico y financiero, que como representación institucional.
Un poquito por debajo de Mónaco, con 45 millones de euros al año, encontramos la Casa Real de los Países Bajos, donde Guillermo y Máxima de Holanda desempeñan un papel fundamental de representación para todos los holandeses, que sienten gran afecto por sus monarcas.
Quizá podríamos decir que son los reyes más queridos en su propio país. La monarquía neerlandesa también es conocida por su transparencia respecto al uso de estos fondos, publicando informes anuales detallados.
Monarquías de gama media
Muy por debajo de este “top tres de monarquías de lujo” encontramos varias que se mueven en un presupuesto muy similar, pero que podríamos tildar como “medio”. Entre ellas están la Casa Real de Suecia, que recibe aproximadamente 13 millones de euros al año; la sigue la Casa Real de Noruega, que maneja un presupuesto anual de unos 12 millones y justo a la zaga encontramos la Casa Real de Bélgica, que tiene un gasto aproximado de 11 millones de euros al año.
España, la más modesta
Según hemos podido conocer gracias al proyecto de transparencia de la Casa Real Española, el presupuesto anual asignado a la Casa Real Española para el año 2024 fue de 8.431.150 euros, la misma que en el pasado 2023 y 2022. Este importe está recogido en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, que establece los fondos para el sostenimiento de la Familia Real y sus actividades oficiales cada año, en función de los compromisos o necesidades que alega la familia real.
Desde la llegada de Felipe VI, cuando limitó muchísimo los miembros en la denominada como “Familia Real oficial” y apretó la cartera a la institución, se ha reducido mucho la asignación presupuestaria para la institución.
Según explica la propia Casa Real, “Este presupuesto cubre los salarios del personal, gastos de funcionamiento, protocolo, viajes, y otros costos operativos”. “De los miembros de la familia real, solo tres tienen un sueldo, según los datos que se pueden ver en el portal de transparencia de la monarquía. Son el propio Rey Felipe VI, con una retribución anual de 270.609,60 euros; la reina Letizia, con 148.826,44; y la reina Sofía, con 121.776,14”, explica Raquel C. Pico, en Divinity.
Se convierte así la nuestra en una de las monarquías más baratas de Europa. Se encuentran tras ella, por ejemplo, la Casa Real de Liechtenstein, que no recibe ninguna aportación pública y se gestiona con su fondo patrimonial y fortunas familiares.
El plan de transparencia real
La mayoría de las Casas Reales, y gracias a la evolución en el control de los presupuestos del Estado, se han adaptado a las demandas de transparencia de la sociedad moderna y digitalizada. Por lo que, además de reducir sus presupuestos anuales, también los muestran públicamente y sin tapujos, para que todos conozcan en qué se gasta el dinero la Corona.
Hay que tener en cuenta que los presupuestos de las Casas Reales no son fijos, y varían considerablemente entre ellas según factores como el tamaño de la familia, el número de residencias oficiales, las actividades de representación y el grado de financiación pública.
Dependiendo de cada familia, hay algunos ‘royals’ que gastan más que otros. En algunos casos, los fondos asignados se justifican con los beneficios económicos indirectos que las monarquías aportan a sus países, como el turismo y la promoción cultural - que se lo digan a Isabel II si no ha generado muchísima riqueza únicamente vendiendo merchandising, por ejemplo - o los acuerdos internacionales que se firman gracias a su intervención.