Dicen que una vez al año no hace daño y Kate Middleton se aplica el dicho cuando de lo que se trata es de otorgar algo de normalidad a las (anormales) vidas de sus pequeños. Los tres niños, George, Charlotte y Louis, adoran comer uno de los platos más típicos de la cocina inglesa y su madre, un relajado día de vacaciones, no pudo decirles que no. La prensa británica ha hecho público cómo fue esta escapada familiar para comer ‘fish and chips’ cuando todos se encontraban veraneando en la costa.
La revista Hello! publicaba que Kate Middleton, en compañía de sus tres hijos, se habían acercado hasta un conocido restaurante local ubicado en Thornham, en Norfolk, para degustar esta especialidad frita que se acostumbra a acompañar de vinagre. Al principio, ni el propietario de Eric’s Fish and Chips y ni los clientes habituales los reconocieron. Todos creyeron estar viendo a una familia más que disfrutaba del famoso pescado con patatas. Pero lo cierto es que no era una familia más.
Kate es una gran fan de la comida 'typical english'. Probablemente, haya sido ella quien les ha inculcado a sus tres polluelos este gusto por los platos ingleses, pues también es conocida la afición familiar por acudir a pubs, donde las especialidades en carta pasan por: judías con tomate, salchichas, huevos a la plancha, champiñones y tomates a la brasa. De hecho, cerca de casa tienen su local de cabecera, donde es extraño verles degustar uno de estos tradicionales menús.
La escapada de Kate en compañía de sus tres hijos
La familia comió y charló animadamente. Haciendo gala de una excelente relación y complicidad. La proximidad de Kate con sus tres hijos es absoluta, algo que podemos apreciar en cada acto público que comparten. Entre ellos no hay nada impostado. Son así en su vida privada. Y gestos tan naturales como esta improvisada comida no hacen más que dar la razón a los que ven en ellos la viva imagen del amor.
Esta se trató de una escapada de Kate a solas con sus tres hijos, sin la compañía de su marido. Una ocasión especial para pasar tiempo ellos solos, puesto que también es importante construir un fuerte vínculo, por separado, con cada uno de los progenitores. Y si ese día el príncipe no se les pudo unir, no fue un problema en absoluto, puesto que pudieron pasar unas horas de calidad almorzando y hablando con su divertida madre.
Una ocasión perfecta para que ella les pudiera preguntar por cómo se enfrentan al próximo curso, cómo lo abordan o, simplemente, cómo se encuentran. Los pequeños dejaron atrás un año difícil marcado por la enfermedad de su madre; una circunstancia que puede afectar a los pequeños e influir en su rendimiento escolar. Por ello, no hay nada mejor que establecer una buena comunicación para tranquilizarles y demostrarles que su madre sigue ahí para ellos y que nada ha cambiado.
Anmer Hall, la casa refugio en la costa de Kate Middleton y Guillermo
Conviene recordar que Kate y Guillermo, quienes durante el curso escolar viven en Adelaide Cottage, pasan los veranos en Norfolk, donde Isabel II, como regalo de boda, les entregó una preciosa casita, Anmer Hall; su refugio a la hora de descansar. Este hogar ha sido fundamental para la familia estos meses desde que se hizo pública la enfermedad de Kate. Su cáncer la ha mantenido alejada de la agenda oficial, centrada en recibir tratamiento y descansar. La princesa ha tenido que pasar por ciclos de quimioterapia preventiva, tal y como ella misma explicó cuando hizo público su estado, tras semanas de especulaciones. Esta casita en la costa fue su primera elección para recuperarse de su intervención y, después, para continuar con su mejoría.
Estas salidas en familia confirman que el estado de salud de Kate Middleton cada vez es mejor, lo que le permite hacer planes que confirman que su vuelta podría estar más cercana de lo que pensamos. Además, con actividades como esta, la princesa de Gales consigue aquello que le prometió a sus pequeños cuando les comunicó que estaba enferma: no tenían de qué preocuparse, todo iba a seguir igual que siempre y ella se recuperaría. Un gesto que pretende dotar de naturalidad y normalidad la enfermedad. Un gesto que seguro que los niños han agradecido enormemente y les ha permitido volver al año pasado cuando todavía no había indicios de la enfermedad de su madre.
Acabar las vacaciones en Balmoral
Tras haber pasado unas semanas en Norfolk, toda la familia cambió de ubicación, trasladándose a Balmoral, el palacio preferido de Isabel II, y que continúa establecido como lugar oficial de descanso de la Familia Real británica. Hasta el castillo escocés se desplazaron Kate y los suyos, donde ha sido vista acudiendo a misa en Crathie Kirk, una pequeña iglesia a la que los Windsor acuden puntualmente cada domingo.
Los hijos de Guillermo y Kate apuran las vacaciones. En los próximos días regresarán a clase, donde volverán a enfrentarse a los retos del nuevo curso. Por su parte, la princesa aún no ha abierto su agenda institucional y continua de baja. Mientras que su suegro, también aquejado de cáncer, hace meses que retomó su actividad, su nuera permanece de baja, salvo puntualísimas excepciones como su asistencia al Trooping the Colour o la presencia en la final de Wimbledon, donde entregó la copa a Carlos Alcaraz, vencedor en la final masculina. Tras este evento deportivo, que tuvo lugar a mediados de julio, Middleton ha estado de vacaciones disfrutando de cada segundo junto a sus pequeños.