Sea invierno o verano, tanto Letizia como Felipe VI acostumbran a ver su calendarios cargado de compromisos. No importa si hace más frío o calor, o si pasan de tener un día vacío de tareas a tener que lidiar con cinco gestiones en una misma jornada. Y hasta en cinco puntos distintos de la geografía distintos. Responsabilidades que atender que van desde la presidencia de actos solemnes, ceremonias de entrega de premios o los tan aclamados viajes de Estado. Esas 'travesías' al extranjero que, en realidad, también nos permiten conocer una faceta no tan socorrida por los Reyes más allá de la interacción con sus homólogos. La cara más pomposa, ya que los últimos diez años de reinado de Felipe han quedado marcados por los principios de naturalidad y austeridad.

Solo así han conseguido paliar una crisis de reputación sin precedentes en la monarquía, aunque cuando traspasan fronteras les cuesta mucho menos abrir el cofre del tesoro familiar. Ese al que desde hace una década tiene acceso total la Reina, y  que alberga unos talismanes cuyo usufructo nos traslada directamente al pasado. Al origen, a los ancestros. A enlaces reales de antaño. A otros tantos momentos que quedan por siempre en los libros de historia de los Borbones. Piedras preciosas en incontables disposiciones, materializadas en todo tipo de joyas. Zarzillos, colgantes, brazaletes... Y las inconfundibles tiaras.

Las tiaras, grandes bazas del joyero de Letizia

Toda ocasión solemne es buena para lucirlas si el evento es propicio en el compendio de eventos que llena la agenda de los Reyes. Sobre todo en esas aclamadas cenas de gala, tengan lugar en Zarzuela o cuando se desplazan al extranjero. Véase la que se dio en el Palacio de Ámsterdam durante su visita a los Países Bajos en abril de 2024. Un banquete que, como tantos otros, acabó por poner en valor el buen gusto para ataviarse de las mujeres. Por encima del de los hombres, por muy soberanos que sean. Pretexto idóneo para que las consortes demuestren sus gracias en materia de seleccionar indumentaria, aunque la cosa no vaya solo de prendas. Es evidente que no pueden faltar las joyas. Esas joyas históricas que pueden marcar la diferencia y dictar sentencia sobre quién gana cada una de estos simbólicos duelos de quilates. Y Letizia sabe muy bien cuáles usar para estar a la altura.

Es sabido por todos los observadores de la Corona que la nuera de Juan Carlos I cuenta en su joyero con las bazas necesarias para impresionar a la audiencia. Piezas de un valor incalculable entre las que suelen destacarse por encima de las demás las tiaras. Las coronas, en el habla popular, que por herencia ha usado Letizia tantas veces. Sería imposible conocer a ciencia cierta cuál es la gran preferida de la Reina, aunque es cada vez menos sorprendente ver que opta por la diadema de la Flor de Lis.

Letizia tiara Flor de Lis
GTRES

Letizia luciendo la tiara Flor de Lis.

Es una de las más emblemáticas entre los Borbones —se transfiere de Reina en Reina— y, de hecho, fue la que lució el pasado noviembre de 2023 durante su viaje oficial a Copenhague. Por otro lado, y en la línea de sus opciones favoritas, puesto que es de las que más le hemos visto desde que aterrizase en la Casa Real, está la tiara Floral.

Letizia
GTRES

Menos socorridas, aunque posibles, son otras opciones como la tiara de conchas, que solo ha lucido en una ocasión, o la tiara de las siete perlas de Cartier, que no ha llevado desde el 2018.

Letizia con la tiara Cartier
GTRES

Letizia con la tiara Cartier.

También menos probable es que apueste por la diadema Princesa de Ansorena, que solo vistió en el 75 cumpleaños de la reina Margarita de Dinamarca, o la tiara Rusa, que en el pasado perteneció a la reina María Cristina, y fue la elegida para el viaje oficial a Holanda antes mencionado.

letizia
GTRES

Como dato, es importante destacar que la mayoría de las opciones disponibles pertenecen, como otras tantas piezas de su joyero, a la colección de joyas históricas 'de pasar' que la reina Victoria Eugenia dejó en su testamento. Sin embargo, no es ese el caso de la tiara Prusiana, que más bien pertenece al cofre de 'casar'. Tan sencillo como que fue la seleccionada para un día tan importante como su boda con el Príncipe de Asturias allá por el mayo de 2004.

Letizia en su boda
GTRES

Letizia con la tiara Prusiana en su boda.

Una decisión nada arbitraria, puesto que es esa la que precisamente lució su suegra, doña Sofía, en su puesta de largo y en su boda con el emérito. Sin lugar a dudas, una de las gemas que más remueven las emociones de la madre de Felipe VI, ya que ella también la heredó de su madre, la reina Federica, que también la lució en su enlace con el rey Pablo. Y aún hay que ir más atrás en el tiempo para conocer su origen, ya que en realidad fue un regalo de bodas del Kaiser Guillermo II a su abuela Victoria Luisa, cuando esta contrajo matrimonio con Ernesto Augusto III.

Más allá de las tiaras: otras armas para 'enfrentarse' a los eventos

No iban a ser todo accesorios para la cabeza. Y no porque Letizia sea una fan acérrima de los complementos, porque no lo es. La cuestión es que su trayectoria dentro de Zarzuela también le ha servido para confeccionar una colección propia que va más allá de las tiaras. Así lo ha demostrado en infinitud de ocasiones pasadas, luciendo otras tantas piezas que recupera de tanto en cuando y según convenga. Véanse los pendientes y collares de chatones, también parte del joyero de 'pasar' de Victoria Eugenia, que pueden presumir de estar entre sus opciones favoritas desde que es Reina.

Letizia con el collar de chatones
GTRES

En el caso de los pendientes, cabe destacar que en el pasado fueron otros los que se erigieron en su elección más recurrente. Concretamente, los que eligió para su boda con Felipe. Cinco diamantes de diferente talla y brillo que, además, fueron un regalo de don Juan Carlos y doña Sofía. A modo de curiosidad, y dejando de lado otros tesoros familiares como el collar de los dos kilos de perlas, es destacable el hecho que Letizia no acostumbra a llevar pulseras en su día a día. En cualquier caso, sí tiene en su guardajoyas una maravilla, elegantísima e ideal, para eventos como el banquete que vivirá en la capital holandesa. Se trata de los brazaletes 'gemelos', que Victoria Eugenia encargó a Cartier para dar una segunda vida a una corona, y que ya le hemos visto lucir, juntos y por separado.