Hay momentos tan especiales que el recuerdo es completamente vívido. En nuestra memoria se queda el tiempo que hacía, el aroma del lugar, incluso qué llevábamos puesto, tanto de ropa como de joyas. No cabe duda de que el día de nuestra boda es uno de estos momentos. Si no, que se lo digan a la reina Letizia, que estos días está celebrando su 20 aniversario de su boda con Felipe VI y seguro que está recordando este día tan especial.
Al igual que ella, nosotros también queremos desempolvar el álbum de recuerdos. Ya vimos el otro día las invitadas mejores (y peores) vestidas. Ahora toca mirar cómo fueron las joyas que Letizia decidió utilizar en ese día tan especial.
Las joyas más importantes
Letizia siempre ha hecho alarde de sencillez. Aunque cuando pensamos en reyes y reinas, y bodas de alto postín, nos viene a la mente un gran artificio y grandes joyas en un evento espectacular, lo cierto es que Letizia quiso ser prudente y natural. Como indican los expertos, debido a que no se realizó un evento al uso de proclamación como reyes de Felipe y Letizia, fue quizá el día de su boda el de mayor ceremonia del cargo y por eso toman un matiz aún más importante.
Una tiara con mensaje
Aquel 22 de mayo del 2004, cuando Letizia salió del Palacio Real camino a la Catedral de la Almudena, todos descubrimos que sobre su velo lucía una tiara muy especial. Concretamente, se trataba de la Tiara Prusiana De estilo imperio, está realizada con diamantes, platino y un gran brillante en el centro con forma de lágrima. Inspirada en el arte griego, también conocido como helénico, tiene referencias a la arquitectura del Partenón e incluso a las hojas de laurel como homenaje a los Juegos Olímpicos.
Con ella quiso lanzar un mensaje de continuidad y de apoyo a los monarcas en aquel momento, Juan Carlos I y Sofía, puesto que es la misma tirara que Sofía llevó en su enlace con el rey de España celebrado en Atenas en 1962. Es un tesoro familiar que, creada por el joyero de la corte alemán, Koch, une “a media Europa”, porque fue un regalo de Guillermo II de Prusia a su hija Victoria Luisa por su boda con Ernesto Augusto III de Hannover. Después pasó a su hija Federica al casarse con el rey Pablo de Grecia y de ahí la heredó la propia Sofía al casarse con el ahora rey emérito. Antes de Letizia, las infantas Elena y Cristina habían utilizado esta pieza en alguna ocasión. Pero después de esta fecha tan marcada, únicamente ha sido la reina la que la ha portado. Letizia ha vuelto a utilizar la tiara en varias ocasiones, como en la cena de gala que dieron a Sebastián Piñera, presidente de Chile, en el año 2011.
Unos pendientes imprescindibles
Letizia tampoco decidió estrenar pendientes, ya que para su boda con Felipe decidió escoger unos que los reyes Juan Carlos I y Doña Sofía le había regalado tras anunciarse su compromiso con el entonces príncipe Felipe. Según la descripción que hacen los medios de las piezas, se trata de “dos aretes de platino con seis diamantes talla pera engarzados de 2,44 quilates, dos diamantes talla brillante de 1,22 quilates y dos diamantes talla brillante de 4,54 quilates”.
Este modelo sí ha salido del joyero real más a menudo, ya que es una de las piezas favoritas de la actual reina. Por ejemplo, los lució en la boda de Victoria de Suecia con Daniel Westling en junio de 2010, en diversas galas en el Palacio Real o incluso en los Premios Princesa de Asturias del año 2019.
Sus anillos "desaparecidos".
Aquel día, además del anillo de pedida, también estrenó la alianza de casada. Una pieza totalmente tradicional en oro. Ambos de esos anillos apenas han visto la luz durante estos años. Ella misma explicó el motivo por el cual había decidido quitarse la alianza: Comodidad a la hora de dar apretones de mano y saludos. Sabemos que la reina saluda con fuerza y probablemente le molestaba al apretar el dedo.
Seguramente algo similar ocurrió con el anillo de pedida, de la firma Suárez, de oro blanco, con dieciséis diamantes baguette, estaba tasado en 3.000 euros, que además de no ser cómodo para el día a día, encima, tuvo polémica. El entonces Príncipe Felipe eligió la pieza a distancia y encargó a su entonces cuñado, Iñaki Urdangarin, que acudiera a por él a la tienda. Años después se publicó que había sido adquirido y pagado con una tarjeta de crédito de la empresa Nóos, que después se vería envuelta en una intensa trama de corrupción. Letizia decidió dejar de utilizarlo de inmediato.
Las otras joyas que brillaron ese día
La madrina, la reina Sofía, decidió lucir un conjunto de esmeralda compuesto por un collar, pendiente, brazalete y anillo que, según los expertos, se cree que fue un regalo de Juan Carlos I y que la reina emérito lució durante muchas ocasiones durante su reinado. Las infantas también destacaron, concretamente, con sus pendientes: Elena lució un conjunto de oro amarilla y diamantes que estrenó durante su preboda en 1995. Y Cristina eligió un diseño en flor de la joyería Van Cleef Arpels, modelo que después se ha puesto en muchas más ocasiones.