Letizia Ortiz Rocasolano, la Letizia periodista, se imaginaba a sí misma recorriendo Valdebernardo, un barrio al sur de Madrid, haciendo los recados antes de coger su coche y dirigirse para trabajar a Torrespaña; o tal vez quedando con unos amigos para tomar algo celebrando la llegada del buen tiempo, o comprando la prensa en un kiosco en el que ya conocerían su nombre. Cuando la entonces presentadora adquirió su primera vivienda, su pisito de soltera; se imaginó viviendo una vida idílica con su pareja y los hijos que tuvieran. Quizás por eso invirtió en una vivienda relativamente amplia, de 85 metros cuadrados. Quería instalarse aquí y hacer realidad sus sueños. Lo que la Letizia periodista no podía imaginarse cuando el banco le dio la hipoteca, es que acabaría viviendo en un palacio. Literalmente.
Los planes de Letizia con su piso de soltera
La reina Letizia abandonó su piso en 2003, cuando se instaló en el Pabellón del Príncipe, ubicado en Zarzuela. Hasta entonces, había sido el ala destinada a que Felipe tuviera su intimidad y se desligara de la enorme vivienda familiar. No solo se convertiría en su casa de soltero, sino que, con el tiempo, ha acabado siendo el hogar que comparte con su mujer y sus dos hijas.
El día que Letizia salió por la puerta de su urbanización en Vicálvaro (el distrito al que pertenece el barrio), supo que no regresaría más. Pero no quiso desvelar a dónde iba. “Me voy de viaje”, dejó en el aire, cuando el portero del edificio la vio cargada de maletas. De viaje a Zarzuela, debió añadir. Después se descubriría todo.
La discreta vecina del séptimo, esa a la que todos veían por televisión, se casaba, nada menos, que con el príncipe Felipe. ‘¿Pero ese no estaba con una modelo?’; ‘no, esa fue la de antes, la que no le gustaba a la madre. Esta sí le gusta a los padres'; comentarían los inquilinos del bloque, entre parada y parada del ascensor.
Cuando Letizia se casó con Felipe dejó atrás toda su realidad para abrazar una mucho más complicada y repleta de protocolos absurdos que la hacían sentir completamente perdida y fuera de lugar. De hecho, las primeras semanas en Zarzuela, lo apuntaba todo en una libretita para que no se le traspapelara ninguna información. Defecto profesional. La comunicadora quería sentir que estaba al mando de toda la avalancha de nuevos datos que desconocía.
Diseño y modernidad para la primera vivienda de Letizia
El piso que Letizia compró en Valdebernardo era una apuesta por su autonomía e independencia. Una inversión para lo que ella imaginaba que sería su futuro. Una vivienda luminosa, en una zona de Madrid en expansión, ubicada en el séptimo de los once pisos disponibles y con unas magníficas zonas comunes, como piscina y pista de tenis; que seguro que al principio fueron unos de los puntos fuertes que la animaron a tomar la decisión, pero que, con el tiempo, acabaron pasando inadvertidos en su día a día.
El edificio, de lo más llamativo desde afuera por el modernísimo diseño con el que fue planteado, reclamaba la atención por todos los que paseaban por el barrio. Cuando el dato de que en su interior había vivido la futura reina de España, la curiosidad fue aún mayor.
Érika, inquilina de Letizia
Letizia se imaginó disfrutando de esa casa con su familia, pero la realidad fue una muy diferente. Cuando en 2003 se marchó a Zarzuela; el piso se quedó sin inquilina. Todavía tendría que llegar Érika Ortiz, hermana menor de la Reina, para habitarlo. Cuando en 2006 la joven se separó de Antonio Vigo, el padre de su única hija, su hermana le cedió su piso de soltera para que tanto ella como la niña pudieran refugiarse en él.
Fue una época muy complicada para la hermana de la entonces princesa, que atravesaba una importante depresión. El día 7 de febrero de 2007; Érika Ortiz, que la tarde de antes había llevado a su hija, Carla Vigo, a la casa de unos amigos, fue encontrada muerta. La hermana de Telma y Letizia decidió quitarse la vida y lo hizo en el mismo piso que su hermana le había prestado.
El adiós a Érika, que murió con solo 31 años, fue uno de los momentos más dolorosos, quizás el que más, de las vidas de sus seres queridos. Sus abuelos, padres y hermanas la enterraron con un enorme dolor del que les costó reponerse. Letizia, además, vivió el trágico fallecimiento mientras estaba embarazada de su segunda hija.
La dolorosa decisión de Letizia con su piso de soltera
Letizia no quiso volver a pisar el piso de la desgracia. La casa fue puesta a la venta y la consorte se desentendió del procedimiento. Solo sabía una cosa: quería deshacerse cuanto antes de la vivienda. Su abogado lo arreglo todo y en 2008 le pudo dar la buena noticia: una familia estaba interesada en su compra.
Desde entonces, la vivienda, que fue reformada por completo, tal y como asegura la revista Semana, solo ha contado con los compradores como inquilinos, que pagaron en torno a los 230.000 euros. Los nuevos propietarios son el sueño de alguien como Letizia, discretos al máximo y alérgicos a conceder entrevistas. Nada se sabe de ellos. Aunque han existido propuestas para que muestren el interior del piso, ellos han declinado todas. Lo hacen por respeto a ellos mismos, a la Reina y, sí, también a la malograda Érika.