Hay secretos a voces, y comunicados que se cuentan sin decir ni una sola palabra. Muchas veces somos capaces de conocer muchos detalles sobre una persona o relación, sin apenas tener información al respecto. Si no, que se lo digan al rey emérito Don Juan Carlos I y a su mujer, la reina Doña Sofía, que, a pesar de su silencio, gritan sus sentimientos a puro pulmón.
La verdadera y actual relación entre los eméritos siempre ha sido un gran enigma, que ni ellos, ni nadie de la Casa Real, ni tampoco alguien de su entorno, ha querido, o podido, aclarar. La separación física que supuso el abandono de España por parte del exmonarca, se ve complementada con el supuesto distanciamiento emocional que lleva años marcando la unión de los padres de Felipe VI.
Como lo que se ve no se pregunta, son muchas las voces de periodistas o expertos de la casa real que dan por hecho que su historia de amor ha finalizado. El no verlos juntos jamás, salvo en muy contadas ocasiones, obligados, y donde sus muestras de afecto son inexistentes, ha conseguido que veamos normal esta “ruptura” sin comunicar. De hecho, es algo normalizado hasta fuera de nuestras fronteras, ya que un medio británico ha tenido un curioso detalle que demuestra que ellos tampoco los ven como un matrimonio en la actualidad.
Un ranking muy “amoroso”
La revista Hello!, en Reino Unido, se trata de uno de los medios de comunicación sobre el mundo del corazón más reputado del mundo. Cada día no solo cuentan exclusivas sobre cientos de celebrities, sino que también se hacen eco de las últimas noticias de los ‘royals’ europeos.
Tanto gusta este tema a sus lectores que incluso, además de dedicar una sección completa a la realeza, también han creado un “club” en el que, si te registras, accedes y te envían información más profunda y destacada sobre las Casas Reales europeas. En uno de estos comunicados ha sido donde hemos detectado este desprecio al matrimonio de nuestros eméritos.
“Long-lasting royal marriages” (Que traducido al español sería: Los matrimonios reales más duraderos). Ese es el título de la newsletter que esta semana lanzaba la revista Hello! a los suscriptores de “The Royal Club”, el grupo de interesados en las monarquías europeas. Este contenido, firmado por la periodista Ainhoa Barcelona, analizaba “Las historias de amor que han resistido la prueba del tiempo…”.
Y además de hablar de amor, incluía un ranking, realizado por la experta real, Iona MacRobert, con los aristócratas seleccionados y sus especiales historias de amor que han superado los días, meses y años… En dicho ranking de parejas podemos ver muchos de los nombres que más valoramos como matrimonios estables en el mundo ‘royal’, pero justo hemos encontrado dos que no aparecen. Seguro que adivináis quién.
El “feo” de la prensa británica con los eméritos
El top tres de matrimonios royals más duraderos lo encabezan el Duque y la Duquesa de Kent, que llevan 63 años casados, seguidos por el rey Harald y la reina Sofía de Noruega, con 56 años de matrimonio y en el bronce encontramos al rey Carlos Gustavo y la reina Silvia de Suecia con 48 felices años siendo marido y mujer.
En el resto de la lista, además de varios condes, también encontramos diversos nombres muy relevantes, como el rey Abdullah II y Rania de Jordania (que llevan 43 años de casados), Felipe y Matilde de Bélgica (24 años), Alejandro y Máxima de Holanda (22 años), Federico y Mary de Dinamarca (20 años) e incluso, cerrando la lista, nuestros reyes Felipe VI y Letizia, con su recién celebrado veinteavo aniversario de bodas. Pero ¿dónde están nuestros reyes eméritos? ¿Qué pasa con ellos?
Nos ha sorprendido sobremanera no ver incluidos en este exhaustivo ranking al matrimonio de Juan Carlos I y Doña Sofía, que, como celebraron sus nupcias en septiembre de 1961, haciendo cuentas, llevan la friolera de 63 años casados. Eso los caloría, directamente y sin ningún tipo de duda, en el segundo puesto de este ranking de matrimonios más duraderos, pasando a ser medalla de plata justo tras el Duque y la Duquesa de Kent. ¿Por qué esta revista británica no los ha incluido?
“En cierto modo observar la fortaleza de estas parejas es aún más inspirador, ya que han tenido sus propios obstáculos únicos para hacer malabarismos entre ser parte de la monarquía y vivir ante el ojo público, sin mencionar las presiones familiares y sociales que a veces son impuestos sobre ellos”, explica la periodista en su escrito. ¿Significa entonces que nuestros reyes eméritos no han sido capaces de sobreponerse a dichos obstáculos que les ha puesto la vida por delante?
Problemas sentimentales “nada discretos” durante décadas
La relación entre Juan Carlos I y la reina Sofía ha sido uno de los temas más comentados en la prensa del corazón durante décadas. Una pareja que lo ha vivido todo: desde el esplendor de la corona hasta los momentos más complicados. Bien es cierto que, aunque jamás hayan declarado ni comentado nada malo el uno del otro, desde hace años se ha mostrado públicamente que ya no existe una verdadera conexión sentimental entre Juan Carlos I y Doña Sofía.
Los rumores de infidelidades de Juan Carlos, que comenzaron casi desde el principio de su matrimonio, y algunos de ellos hasta contrastados y casi asumidos públicamente, han sido un tema recurrente, y muchos creen que han causado un inevitable distanciamiento en su vida personal. Sin embargo, Sofía, con la elegancia y tranquilidad que siempre la ha caracterizado, ha “sufrido en silencio”, evitando declaraciones polémicas y enfocándose en su papel dentro de la monarquía.
Una escapada de Sofía y la discreción como respuesta
Únicamente una vez, cuenta Pilar Eyre, que viéndose sobrepasada por la relación, la reina decidió viajar a la India con sus hijos para reunirse con su madre y buscar consuelo y quién sabe si no contaba con la intención de volver. Pero fue su propia madre, la reina Federica, la que la instó a volver y recuperar su vida, pese a todo.
“No lo abandones nunca, no dejes de ser reina… ¿Quieres ser como yo, una reina sin reino, una paria que tiene que vivir de la caridad de los demás, y que ha tenido que venir a la India porque nadie me aguanta?”, le dijo su madre a Doña Sofía, apagando rápidamente sus ganas de huir.
Desde entonces, hacer oídos sordos a los problemas ha definido el carácter de la emérita durante décadas. “Sofía entendió la lección perfectamente, se armó de su sempiterna sonrisa de Gioconda, y fue ella la que le comunicó al rey que, ocurriera lo que ocurriese, no querría divorciarse e iba a ser reina hasta que muriese”, explica perfectamente Eyre en su blog de Lecturas.
Hoy en día, su relación se describe como respetuosa, pero parece que cada uno ha tomado caminos no ya diferentes, sino muy separados. Es vox populi que su matrimonio está herido de muerte. Desde la abdicación de Juan Carlos y su mudanza a Abu Dabi en 2020, los dos llevan vidas separadas.
O quizá, y haciendo caso al refrán: “ojos que no ven, corazón que no siente”, la distancia física ha hecho que cada uno continúe con su vida de forma independiente, sin necesidad de mostrar grandes escándalos. Pero esta “ruptura” ya es imposible de ocultar, ni para nosotros en España, ni para nadie fuera de nuestras fronteras.