Una madre orgullosa. Para Mary Donaldson, como para tantas otras mujeres, sus hijos son uno de los pilares más sólidos de su vida. Justo cuando están a punto de cumplirse seis meses desde que su esposo ascendió al trono, el tiempo ha demostrado que la implicación con sus vástagos sigue intacta. Ellos han sido uno de sus motores en los momentos más difíciles, y eso que en este último tiempo no han sido pocos. El ansiado aterrizaje de Federico en la Corona, y por ende de ella como consorte, quedó empañado por sus problemas maritales.

Una crisis sin precedentes cuya estela nos conduce hasta el final del 2023, cuando la revista 'Lecturas' publicó en exclusiva las imágenes del desastre. Aquellas fotografías en las que el hijo de Margarita II, que por entonces todavía era heredero, fue pillado en una escapada secreta. Días de relajo a espaldas de su mujer, en Madrid y junto a Genoveva Casanova. No faltaron las entradas y salidas del apartamento de la mexicana, dando a pie a que la sombra de la infidelidad opacase cada vez más la aparente felicidad de su núcleo familiar. El tiempo pasó y, por suerte, consiguieron comenzar de cero. Borrar casete y dar otra oportunidad al afecto. ¿O no?

La cariñosa aparición de Federico y Mary en el día más especial

Por mucho que la institución ha apostado por el silencio, en ningún caso se ha obviado el desastre interno del matrimonio en estos últimos tiempos de exposición. Antes de que Federico se convirtiese en Rey, el interés de la crónica 'royal' -dentro y fuera de las fronteras de Dinamarca- ya había alcanzado niveles exacerbados. Todos querían saber qué había sucedido realmente, mientras el hermetismo imperaba y la figura de Mary Donaldson parecía quedar cada vez más diluida. Así se mantuvo hasta que, para sorpresa de todos, la Reina comunicó su decisión de abdicar. Por aquel presunto ultimátum de la australiana, fuese con o sin la voluntad de arreglar su relación con el nuevo soberano.

El caso es que el 14 de enero, el majestuoso Palacio de Christiansborg acogió la esperada ceremonia de coronación. Un momento clave para demostrar su amor ante el pueblo danés que no desaprovecharon. Federico, con lágrimas en los ojos y embriagado por una emoción sin igual, no tembló al darle un beso en los labios a su esposa. En el balcón, a ojos de todos. Sellar la paz, aunque pareciera imposible. Tan imposible como la distancia marcada entre ambos demostraría después, con agendas separadas casi por completo y muestras de cariño con cuentagotas. Dinámica que ha dado un giro de guion absoluto durante el gran día de su hijo Christian.

Mary Federico Christian
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El primogénito del monarca, una de las figuras fundamentales para la institución y para sus progenitores, se ha graduado. Vistiendo el curioso sombrero que el país ordena, el futuro Rey del país nórdico ha concluido su paso por el prestigioso colegio Ordruop Gymnasium acompañado de su núcleo duro. Y es que a la cita no fallaron ninguno de sus hermanos. Ni la princesa Isabella, ni los mellizos Vincent y Josephine. Tampoco sus padres, que orgullosos miraban al joven dar otro gran paso en su trayectoria vital. Afecto en lo gestual que, para deleite de los presentes -y los objetivos de los fotoperiodistas-, se extrapoló a la pareja.

Mary Federico
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Imágenes tan sorprendentes como la de Mary y Federico sosteniéndose el uno al otro al terminar el acto. Él agarrando a la consorte por el hombro, mientras que ella lo coge por la cintura. La estampa, más o menos genuina, ha hecho saltar todas las alarmas sobre la que podría ser el movimiento definitivo para desarmar su particular paz armada. Como si nada hubiese pasado. Como si el estoicismo y la distancia propios de este medio año en el primer escalafón de la Casa Real quedara en el pasado. Su nueva relación llevada al ámbito público para que todos sepan cuanto se quieren.

El análisis de una experta en comunicación no verbal 

Aunque haya aspectos de la pareja que siempre serán cosa de dos, no en vano se pueden intentar descifrar todos y cada uno de sus gestos. La importancia de transmitir más allá de las palabras, con el lenguaje no verbal como código vehicular para aclarar lo que se siente. Aunque no se quiera, sin opción a la trampa. Es por eso que desde CLARA hemos querido recuperar informaciones que Vanessa Guerra, experta en comunicación no verbal, recoge en su libro 'El lenguaje corporal de las emociones' (RBA).

Datos de interés para desgranar esta última aparición que van más allá de cogerse de por la cintura, aunque es indudable que el tacto se da "cuando alguien está empatizando contigo". En ese supuesto, puede que el otro "te ofrezca una caricia, un abrazo o un beso". "Para el doctor Ashley Montagu, el tacto se experimenta también como una emoción y tiene la capacidad de estimular y conmover al que se toca, convirtiéndose en una herramienta de empatía poderosísima", recoge también Vanessa en su publicación.

Mary
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En cualquier caso, y aunque del rostro de Mary se extraía también una felicidad pasmosa por vivir un momento tan destacado, otros movimientos delataban que había algo más de felicidad. En las fotografías, Mary se toca el pelo en reiteradas ocasiones, y aunque acompaña con la mano a su hijo, se puede percibir cierto nerviosismo. Es lógico: no todos los días se celebra algo así.

Según apunta Guerra, "un aumento de la gestualidad, visiblemente más inquieta, a través de tics nerviosos, de gestos adaptadores o automanipuladores" como lo es mover el pelo constantemente, es claro signo de nerviosismo e incluso ansiedad. No es de extrañar que, aunque su rostro quede oculto porque están de espaldas, sea tan reveladora la imagen de ambos abrazándose. Empatía mutua para calmarse ante actos como este, con el confort de saber que están avanzando juntos a pesar de todo. Así deben hacerlo. Por su compromiso y posición.