Aunque intenten convencernos de lo contrario, no siempre dentro de los muros de palacio todo es apacible entre los miembros de las familias reales. Al igual que en cualquiera familia, el choque de carácteres puede hacer que una relación familiar se convierta más en un compromiso que en una alegría. Si no, que se lo digan a la Reina Noor y a Rania de Jordania, que desde años, mientras sonreían públicamente delante de las cámaras de los medios de comunicación, han mantenido una gran distancia entre ellas.

En momentos importantes para la familia, como cumpleaños, fiestas y celebraciones, todos hemos vividos encontronazos entre cuñados, suegras e incluso hermanos. Algunos que quedan en una mera anécdota y otros que consiguen que esas dos personas tomen caminos separados e intenten no pasar mucho tiempo juntos ¿Por qué no iba a ocurrir lo mismo en las familias reales? Ahora un nuevo evento que va a revolucionar a la monarquía jordana va a volver a sacar a relucir la enemistad histórica entre Rania y Noor de Jordania.

Un “feud” que viene de lejos 

Cuando oímos o leemos en redes sociales que utilizan la palabra “feud” para definir la relación existente entre dos personas, hace referencia a tener una discusión con alguien, debido a personalidades y carácteres muy diferentes, y mantener dicho enfrentamiento o desconexión a lo largo del tiempo. Es quizá la mejor manera de definir la relación que tienen la Reina Noor y la Reina Rania de Jordania. Este enfrentamiento viene de lejos y estuvo provocado por un cambio en la línea sucesoria del trono jordano. 

Y es que resulta que la Reina Noor era la cuarta esposa del Rey Hussein y madre del Príncipe Hamzah. Este príncipe fue durante mucho tiempo considerado el sucesor del trono de su padre. Pero, en una decisión inesperada y sorprendente, en el año 2004, poco antes de morir, el Rey Hussein decidió cambiar la línea de sucesión para convertir en heredero al trono a su hijo mayor, el que había tenido con su segunda esposa, la Reina Muna.

Rania y Noor de Jordania
Gtres

Fue en ese momento en el que el cargo de heredero cayó sobre Abdullah II, que, años después, accedió al trono jordano. Junto con su popularidad, también creció enormemente la de su mujer, Rania de Jordania, que accedió así a convertirse en la reina consorte cuando su marido ascendió al trono del país. Aun así, la presencia de Noor no se diluyó en la corte, sino que intentó mantener una influencia significativa en los asuntos del reino, especialmente a través de su hijo Hamzah, que tiene buena relación con su hermano en el trono, algo que tampoco habría sentado del todo bien a la ya reina de Jordania.

Enorme diferencia de carácteres. 

Este cambio en la sucesión heráldica hizo que la reina Noor de Jordania tuviera algún recelo, en primer lugar por cómo afectaría esto a sus hijos, y también por no tener mucha conexión personal y de carácter con la propia Rania de Jordania. Por su parte, la palestina, tampoco vio con buenos ojos como Noor seguía intentando tomar decisiones en su reinado y el de su marido mediante “intrigas familiares”. 

Noor y Rania pertenecen a diferentes generaciones y tienen diferentes antecedentes culturales por lo que sus personalidades y formas de ver el mundo son completamente diferentes. Mientras que la Reina Noor, nacida en Estados Unidos como Lisa Halaby, cambió casi toda su vida para encajar en el papel que se esperaba de ella en la familia real jordana y mantener un perfil tremendamente discreto; Rania, de origen palestino, siempre ha demostrado estar encantada con su estilo de vida y la forma en la que su relación con Abdullah II se ha desarrollado, manteniendo una fuerte y amplia presencia en medios de comunicación y redes sociales.

Esta desconexión, también de edad, ya que entre ellas se llevan casi 20 años, ya que Noor de Jordania tiene 72 años y Rania de Jordania acaba de cumplir 53, puede haber llevado a malentendidos generacionales o enfoques muy diferentes en ciertos asuntos. Estas tensiones no son raras en las familias reales, sobre todo en los cambios generacionales de las mismas, donde las dinámicas de poder, las expectativas y las responsabilidades pueden crear rivalidades y conflictos, pero mientras entre otras royals se disimula un poco mejor, entre Noor y Rania de Jordania ha sido imposible ocultar su poca conexión personal.

El compromiso que las unirá de nuevo. 

Ahora, ambas tendrán que enfrentarse a un nuevo momento juntas, puesto que la Casa Real jordana está ya preparando el que se espera que sea uno de los momentos más especiales de la familia real en este año 2024.  Y es que la princesa Aisha bint Faisal, que es la hija del príncipe Faisal Ben Al-Hussein y, por tanto, la sobrina de los reyes Abdalá y Rania de Jordania, acaba de anunciar su compromiso con Karim Yazid Al-Mufti y ya se está empezando a organizar la multitudinaria boda que pondrá de nuevo el foco mundial sobre los jordanos. Aunque no se espera que sea un enlace tan multitudinario como el de los príncipes herederos Hussein y Rajwa, que se celebró hace aproximadamente un año, sí que reunirá a la familia al completo y conseguirá que Noor y Rania de Jordania se encuentren de nuevo. ¿Les servirá para limar asperezas?