Cari Lapique y Carlos Goyanes llegaron a Marbella con el auge de la ciudad en los años 80. En esa época, si formabas parte de la ‘beautiful people’, sí o sí, debías veranear en la Costa del Sol. Y ellos, obedientes, siguiendo los mandatos de su clase social, empezaron a frecuentar sus playas y, al caer el sol, sus locales. Hasta este año, para la familia Goyanes, verano era igual a Marbella, pero, a partir de este trágico agosto, será igual a dolor. 

Dos trágicas muertes en el mismo lugar y muy cercanas en el tiempo

El 8 de agosto, Carlos Goyanes falleció mientras dormía en su casa de Guadalmina Beach, una de las urbanizaciones de mayor solera de la costa malagueña. El patriarca no despertó de ese sueño, y toda su familia quedó sumida en un profundo dolor. Fue una muerte inesperada e impactante, puesto que el empresario no tenía problemas de salud y nunca le habían diagnosticado ninguna cardiopatía. Lo que no imaginaban sus familiares es que tan solo 19 días más tarde la tragedia se repetiría. 

Caritina Goyanes, mientras estaba en la piscina de la urbanización, le dijo a su marido, Antonio Matos, que le acompañara al hospital. Llevaba un día encontrándose indispuesta y no sabía lo que le pasaba. Al llegar al centro médico, los doctores alertaron de lo que le ocurría: un infarto. En las mujeres, los síntomas de los ataques al corazón son diferentes a los que presentan los hombres, de ahí que la hija de Cari Lapique no lo supiera detectar. La madre de dos hijos de 10 y 13 años no regresó al piso en Guadalmina. 

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Carla, Cari y Carlos en unas vacaciones en Marbella en los años 90

Al igual que ocurrió con Carlos, Caritina tampoco tenía antecedentes médicos que indicaran que padecía del corazón. Su muerte fue el mazazo definitivo para Cari Lapique, que vio cómo su hogar de veraneo se volvía a convertir en el epicentro de la desgracia, de ahí que ya no quiera regresar. La ‘socialité’ le ha hecho la cruz a esta residencia, donde tantos recuerdos felices del pasado albergaban y que ahora resultan tan dolorosos. 

La difícil decisión de Cari Lapique

Tras el tanatorio de Caritina, la familia hizo las maletas y abandonó Marbella en dirección a Madrid, cuenta el periodista Nacho Gay que la matriarca no podía seguir ahí. Necesitaba huir. 

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Caritina, en la entrada a la urbanización en Marbella

“Me cuentan que quiso salir inmediatamente de la casa”, desveló en ‘Y ahora Sonsoles’. “Dos muertes en esa casa… Me dicen que es muy probable que no quiera volver”. Una decisión para nada extraña, porque los sucesos resultan tan dolorosos que empañan todo lo bueno vivido. Beatriz Cortázar apuntó que “es probable que se deshagan de esa casa. Volver a ir donde falleció tu marido y tu hija es muy duro”.

Así es la vivienda de la que Cari Lapique querría desprenderse

Este piso, como hemos dicho, está situado en una de las urbanizaciones de mayor solera y tradición turística de la Costa del Sol. La familia lo adquirió hace años y siempre fue una tradición pasar todos juntos en él los veranos . Se trata de una vivienda amplia, construida al gusto de los apartamentos de veraneo de los años 80, donde prima el color blanco y los muros de estilo rústico. Cuenta con entrada y seguridad privada, lo que permite a todos los inquilinos de Guadalmina Beach disfrutar de una enorme privacidad, con zonas verdes comunes y piscina para ser disfrutada entre los miembros de la urbanización. Quizás el punto fuerte de estos apartamentos es que cuentan con salida privada a la playa, donde disponen de tumbonas y sombrillas para aprovecharla casi sin salir de casa. Mientras que los bajos cuentan con una terraza y un acceso directo a la arena; como si fuera un chalet en primera línea de playa, los apartamentos de los pisos superiores disponen de estupendas balconadas desde donde contemplar el mar. 

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Caritina y Carla en las inmediaciones de su piso

 “Cuando muere Carlos Goyanes, Cari se fue a la casa de su hermana”, desveló Cortázar. Lapique deseaba dejar atrás el escenario de la muerte de su marido, y buscó refugio en Mallorca junto a su hermana Miriam. De esta manera, alejada de las paredes que, años atrás, albergaron tantas escenas felices, empezó a vivir su duelo. “Miriam vive en una de las villas ubicadas en una exclusiva urbanización cercana al icónico hotel Formentor y ahí recibió la noticia de la muerte de su hija”, desvelan en elcierredigital.es. Tras la llamada de Antonio Matos, su yerno y viudo de Caritina, Cari cogió el primer avión que salía con Málaga como destino para despedirse de su niña querida. 

Tantos veranos en familia, entre juegos y risas, han quedado atrás. Ahora, sabiendo que su amada hija también ha perdido la vida en esta residencia, la amargura no puede ser más absoluta; de ahí la imperiosa necesidad de Cari Lapique de desprenderse de esta propiedad. Una huida hacia delante, hacia olividar la tragedia. Hacia decicir adiós a esta especie de maldición que ha asolado a su familia en menos de un mes.