Más de cinco décadas han pasado ya desde aquel 1971 en el que el rostro de Isabel Preysler copaba todos los titulares por su enlace con Julio Iglesias. Después de tres hijos vendría la separación, como antesala de un segundo matrimonio con Carlos Falcó del que nació su hija Tamara, pero que no duró más que un lustro. El gran amor de su vida -al menos si se revisa la temporalidad- fue el tercero. Miguel Boyer, el ministro de Economía, con el que se casó en secreto en 1988 y cuyo inicio del amor suscitó todo tipo de rumores y habladurías.

El interés de la crónica rosa por conocer qué se estaba fraguando entre la 'reina de corazones' y el economista era máximo por la época. Sobre todo teniendo en cuenta que el idilio entre ellos comenzó de la manera más furtiva, pues ambos estaban casados en el momento en el que un plato de lentejas los unió. Sea como fuere, y a pesar de que en el año 1986, ya se habían separado de sus respectivas parejas y habían optado por no esconder su amor, antes hubo un periodo en el que la prensa se desvivía por dar con algo de información que confirmase el romance.

Miguel Boyer e Isabel Preysler
Gtres

De ahí que en el enorme desafío que suponía arrojar luz al asunto, algunos periodistas de la época se las ingeniasen para conseguir exclusivas. Véase el caso de Lydia Lozano, hoy día una de las cronistas sociales más célebres de nuestro país a raíz de sus colaboraciones en espacios tan aclamados como 'Tómbola', 'A tu lado' o 'Sálvame'. Por primera vez, la televisiva se ha abierto sobre uno de los momentos más surrealistas de su carrera: cuando consiguió información sobre la verdadera relación entre Boyer y Preysler durante una visita al ginecólogo.

La surrealista anécdota de Lydia Lozano con el ginecólogo de Isabel

Con motivo de la reciente publicación de 'La venganza de la llorona', su primer libro en el que repasa su trayectoria en los medios de comunicación, Lydia ha iniciado un periplo promocional por diferentes espacios. Entre ellos, el pódcast 'Estirando el chicle' de Movistar+, presentado por Carolina Iglesias y Victoria Martín, en el que ha hablado abiertamente sobre la vez en la que se hizo pasar por amiga  de Isabel Preysler para conseguir información de primera mano sobre su vida privada.

Pero no de cualquier modo, porque en el lugar en el que Lozano optó por fingir que era íntima de la 'socialité' fue en una cita con el mismo ginecólogo al que ella acudía. "Yo dije que me había recomendado, esto nunca lo he contado", comenzaba a narrar la comunicadora sobre su mentira y ante la atónita mirada de las presentadoras del programa. Un relato en el que, con tan mala suerte, la visita médica pasó de ser la mejor y más rutinaria excusa para implicar una intervención totalmente inesperada. 

"Yo llevaba un DIU. Iba vestida tipo Chanel, perlas... Me abrí de piernas y dijo: '¡Uy, este DIU hay que quitarlo ya!'", relataba. Una historia hilarante que reformulaba Carolina Iglesias preguntando "¿te quitaste el DIU por información?", a lo que Lydia respondió: "Casi lo agarro y le digo '¡dígame lo de la Preysler!'". Sobre la extracción del DIU a la que se tuvo que someter, contaba que "me lo acababa de poner, una pasta. Y yo ahí preguntándole, las perlas me colgaban (...). Costaba una pasta y dolía mogollón que te lo pusieran, ¡y más que te lo quitasen!".

Más allá de la intervención, el médico acabó siendo su fuente

"Él me lo sacó como si estuviera cogiendo un níscalo del suelo", exponía entre risas sobre aquel fortuito proceso en el que se vio inmersa cuando ella solo buscaba una información. "Por una exclusiva he hecho de todo", admitía tras poner sobre la mesa este momento tan impactante, en la previa a revelar que, pese al dolor al que se vio sometida, consiguió la información.

"Salí y Juan Carlos dice: 'pero que has pegado un grito ahí dentro' y digo 'sí, están juntos'". La conclusión a esta anécdota en la que, contra todo pronóstico, fingir que formaba parte del entorno de la hispanofilipina valió la pena en el plano profesional. "El médico empezó: 'Bueno, yo la adoro... Qué pareja hace con Boyer". Bingo. Lo había conseguido, aunque lograrlo le costó algún que otro grito de angustia.