En la historia de los Borbones, son incontables las anécdotas. Sucede en cualquier clan, aunque historias entre los miembros de la dinastía si se revisa el pasado las hay de todos los tipos. Desde disputas familiares hasta grandes celebraciones, pasando por amores fallidos. Y es que por mucho que no suelan salir a la luz, no son pocos los 'royals' que han tenido relaciones previas a su paso por el altar. Más todavía cuando se trataba de un príncipe como Felipe, al que la prensa no quitaba ojo con el propósito de dar con la mujer a la que convertiría en Reina. Y después de algún que otro idilio, la elegida fue Letizia. Una mujer que, como él, también arrastraba un pasado.
No solo en lo profesional, aunque sería esa la primera de las facetas sobre la futura Princesa de Asturias que se puso en valor tras hacerse público el compromiso. De entre las pocas cosas -por no decir que era la única- que los españoles podían conocer acerca de ella estaba su faceta como periodista. Una cara más que reconocida en la pequeña pantalla, pues por aquel entonces presentaba el 'Telediario' de la pública. Incluso había sido reportera de guerra. Durante los 31 años de vida previos a su aterrizaje en la Casa Real, se había dado el permiso de viajar y conocer todo tipo de personas. Y, por supuesto, también de enamorarse.
Antes de Felipe: del matrimonio fallido a un último novio famoso
La realidad es que Letizia podía presumir de estar disfrutando de una envidiable etapa de plenitud vital. Por fin, asentada en un oficio tan complejo como el de informadora, la treintena llegó a la vida de la actual Reina como un soplo de aire fresco que se nutría de las experiencias pasadas. Esas que, desde el momento en el que puso un pie dentro de la institución, quedaron silenciadas para siempre. Todo con el propósito de ocultar cualquier actitud o relación anterior a su amor con el heredero que pudiera fallar a la imagen de mujer inmaculada. Lamentablemente, el paso del tiempo ha acabado por descubrir detalles sobre sus parejas previas. Y algunos nombres son verdaderamente sorprendentes.
En realidad, difícilmente se podía esconder algo tan verificable como que la comunicadora ya había estado casada. En pasado, porque ese matrimonio nunca triunfó. Es decir, estaba divorciada. Con todas las implicaciones que pueda tener esa palabra, que seguro eran muchas más para los sectores más conservadores en el inicio de la década de los 2000. En 1998, Letizia celebró su boda civil con Alfonso Guerrero, el hombre que había sido su profesor de lengua y literatura, pero en 1999 ya se habrían firmado papeles para separarse. Así comenzó otra época velada en la vida de la consorte, en la que se sabe que sí se dio la libertad de tener otros novios. Véase el caso del periodista David Tejera, o el último que conquistó su corazón antes de conocer al hijo de Juan Carlos: el explorador Kitín Muñoz.
Fue Pilar Eyre, la cronista real por excelencia, quien recuperó este 'affaire' con un hombre que no es ningún desconocido. Uno con el que, además, la Reina se ha visto obligada a coincidir en más de una ocasión tras traspasar los férreos muros de palacio. En su blog de la revista 'Lecturas', allá por el 2019, la periodista no tuvo reparo alguno en sacar esta bonita -y desconocida- historia de amor del baúl de los recuerdos. Con la percha de que su reencuentro en un viaje oficial de los Reyes a Marruecos, y además de reconocerlo como "amigo personal de Felipe", Eyre tiraba de retrospectiva en la narración.
Siempre para deleite de los más observadores de los más observadores de la Corona y sin obviar detalle alguno: "Cuando nuestra Reina era una periodista de televisión muy mona, separada y libre, le presentaron al atractivo Kitín, entonces soltero y bastante ligón, todo hay que decirlo. Mantuvieron una historia amorosa de un par de meses". Sucedió en el 2001, cuando "Letizia trabajaba en CNN+ y acababa de romper con el periodista David Tejera. Kitín Muñoz era un soltero de oro, un navegante trotamundos, un científico dedicado desde niño a emprender travesías románticas e imposibles". Y aunque les duró poco y no se sabe prácticamente nada al respecto, seguro que fue tan romántica como imposible, porque la cosa no cuajó entre ellos. El destino tenía otro camino previsto para ellos. Ese camino que, por casualidades de la vida, condujo a ambos hasta la realeza.
Kitín Muñoz y su vida junto a la princesa Kalina de Bulgaria
"¿Qué posibilidades existen de que los dos miembros plebeyos de una pareja tropiecen con dos príncipes y se casen con ellos?", planteaba la propia Pilar en su escrito. Y es que es cuando menos sorprendente revisar con quién han terminado compartiendo su vida cada uno de ellos. Si bien Letizia acaba de cumplir dos décadas casada con Felipe VI, en el 2002 contrajo Kitín matrimonio con la princesa Kalina de Bulgaria. Única hija de Simeón II, el último zar del país del este, y una de las mujeres con los estilismos más llamativos de entre todas las monarquías europeas.
La mujer de las trenzas, las pestañas de colores, los atuendos imposibles y el físico trabajado a más no poder. Una de las que más interés despierta de puertas para afuera, pero la única que, de puertas para dentro, ocupa el corazón del investigador. Lo comparten todo y juntos trabajan en proyectos tan ambiciosos como una reciente expedición a la Antártida, con el propósito analizar las aguas del océano Antártico. En cualquier caso, el proyecto común más importante de su vida llegó al mundo el pasado 2007. Simeón Hassan, su único hijo. El motor de su vida que, como la princesa Leonor, cumplirá la mayoría de edad el próximo año.