Aunque los más observadores de las monarquías son muy conscientes de ello, Letizia no es la única 'royal' que despierta pasiones. Sus homólogas europeas, muchas de ellas con una trayectoria de vida similar a la suya, tampoco pasan inadvertidas. Más todavía cuando se trata de mujeres plebeyas que acabaron traspasando los férreos muros de palacio por amor. Un camino que siguió Máxima Zorreguieta, por todos conocida como Máxima de Holanda por su matrimonio con Guillermo Alejandro de los Países Bajos. La Reina afable y cercana. La de los tocados extremados y la incansable sonrisa de oreja a oreja. 

Gusten más o menos sus atuendos, la suya es una figura que se ha erigido en una imprescindible para la dinastía Orange-Nassau. A pesar de ser consorte, las más de dos décadas que lleva en la Casa Real neerlandesa han servido para consolidarse como una mujer muy querida por todos los súbditos de la Corona. Una aceptación que, como le sucedió a la esposa de Felipe VI u otras en su posición como Mary de Dinamarca, le ha costado un tiempo de rigor trabajarse. Y eso que no le ha sido demasiado difícil, con el plus añadido de llevar la naturalidad por bandera y tener un carisma incontestable. No obstante, siempre la acompañará el equipaje de tener una vida pasada. Años antes de aterrizar en la realeza en los que, por supuesto, también hubo tiempo para el amor.

Su aventura neoyorquina con El exmarido de Lucrecia Botín

Fue el 2 de febrero del año 2002 cuando Zorreguieta y el entonces Príncipe de los Países Bajos se dieron el 'sí, quiero'. Una ceremonia por todo lo alto a ojos del mundo, entre la Beurs van Berlage -para el rito civil- y la Nieuwe Kerk -para el religioso-, que atento veía al heredero jurarse amor eterno con esta 'misteriosa' foránea. Natural de Buenos Aires y economista de formación, la chica del pelo rubio le había robado el corazón al hijo de la reina Beatriz. Comenzaba su vida de casados, el proyecto en común del que nacerían las princesas Amalia, Alexia, Ariane, además de conducirles hasta la Corona en el 2013. Antes, sin embargo, ambos tuvieron tiempo para hacer y deshacer. Vivir incontables experiencias y enamorarse otras tantas veces.

Son esos novios del pasado los que más interés pueden suscitar de la historia pasada de Máxima. Un relato lleno de claroscuros, con la 'estampita' perenne de ser hija de Jorge Zorreguieta, secretario de Agricultura y Ganadería durante la última dictadura cívico-militar del país sudamericano. De hecho, su nacimiento fue fruto de una infidelidad, puesto que el político todavía estaba casado con su primera mujer cuando María de Carmen Cerrutti, madre de la actual consorte, dio a luz. Es esa una de tantas claves que se ponen sobre la mesa cuando entra en juego analizar los detalles de su persona que eclipsa su poco estenotípica personalidad. Revisitar, también, los detalles 'secretos' de una juventud acomodada que le permitió viajar de aquí a allá. De Argentina hasta los Estados Unidos, donde dio rienda suelta a la pasión y tuvo lugar su particular 'relación' con el millonario Raúl Sánchez Elía.

Máxima Zorreguieta 2001
GTRES

En la Nueva York de los 90 se habían afincado muchos jóvenes financieros y ella hizo lo propio en la reputada zona de los Hamptons. Era recurrente, por aquel entonces, que estos grupos se unieran para poder vivir en casas de este enclave para ricos, aunque la historia remite a un supuesto alternativo en lo que se refiere a la llegada de Máxima al lugar. Es el portal 'MujerHoy' el que ha recordado aquel caluroso verano en Manhattan, parafraseando a un testigo de su desembarco, según la biografía 'Máxima, luces y sombras de una reina'. "Máxima llegó a la casa de Raúl Sánchez Elía, el más adulto del grupo, el que más plata tenía y con una casa espectacular con salida a la playa. Tuvo suerte. O fue astuta. No sé", recuperan.

Un hombre de dinero que, fuese su pareja o no, el citado medio define como "el cicerone de la joven rubia en sus primeros pasos en las playas de los Hamptons y quien le presentó a los más afortunados que se tostaban bajo el sol". Lo anterior, además de ser exmarido de Lucrecia Botín, hija del banquero Jaime Botín La cuestión es que así fue como la argentina conoció a una larga ristra de personalidades importantes y adineradas, con las rápidamente hizo buenas migas. Desde herederos de fortunas latinas, hasta miembros de la realeza del Principiado de Liechtenstein. El inicio de una aventura estadounidense bailando de casa en casa que terminó en el momento en el que se estableció junto a dos amigas en un apartamento del barrio de Chelsea. Fue una de ellas la que le presentó al siguiente millonario de la lista: el salvadoreño Orlando Muyshondt. Nuevo novio, y vuelta a empezar. 

Los otros novios de Máxima de Holanda hasta dar con Guillermo Alejandro

Lo cierto es que no son ellos dos los únicos que forman parte del historial sentimental de Zorreguieta en aquellos 'locos' años de juventud. De hecho, son todas estas historias del pasado las que reviven ahora en el imaginario colectivo con motivo del inminente estreno de 'Máxima', la serie sobre su vida que este 19 de junio se estrena en Antena 3. Una superproducción neerlandesa basada en la biografía no autorizada que escribió Marcia Luyten y revisita, principalmente, su romance con Guillermo Alejandro. El amor que cambió su vida por completo y que, según el escritor Rodolfo Vera Calderón, se gestó cuando una compañera de colegio le dijo la siguiente frase a la argentina: "Tengo dos candidatos para presentarte en Sevilla; uno muy rico y otro muy guapo".

Máxima Zorreguieta y Guillermo Alejandro
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El holandés era el rico, porque el guapo era Federico X de Dinamarca. El caso es que lo suyo cuajó porque Máxima sabía bien que su arrebatadora personalidad era su mejor herramienta para la conquista. Así habían caído otros tantos en sus encantos, como Tiziano Iachetti, su novio de la secundaria. El único de sus ex que estuvo presente en su enlace con el Rey de Holanda y al que abandonó en el momento que comenzó su carrera universitaria. Tampoco funcionó lo suyo con el chef Max Casá, el alemán Dieter Zimmermann o Federico de Alzaga, que descendía de un virrey. La mayoría eran de la alta sociedad. Solo uno se quedó con su corazón. Solo lo consiguió un heredero al trono.