El espejismo del relajo está a punto de desvanecerse. Y no solo por la sistemática vuelta a la rutina que a todos afecta con la llegada de septiembre, aunque también. La cuestión es que ese regreso a las responsabilidades volverá a estar cargado de novedades en el caso de Leonor, porque la princesa afronta un reto mayúsculo en este nuevo curso escolar. El segundo de su formación castrense, después de su flamante paso por la Academia General Militar de Zaragoza, que comenzará con su ingreso en la Escuela Naval de Marín el próximo 29 de agosto. Será después de las ansiadas vacaciones, aunque tampoco hayan sido excesivamente largas.

Desde que la Princesa de Asturias abandonó la capital aragonesa hasta ahora, cabe destacar que su agenda ha estado llena de compromisos en casi todo momento. Una forma particular de recuperar 'el tiempo perdido' entre clases y maniobras para presidir los Premios Princesa de Girona, hacer su primer viaje oficial en solitario a Portugal o apoyar a los deportistas españoles en los Juegos Olímpicos de París, además de otras tantas responsabilidades. De aquí para allá, para terminar en Mallorca, y después trasladarse a Grecia en el tradicional viaje privado de los Reyes y sus hijas. Un viaje que está a punto de llegar a su fin, porque la heredera debe seguir con su preparación para ser Reina. Con todo lo que implica, y a pesar de que ello incluya cuestiones que se desmarcan de las decisiones más radicales de su madre.

La irrevocable decisión de Letizia cuando Leonor era pequeña

Concretamente, esas decisiones que, de forma más o menos consciente, también han marcado la trayectoria vital de sus hijas. Por algo tan sencillo como quedar 'apartadas' de algunas tradiciones históricamente arraigadas a las formas de proceder de los Borbones. Véase en lo que respecta a la relación de Leonor y la infanta Sofía con el mar, que aparentemente distaría mucho del amor profundo que sienten por sus allegados. Especialmente en lo que a los deportes acuáticos se refiere, como esas regatas que tanto le gustan a Juan Carlos I o la infanta Elena.

Pero es que la afición por la vela no queda en esos miembros del clan defenestrados de la representación institucional. En el núcleo duro actual de la Casa Real, la vela también ha formado parte del imaginario de 'hobbies' de don Felipe y de doña Sofía. Pasatiempos elevados a la profesionalidad, pues el Rey formó parte del equipo olímpico español en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Su madre, la emérita, fue suplente de la selección griega en los que se celebraron en Roma en 1960. ¿Qué hay de Letizia? Lo cierto es que la Reina nunca ha hecho una declaración expresa de animadversión por la navegación, pero basta con remitirse a los hechos. Las últimas instantáneas de la consorte subida en una embarcación datan de 2007.

Letizia y Leonor navegando 2007
GTRES

Una forma de proceder totalmente antagónica a la de su marido, que este mismo año se dejaba ver a bordo del Aifos con motivo de la 42ª Copa del Rey de Vela en la bahía de Palma. No obstante, y así como comparte con la infanta Sofía el interés por el futbol, pareciera que ninguna de sus hijas ha heredado esta pasión marinera. Algo que, según apuntan desde 'MujerHoy' no es arbitrario y tiene mucho que ver con la determinación de Letizia, pues habría sido ella quien no quiso que las niñas tomasen clases de vela. Todo por protegerlas de una desmesurada exposición pública, pues en ese tipo de lecciones acostumbra a haber muchos más niños. De ahí que no haya imágenes de la princesa o su hermana en alta mar, aunque eso está a punto de cambiar.

La inminente llegada de la princesa a la Escuela Naval de Marín

En vano habrían quedado los esfuerzos, más o menos intencionados, de la Reina por alejar a sus pequeñas de la costumbre borbónica por antonomasia. Sin ir más lejos, hace cuestión de algunas semanas veía la luz de que tanto Leonor como Sofía habían disfrutado de un día en barco con amigas antes de reunirse con el resto de la familia para cenar el restaurante Mía. Una de esas informaciones acerca de la Familia Real que no va acompañada de pruebas gráficas, pero que podría constatar que alguna de ellas -o ambas- tiene nociones de navegación. Sea como fuere, si alguien está a punto de perfeccionarlas al máximo, esa será la mayor. No en vano pasará un curso en la Escuela Naval de Marín, en Pontevedra, con gran parte a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. 

Leonor en Marín
GTRES

Porque como bien se ha hecho saber, atendiendo a los datos que aporta el programa para estudiantes de la carrera militar en el ámbito de la Marina, la vela ligera está comprendida en las disciplinas en las que se formará la princesa. Lo anterior, además del remo, el motor, la esgrima, la natación, u otras cuestiones menos demandantes en el plano físico como los idiomas o los conocimientos técnicos. La cuestión es que el contacto con el mar será un constante durante los próximos meses. Ese camino que Letizia quiso evitar en el pasado, pero que por su papel de futura soberana llevaba su nombre escrito.