La idea de que las familias reales son familias como las demás es difícil de digerir. Por algo tan sencillo como que es demasiado evidente que no lo son. Bastaría con revisar asuntos tan palmarios como la exposición pública, la responsabilidad institucional, los lugares donde se hospedan o los títulos que reciben por mera herencia dinástica.
Es complejo –por no decir que es literalmente imposible– desmarcarse de los mil y un protocolos de palacio, aunque el instinto natural permita 'desprenderse' de la Corona en determinadas ocasiones. Momentos clave que van más allá de las normas establecidas y que dan lugar a la naturalidad y la ternura. Y para tiernas, las imágenes de Rania de Jordania sosteniendo a su nieta, recién nacida, entre sus brazos.
La Reina consorte por su matrimonio Abdalá II nunca pasa inadvertida, pero menos todavía en unas fotografías tan conmovedoras como las que vieron la luz hace cosa de algunas semanas. No todos los días se convierte una en abuela, y menos con tan solo 53 años de edad. Fue el pasado 3 de agosto cuando, después de un embarazo muy seguido desde la crónica real, llegó al mundo la princesa Iman bint Hussein. Por fin nacía la primogénita del príncipe Hussein y su esposa Rajwa Al Saif, y Rania no podía estar más feliz.
Prueba de ello queda al revisar el carrusel de instantáneas que ella misma compartió en su perfil oficial de Instagram y de las que rápidamente se hicieron eco todos los medios de comunicación. Con una sonrisa de oreja a oreja, la esposa del soberano del país del sudoeste asiático presentaba a la pequeña a los internautas.
Una de esas estampas que difícilmente iba a pasar desapercibida. No solo por todo lo que implica el nacimiento de la hija del príncipe heredero, sino por ver a Rania despojada de la pompa para ser, simplemente, una abuela más. Ese papel que tomará también desde ahora, con el precedente de otras tantas mujeres de la monarquía que deleitaron a los observadores de las Casas Reales al convertirse en madres de padres. Con todo lo que implica ejercer como tales.
La reina Sofía, una abuela entregada a sus 8 nietos
Y es que no hace falta viajar hasta un lugar remoto para dar fe del cambio de vida que supone pasar de tener hijos a también tener nietos. En España, ya hace más de dos décadas que doña Sofía vio nacer al primero de los ocho que hoy día siguen siendo su gran alegría. Por aquel entonces, todavía ocupaba el puesto de Reina consorte de la nación por su matrimonio con Juan Carlos I, pero el compromiso no nubló la felicidad de un hito que cambió su vida para siempre.
Era julio de 1998. Concretamente, el día 17, cuando en pleno estío nacía Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón. Unos días más tarde, emocionada, posaba a las puertas del Palacio de Marivent junto al bebé. El pequeño conocido por todos Froilán, que en la actualidad ya no es tan pequeño, puesto que este mismo verano ha cumplido 26 años. Él, el mayor de los hijos nacidos del extinto matrimonio entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar, el que sería por siempre también el mayor de la nueva generación de Borbones.
Esa generación que recientemente ha irrumpido con tanta fuerza en la esfera pública, que comprende también a Victoria Federica, su hermana menor nacida en el 2000, así como a los cuatro hijos del -también fallido- matrimonio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin y, por supuesto, a la Princesa de Asturias y la infanta Sofía. Sin favoritismos y dejando latente el modo en el que un amor se puede repartir más allá de los hijos, a pesar del despliegue sin precedentes que significaron las primeras imágenes en vida de la futura Reina de la nación.
Leonor nació el 31 de octubre de 2005 y desde ese día nada volvió a ser lo mismo. El seguimiento mediático de cada uno de los pasos de la entonces infanta y ahora princesa heredera era exhaustivo, y cada una de sus aventuras y peripecias se convertía en noticia ipso facto. Imposible obviar aquellos primeros veranos en Mallorca, en los que, incluso ya después del nacimiento de su hermana, las cámaras de la prensa seguían persiguiendo a la pequeña de la mano de su madre, pero también de la madre de su padre.
Como otros muchos, es momento para el recuerdo cuando, durante la 13ª edición de la regata Breitling de 2007, la primera en la línea de sucesión se dejaba ver en un barco de la mano de Letizia y doña Sofía. La emérita, risueña, se divertía poniéndole sus grandes gafas de sol a la niña, que todavía no alcanzaba los dos años de edad.
Hilarantes y efímeros instantes que, sin lugar a dudas, la reafirmaron como una abuela entregada. Sin importar el qué dirán, dispuesta a pasarlo en grande en alta mar. Y de robarle una sonrisa a su nieta.
De Isabel II a Margarita de Dinamarca, las abuelas europeas
Y como Sofía, sus homólogas. Esas otras reinas que, sigan o en el primer escalafón de sus respectivas Coronas de forma activa, encontraron el equilibrio entre ser férreos emblemas de la institución con... Ser algo tan mundano como la 'yaya' que adora a sus nietos. O 'abu', como llamaba Guillermo a la inmarcesible Isabel II. La soberana más longeva del Reino Unido, fallecida el 8 de septiembre de 2022, vio llegar al mundo a su tercer nieto el 21 de junio de 1982. El primogénito de Carlos III, futuro Rey de la nación y actual Príncipe de Gales.
Muchos años más tarde, y de vuelta a las nuevas generaciones principescas que nos ocupan, nació Amalia de Holanda. La hija mayor de los reyes Guillermo Alejandro de los Países Bajos y Máxima Zorreguieta llegó al mundo el 7 de diciembre de 2003. Una alegría para los Orange-Nassau y eterno punto débil de Beatriz I, su abuela, que todavía ocupaba el trono en aquella época. Felices posaban ante las cámaras, fuese en su tierra, o en la residencia familiar de verano de Rocco dei Dragoni, en la Toscana italiana.
El caso de Ingrid Alexandra de Noruega es ciertamente distinto, y no porque su abuela, la todavía reina Sonia, no le profese un profundo amor. Nacida el 21 de enero de 2004, el paso del tiempo la ha acotado como la 'princesa rebelde'. ¿Por qué? Porque la hija mayor de Haakon Magnus y Mette-Marit ha tomado las riendas de su vida más allá de los protocolos, teniendo su propio trabajo e incluso un novio 'serio'. Un proceso de crecimiento y maduración adaptado a la actualidad en el que, sin duda, el apoyo de la esposa de Harald V no le ha faltado en ningún momento. Así lleva siendo desde que es pequeña, y así seguirá.
Y al hilo de los 'nuevos herederos', pocos los hay más nuevos a efectos prácticos que Christian de Dinamarca. El primogénito de Federico X y Mary Donaldson es oficialmente el próximo Rey del país nórdico desde que su padre fue proclamado el pasado 14 de enero de 2024. Todo a raíz de la inesperada abdicación de Margarita II, monarca querida donde las haya que en el 2006, en la celebración de su 66 cumpleaños, se abrazaba a un diminuto Christian, que había nacido el 15 de octubre anterior.
Por último, pero no menos importante, es imposible no cerrar este listado con la más joven de todas las monarcas del mañana. Como Ingrid, Estelle de Suecia todavía no es heredera efectiva, puesto que su madre, la princesa Victoria, es quien ostenta ahora este título. Algo que no es incompatible con que su abuela, la reina Silvia, se sienta muy próxima a la joven nacida el 23 de febrero de 2012. Para muestra, la compilación de imágenes de la celebración del VictoriaDay de Borgholm en la isla de Oland en el verano de 2013.
La consorte paseaba serena ante los objetivos de los fotógrafos sosteniendo a una jovencísima Estelle, de poco más de un año de edad. Ahora tiene 12, pero el sostén sigue ahí. Ese bastón que guía los pasos de todos ellos desde la experiencia dentro de un sistema que no da demasiadas treguas. Sea desde lo cotidiano o desde el recuerdo. En el marco de un relato donde las reinas han querido ser, simple y llanamente, abuelas de sus nietos. Salvando las distancias más obvias, pero como en una familia como todas las demás.