Ana Boyer acaba de convertirse en madrepor tercera vez y vive instalada en una perenne luna de miel desde que hace 11 años empezó su relación con Fernando Verdasco. Un idilio que parece no tener fin, pero que podría tener sus riesgos el día de mañana...
Hemos hablado con Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ‘Adicta a un gilipollas’ para que nos hable sobre las dinámicas de pareja que se establecen cuando la mujer se despide de su anterior vida y se entrega, por completo, a su nuevo rol como madre y esposa.
Una importante historia de amor que acabó con una carrera prometedora
Cuando Ana Boyer conoció a Fernando Verdasco, la abogada presumía de tener una de las carreras más prometedoras dentro del mundo del Derecho. Su padre, el exministro de Hacienda Miguel Boyer, estaba orgulloso de esa inteligentísima niña que siempre sacaba las mejores notas. Isabel Presysler, su progenitora, también aprovechaba la mínima ocasión para destacar el brillante porvenir que le esperaba. Ana iba a ser toda una eminencia.
Pero la cosa cambió. En 2014 fallece Miguel Boyer, y 3 años más tarde Ana Boyer da el ‘sí, quiero’ a Fernando Verdasco. El tenista, que por su profesión tiene que viajar mucho, continúa con su ritmo frenético de vida al que no duda en sumarse la letrada. La más joven del clan Boyer aparca su carrera y abraza esta nueva realidad.
Migueilito, el primero de sus tres hijos, nace en 2019 y Ana se vuelca aún más en su familia, que entonces emprende una importante mudanza: vivirán en Doha. Los compromisos profesionales del tenista obligan a trasladar a toda la prole hasta Emiratos, donde establecen su nuevo centro de operaciones. Ahí, alejada de los suyos, la abogada contempla su nueva realidad.
Una renuncia muy elevada
“Renunciar por un hombre sale muy caro”, nos cuenta Lara Ferreiro, especializada en terapia de pareja. “A mi consulta vienen muchas mujeres que se arrepienten de haber dejado su carrera, porque en sus matrimonios se han dado roles de poder y control debido al dinero y a los trabajos. Yo nunca lo aconsejo”, dice rotunda y recordando aquello de “las mujeres facturan”, que canta Shakira.
“Los primeros años estás como en una luna de miel, pero luego los niños crecen y aparece el síndrome del nido vacío. Los niños distraen mucho, pero luego, ¿tú qué? Ana tiene todo el derecho a hacer lo que quiera, pero la premisa general es que esto no es lo aconsejable. Nunca hay que ponerse en situaciones de vulnerabilidad, porque, muchas veces, un abuso puede venir por el tema económico”.
Conviene destacar que Ana Boyer continúa ‘facturando’, pero lo hace desde una faceta laboral más cercana a la de su madre, que a la que hace años imaginó para sí misma. La abogada es imagen de numerosas marcas y realiza muchas acciones publicitarias. Además, y siguiendo la estela de su hermana, ha participado en un ‘talent-show’ de cocina, 'Bake off'. Pero de sus inclinaciones iniciales no parece quedar ni rastro; esto, para la psicóloga, también es un problema, “no tener un trabajo convencional para mí es un error, porque no te permite desarrollarte”.
La psicóloga califica de “luna miel” la etapa que actualmente viven Ana Boyer y Fernando Verdasco, pero remarca que esta se acaba. “¿Qué puede ocurrir entonces? Que aparezca la insatisfacción. Ahora están muy enamorados y centrados en la crianza, pero, con el tiempo, puedes sentir cierta anulación profesional. El desarrollo profesional te puede pesar mucho y esto puede generar resentimiento en la pareja porque sientes que, de alguna forma, te has tenido que sacrificar por él”. Lara Ferreriro recalca que esto puede provocar en la persona una pérdida de identidad que acabe perjudicando en la autoestima.
¿Cómo se puede evitar todo esto?
Como pasa con la crisis de Mary y Federico, la solución más sencilla a veces parece la más complicada. Comunicación. No hay más. La terapeuta de parejas establece esta máxima, unida a la negociación, para tener no solo un matrimonio feliz sino, por encima, una vida feliz y completa. “Se pueden establecer unos pactos entre los cónyuges; en los que queden claros que, aunque exista unos años de estar focalizados en la familia, por ejemplo, después una se puede reincorporar al terreno laboral”.
Es una conversación difícil que, quizás, no se plantee de primeras, pero es importante tenerla. “Esto suele venir con los años, cuando los niños son adolescentes, que ya hacen más su vida, ahí podría llegarle el bajón a Ana. Creo que entonces, y dependiendo del estado de su matrimonio, llegarán a una negociación”.