Letizia camina serena por los pasillos de palacio. Con la tranquilidad de una vida que es suya y un lugar que por fin siente casa. No ha sido fácil. Han pasado ya más de veinte años desde que comenzó su idilio con el entonces príncipe Felipe. Dos décadas después, la que fuera presentadora del 'Telediario' de La 1 es la Reina de España. De plebeya a consorte, tras ser objeto de un análisis exhaustivo por parte del foco público. También de la familia real, que no necesariamente estaban de acuerdo con su irrupción en la Corona. Suegros, cuñadas e incluso sobrinos.

No es misterio para nadie que siga de cerca los pasos de la Reina que su relación con la familia de su marido está años luz de ser idílica. Si bien ella y el Rey han conseguido dar vida a un hogar aparentemente inquebrantable, con ese cariño inmarchitable para con la princesa Leonor y la infanta Sofía, lo cierto es que el resto de vínculos interpersonales con la estirpe son más bien complejos. El dolor de lidiar con un juicio dentro del clan que debiera acogerla con los brazos abiertos, además de los incontables escándalos de Juan Carlos, las infantas y los hijos de estas. Suficientes motivos para poner tierra de por medio con los parientes políticos. Primos de Felipe inclusive.

Los cuatro primos mayores de Felipe, hijos de la infanta Pilar

Tan solo hace falta revisar la hemeroteca 'royal' para ver cómo se han dado también desplantes de Letizia hacia los Gómez-Acebo. Una parte de la estirpe algo menos conocida, que en realidad son muy cercanos al Rey por parte de padre. Tanto como que son primos hermanos, pues son hijos del matrimonio que formaron la infanta Pilar, hermana del Rey emérito, y Luis Gómez-Acebo. Nada más y nada menos que una mujer y cuatro hombres, tan parecidos como distintos entre sí.

Es quizás Simoneta, la mayor de todos, la más conocida por la prensa. Cara visible de su clan y 'artista' de formación, aunque su vida ha terminado por tomar otros derroteros en lo profesional. Primero estudió Oceanografía, después se centró en la equitación, y acabó siendo comercial de Cartier tras estudiar arte en Sotheby's, una famosa casa de subastas de Londres. A ella la sigue Juan, vizconde de la Torre, al que algunos medios han acuñado en el pasado como "el bohemio de la familia". Mucho más discreto, son pocas las veces que se le ha visto en público, y poco o nada más de él se sabe más allá de que está casado con la americana Winston Carney.  

Simoneta Gómez-Acebo y la Infanta Elena.
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Simoneta Gómez-Acebo y la infanta Elena.

El tercero en venir al mundo fue Bruno, consultor inmobiliario de profesión, y también mucho más reservado en lo que a dejarse ver ante las cámaras de los 'photocalls'. Eso sí, él puede presumir de ser el único de los cinco que sigue felizmente casado. Desde el 2005 comparte su vida con Bárbara Cano, una mujer que está al frente de la Fundación Atiende, dedicada a la inclusión de niños con problemas de autismo. La otra cara de la moneda remite a Beltrán, el cuarto, el más 'atractivo' de todos. Al menos, así se podría extraer de la persecución de los paparazzi con la que tuvo que lidiar durante su juventud por la suya, una belleza que la prensa alababa. En el 2004, el mismo año de la boda de su primo Felipe, contrajo matrimonio con la modelo Laura Pontes. Cinco años después se separaron.

Beltrán Gómez-Acebo y Laura Pontes
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Beltrán Gómez-Acebo y Laura Pontes en el 2009.

El reciente ACERCAMIENTO DE Letizia con LOS GÓMEZ-Acebo por el fallecimiento de Fernando

No es personal. O quizás sí. La cuestión es que, recientemente, Letizia ha acercado posturas de nuevo con ellos después de muchos años sin tener prácticamente ninguna relación. Desgraciadamente, no un motivo trágico. Y es que si se sigue la cuenta indicada, se apreciará que falta un nombre para completar el listado de hijos de la infanta Pilar. El de Fernando, el más pequeño de todos, fallecido el pasado 2 de marzo a los 49 años por una dolencia respiratoria. 

Fernando Gómez-Acebo
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Fernando Gómez-Acebo en el 2012.

Un golpe durísimo para los Borbones que ha propiciado ese inesperado reencuentro. La Reina, dispuesta a estar de lado de su marido y el resto de la familia en una clarísima muestra de apoyo, no ha dudado en estar presente cuando ha hecho falta. Menos en el funeral, Letizia sí asistió al tanatorio y a la reciente misa en homenaje al difunto, celebrada en la tarde del pasado 8 de abril en la Iglesia de las Fuerzas Armadas de Madrid. Allí se reencontró, también, con su suegro don Juan Carlos. Y es que el tiempo pasa y las rencillas quedan eclipsadas por dramas de verdad. La tregua definitiva a los conflictos, o así se siente de cara a la galería.