Una de las máximas para ser alguien en las altas esferas es tener el pasado libre de culpas. Ser alguien, entendido como ser un personaje reconocido, sea por mérito profesional o por el interés que la propia figura suscita de cara a la galería. El caso es que construir una historia de vida inmaculada y sin incongruencias es un reto imposible. Incluso para aquellos que han sido educados para ello, como es el caso de los miembros de la realeza. A Reyes, príncipes e infantes también les precede un relato. También en el terreno amoroso. Basta con revisar el historial de exnovias de Felipe VI.

Cualquiera que haya seguido los pasos vitales del ahora Rey sabrá de buena tinta que Letizia no fue la primera mujer en conquistar su corazón. Antes de la periodista, el entonces Príncipe de Asturias coqueteó con chicas como Gigi Howard, la estadounidense que conoció cuando estaba cursando un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown. También con la modelo noruega Eva Sannum, con la que nunca se llegó a confirmar el noviazgo, pero sí se anunció la ruptura. Sea como fuere, seguir viajando hacia el pasado en el eje cronológico nos lleva hasta otra mujer que el soberano nunca olvidará: Isabel Sartorius.

El eterno 'título' de primera novia de Felipe Vi

Para que los más desconectados de esta narrativa se sitúen, es preciso ubicarse en el año 1989. La década de los 90 todavía no había entrado, pero sí lo había hecho Felipe en la vida adulta. No hacía demasiado tiempo que era así, cabe destacar. Solamente era algo más mayor de lo que es ahora su hija Leonor, que también comienza ya a conocer las gracias de crecer, sin obviar sus responsabilidades para con la Corona. Del mismo modo, él, que por aquel entonces tenía 21 años, disfrutaba un año más del verano en las Baleares. El archipiélago favorito de los Borbones. El escenario propicio para que los 'paparazzi' tomasen la instantánea que dio la vuelta al país.

Era la fotografía del príncipe montado en un yate recorriendo los alrededores de la isla de Cabrera. El caso es que no estaba sola. Junto al heredero y otros amigos, estaba ella. Isabel Sartorius, madrileña de 24 años y licenciada en Ciencias Políticas. También aristócrata, pues es hija de Vicente Sartorius, marqués de Mariño, e Isabel de Zorraquín. Más allá de su atractivo, el reportaje fue suficiente para alimentar los rumores sobre su tonteo con el hijo de don Juan Carlos. Como le sucedía a otros personajes de la jet madrileña, se habían conocido en la discoteca Joy Eslava. Los gestos de afecto capturados navegando por las aguas del archipiélago se sirvieron como la confirmación definitiva.

Felipe e Isabel Sartorius
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Lo cierto es que, a pesar del revuelo generado y sin desmarcarse del hermetismo de la institución, nunca llegó a haber corroborarse oficialmente. No obstante, el tiempo dio la razón a los que siempre creyeron en su idilio, aunque su continuidad fuese insostenible. La presión mediática superó al afecto, y eso que no les faltó la intención. Por mucho que intentaban llevar una relación normal, juntos vivieron situaciones tan surrealistas como tener que desplazar a Isabel dentro de un maletero para que nadie la viera. Dos años después de que tan reveladoras imágenes vieran la luz, fueron los propios medios de comunicación los que hicieron público el fin del noviazgo.

Isabel Sartorius
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Ese noviazgo nunca ratificado por sus protagonistas... Hasta 13 años después. Y no de boca del actual soberano, claro está. Fue Sartorius quien, en el año 2012, compartió con el mundo los entresijos de esta particular historia de amor en su libro autobiográfico 'Por ti lo haría mil veces'. En esas páginas reconocía que la chispa entre ellos se hizo evidente al instante. "Esa misma noche comencé a quererle", reconoce ella sobre el momento en el que juntos bailaron en la mítica Joy. Un flechazo en toda regla, y el pistoletazo de salida a un vínculo marcado por el apoyo mutuo. También los rumores, llegando a achacarse a los Reyes eméritos el fin de la relación porque no estarían de acuerdo con que el futuro jefe de Estado saliese con una hija de divorciados. Algo que ella misma también desmintió en su autobiografía.

Su nueva etapa profesional como 'coach'

La cuestión es que la cosa no cuajó. En declaraciones públicas del año 1991, en un viaje oficial a Buenos Aires, Felipe espetó ante los periodistas que "eso se acabó". La negación de lo negado, porque dos años atrás decía estar sin novia, "sin compromiso y, de haber existido algo de verdad, la prensa lo habría estropeado". Pero es que sí existió algo de verdad, aunque no llegase a buen puerto e Isabel apostase por poner tierra de por poner tierra de por medio tras la ruptura. Dejó España atrás por una temporada, desapareció del mapa y se instaló en Londres. Allí se formó en Arte, en la academia Sotheby's, donde conocería a Javier Fitz-James Stuart y Soto, conde de Montalvo y su futuro marido.

Isabel Sartorius 2016
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Antes de romper su matrimonio -y de que él se casase con María Chávarri-, concibieron a Mencía, su única hija y el incombustible motor de su día a día. Luego comenzaría su última relación conocida, con César Alierta, el presidente ejecutivo de telefónica fallecido el pasado mes de enero. El enésimo cambio de rumbo de una vida llena de altibajos lejos de los Borbones que la ha terminado conduciendo hasta el ámbito de la inteligencia emocional. Es por eso que después de probar suerte en ámbitos como el de los complementos, llegando a lanzar una línea de bolsos un modelo de los cuales lució Letizia, ha optado por ejercer de 'coach', especializada en 'Life Coaching' y en Inteligencia Emocional, y desde su propio gabinete. Lejos de cualquier palacio, pero cerca de los demás para poder acompañarles.