Kate Middleton está de vuelta. En realidad, su regreso a escena ha sido algo que se ha fraguado poco a poco. En el marco de su recuperación del cáncer que padecía, la princesa de Gales ha buscado las ocasiones pertinentes para poder retomar las responsabilidades oficiales dentro de sus posibilidades. De ahí que, cuando todavía estaba en tratamiento, incluso apostó por dejarse ver en actos masivos como el 'Trooping The Colour' o la final masculina de Wimbledon. Fue esa su última vez en un evento público hasta este 10 de octubre.

Casi diez meses han pasado desde que la esposa del príncipe Guillermo tuvo que ser intervenida en The London Clinic para someterse a una cirugía abdominal. Después vendría el anuncio vía BBC de que su 'desaparición' se debía al cáncer que la ha mantenido apartada de las tareas como 'working royal' hasta el pasado 9 de septiembre. Fue entonces cuando la nuera de Carlos III hizo saber a través de las redes sociales de los príncipes de Gales que el tratamiento ha finalizado y comenzaría a recuperar la actividad.

Y así ha sido, aunque de forma pausada y esperando al momento propicio para dejarse ver en público. Primero apostó por hacer reuniones privadas en palacio, como la que hizo a razón de su papel en la fundación que protege las infancias desfavorecidas 'Early Years'. Después se haría eco en la red de un encuentro con Liz, una paciente de cáncer a la que recibió en Windsor. De puertas para adentro en todo momento hasta el pasado jueves, cuando ella y el heredero cumplieron con su primer compromiso en las calles. Nada mejor que lucir una joya cargada de significado para un momento tan especial.

La piedra preciosa que Kate ha sacado del joyero

La intranquilidad y preocupación por su estado de salud ha traspasado fronteras, pero Kate ha querido mantener la normalidad incluso en esta particular vuelta al trabajo. Una vuelta que ha hecho al lado de su marido, el príncipe Guillermo, su mayor punto de apoyo durante el duro bache que ha atravesado en estos meses. Además, mostrando de nuevo su inmarchitable compromiso con las causas sociales, en este caso viajando hasta Southport.

Una visita en la que el hijo y la nuera del Rey han prestado su afecto y condolencias a las familias afectadas por el grave ataque con cuchillo que se vivió en la localidad a finales de julio y terminó con la vida de tres niños. Sin perder la sonrisa, y haciendo gala de su sobria elegancia, la duquesa de Cambridge eligió un 'look' de abrigo con vestido camisero satinado para esta serena y nada estridente aparición. Lo anterior, además de una pieza ciertamente desconocida de su joyero, pero con alto valor emocional.

Kate Middleton
Gtres

Y es que para adornar sus manos optó por un nuevo anillo cuya procedencia aún se desconoce, pero que promete convertirse en uno de sus favoritos. Este, compuesto por pequeños diamantes y zafiros engastados, tiene un significado oculto, pues los zafiros se asocian con la fidelidad y la lealtad. Es por eso que no resulta alarmante ver que lo luce donde antes estaba su sortija de compromiso con el príncipe, pues esa lealtad que se profesan sigue intacta en la actualidad.

Porque no importa que el simbólico anillo que su marido le regaló hace casi 14 años, en el que el zafiro también era elemento central, se haya quedado en el cofre una vez más. Por mucho que ahora prefiera colocar esta pieza en su dedo anular, también junto al que recibió cuando nació el príncipe George en el 2013, a su lado preserva también su clásica alianza de matrimonio. La combinación perfecta a la que ha dado el toque final de brillo con unos pendientes colgantes en forma de hoja de Chatherine Zoraida.

El incierto horizonte que afronta la princesa de Gales

Cabe destacar que el alarmismo no ha cesado del todo en torno a la figura de Kate. Sin ir más lejos, hace tan solo algunos días que la periodista Concha Calleja aseguró que la princesa tiene previsión de volver al hospital próximamente para realizarse algunas pruebas y ver que el cáncer ha remitido. En ningún caso se ha desmentido esta información desde la institución, así como tampoco abundan los comunicados sobre el estado de Carlos III.

Algunos medios alertan de que el hijo de Isabel II, que también padece un cáncer y sigue en tratamiento, podría estar en un momento crítico. Tanto como para que expertos en Casas Reales adviertan de que el final de un reinado podría estar cerca. Algo que, de ser así, sigue bañado por el hermetismo propio de la Corona. Ese que ayudó a esconder la dura realidad de la princesa durante semanas, aunque ahora ha podido volver con más fuerza y convicción que nunca.