De vivir muy bien, a vivir extremadamente bien. Ese fue el cambio de estado en los domicilios que ha ocupado una de la 'royal' europea más querida. Si no, que se lo digan a Kate Middleton, que pasó de residir en un coqueto piso en un barrio pijo de Londres a disponer de todos los palacios y castillos de la Corona Británica en Ingalterra tras su compromiso con el Príncipe Guillermo.
La familia Middleton, antes de entrar a formar parte en la Familia Real, ya era una estirpe con poder y suculentos ingresos. Si bien no formaban parte de la aristocracia inglesa, sí que estaban bien considerados y posicionados económica y empresarialmente. Por ese motivo ya eran millonarios antes de que su hija se convirtiera en futura reina consorte y podían permitirse disponer de inmuebles con alto valor, como el que decidieron adquirir para sus hijas.
Los Middleton, cuando eran jóvenes y tenían a sus tres hijos pequeños, residían en una gran casa en la zona de Windsor, no muy lejos del Palacio de Windsor. Pero cuando sus hijos crecieron, pensaron que debían proporcionarles un lugar más cómodo y conectado para vivir, al empezar con su formación y su vida adulta. Ese fue el motivo que los llevó a adquirir una casa en el famoso barrio de Chelsea.
Una casa “con historia” y “bien vendida”
La casa de Kate Middleton en Chelsea, donde vivía antes de casarse con el príncipe Guillermo, es una propiedad en una zona exclusiva de Londres. Esta casa, ubicada en Old Church Street, fue adquirida por sus padres, Carole y Michael Middleton, en el año 2002, cuando pensaron que sus hijas Kate y Pippa tendrían que vivir en el centro tras acabar sus estudios universitarios y comenzar su carrera profesional. Esta casa es histórica porque de ella “salió” la inglesa para casarse con Guillermo. Fue su última residencia como soltera.
A lo largo de los años ha sido la protagonista de muchísimos titulares, ya que la familia Middleton decidió ponerla a la venta. Sabiendo que es un inmueble de lujo, y ubicado en una de las mejores zonas, y con mayor demanda, de la capital inglesa, la tasaron por un precio algo desorbitado. Viendo el mal resultado, decidieron después bajar el importe.
“Aunque sus padres, Carole y Michael Middleton, pedían 1,88 millones de libras - unos 2,03 millones de euros - por la antigua casa de Kate en Londres, finalmente han tenido que venderla por 70.000 libras menos. Un precio que, de todos modos, representa una ganancia notable frente a las 780.000 -cerca de 840.000 euros - que el matrimonio pagó por ella en 2002”, explican en Vanity Fair.
Mucho espacio y digna de Los Bridgerton
La casa era una pequeña joya en Chelsea, ya que tenía un gran espacio y una ubicación privilegiada. Como muchas de esas zonas, se trata de una construcción con la fachada en ladrillo rojo que, perfectamente, podría salir en la serie de Los Bridgerton para mostrar la Inglaterra de la época.
Además, esta casa se encuentra en una ubicación privilegiada, rodeada de tiendas exclusivas, restaurantes y cerca de parques, lo que le daba un estilo de vida cómodo y sofisticado a la familia Middleton, sin renunciar a las comodidades del centro pero con tranquilidad.
Tiene 4 plantas que, aunque no son muy grandes individualmente, cuando se sumaban sus metros, ofrecían un gran espacio muy deseado en la mayoría de inmuebles del centro de Londres, que suelen ser pequeños. Repartidas en esas plantas podíamos encontrar un salón, la cocina y el comedor, y un total de tres dormitorios. Espacio más que de sobra para los jóvenes.
El coqueto y personal salón
Gracias a la inmobiliaria que puso a la venta este inmueble, llamada Knight Frank, hemos podido conocer cómo es por dentro el hogar que acogió a Kate Middleton los meses antes de convertirse en Princesa de Gales, en el año 2011. Este hogar refleja a la perfección la personalidad tanto de ella, como de su hermana Pippa.
En el salón vemos cómo el blanco y la madera configuran la estancia, que se ve salpicada por el rojo, uno de los colores favoritos de las hermanas. Destacan dos grandes alfombras, una en la zona de estar y otra bajo la mesa del comedor. Con motivos geométricos y florales en diferentes tonalidades de rojo y rosa. Sin duda son las grandes protagonistas de este espacio, consiguiendo dotar de muchísima personalidad al espacio y convirtiéndose en lo más especial de la casa.
Además, vemos cómo hay detalles muy personales, como una gran biblioteca encastrada en la pared que seguro que la ‘royal’ tenía llena de libros. Y un bonito espejo antiguo, en dorado antiguo, que aporta luz y profundidad a la zona del comedor.
Baño sencillo
Ambas son jóvenes, pero bastante clásicas y coquetas y por eso el blanco y los tonos pastel eran los grandes protagonistas de la mayoría de las estancias, como los pasillos y escaleras. También vemos como el baño apuesta por la funcionalidad y la comodidad. Con azulejos beige y suelos y paredes blancas, una gran bañera ocupa todo un testero de la estancia.
Dormitorios clásicos y sencillos
También hemos podido ver algunos de los dormitorios con los que cuenta la casa y nos queda claro que para su lugar íntimo y de descanso había una máxima: sencillez y clasicismo. Con grandes armarios en blanco, algunos de ellos empotrados y otros de varios cuerpos, vemos cómo han apostado por un diseño clásico británicos, que se complementa con las cortinas, que, con diferentes estampados, también reflejan una esencia tradicional.
Además, son un lugar para alcanzar la máxima relajación y tranquilidad, puesto que no tienen cuadros, ni ningún tipo de decoración, aparte de las lámparas de la mesita de noche, que también son sencillas y blancas. Por su parte, el dormitorio matrimonial, con una cama más grande, también es sencillo, pero en él si destaca algo de color gracias al estampado un poco más divertido de las cortinas, con grandes flores clásicas.