Kate Middleton se ha convertido en la gran protagonista de la Corona británica en este 2024. No por algo positivo, por desgracia, puesto que el foco que apunta hacia la princesa canaliza la preocupación. Todo el mundo pendiente de su estado de salud desde que el pasado 22 de marzo compartió con el mundo que padece un cáncer. Desde entonces, y a excepción de su reciente reaparición en el desfile del 'Trooping The Colour' junto al resto de la familia, se mantiene apartada de la vida pública. Así será hasta que se recupere del todo para poder retomar su agenda.

En el plano general y con la debida retrospectiva, resulta muy llamativo ver cuánto han cambiado las cosas en la Casa Real inglesa en tan poco tiempo. Ni siquiera se cumplen dos años del fallecimiento de Isabel II, pues fue el 8 de septiembre de 2022 cuando la monarca murió y el paso a una nueva etapa en la institución tuvo lugar. El ansiado reinado de Carlos III, marcado en los últimos tiempos por las dificultades y la voluntad de superar obstáculos. Su enfermedad, la de su nuera, la distancia con el príncipe Harry... Tantos frentes abiertos. Sin perder el recuerdo de su madre, que durante siete décadas fue jefa de Estado. Ese que cada verano, a pesar de sus diferencias, situará al clan en un escenario concreto: Balmoral.

El 'secreto' de Balmoral que no gustaba a Kate Middleton (ni a Lady Di)

Fue ese uno de los enclaves más concurridos de la hija de Jorge VI. La mujer que asumió la Corona cuando todavía no había alcanzado la treintena se ganó el cariño de las gentes a base de construir. Picar piedra para que las cosas estuviesen en el lugar preciso. Tanto en lo público, como en lo privado. Así gestó la transmisión de sus tradiciones favoritas, incluyendo las vacaciones. Isabel II siempre tuvo claro que ser Reina no estaba reñido con poder disfrutar de la temporada estival en un espacio especial. El icónico castillo de Balmoral. Su refugio en los meses que van de agosto a octubre.

No es de extrañar que a la difunta monarca le gustase pasar allí su retiro de las responsabilidades de la Casa Real. Al fin y al cabo, se trata de un lugar cargado de historia y que nos traslada hasta los años de la reina Victoria. En el otoño de 1842, ya casada con el príncipe Alberto, quedó prendada de Escocia. Tal era su amor por la tierra que acabó comprando este imponente edificio... Que no era este. El viejo edificio que ocupaba esta parcela de más de 20.000 hectáreas de terreno no le convencía. Pidió que lo derribaran y en 1853 se puso la primera piedra del castillo actual. Un total de 150 edificios, con una construcción principal en granito y de estilo gótico, que han pasado de generación en generación. 

Balmoral
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Lugar de momentos tan reseñables en el relato de las monarquías como el nacimiento de Victoria Eugenia, abuela paterna de don Juan Carlos I por su matrimonio con Alfonso XIII. También lugar para ritos concretos que se alejan de la pompa real, con el relajo como propósito principal. Es por eso que se dice que, después de cada pícnic, es la Reina la encargada de fregar los platos. Nada de servicio, aunque sí haya ciertos protocolos a tener en cuenta. Algunos tan excéntricos como que todos los presentes deben cambiarse cuatro veces de ropa al día. Una tradición que, según se ha venido publicando, nunca ha terminado de agradar a Kate Middleton. Algo en lo que duquesa de Cambridge coincide con su suegra fallecida: la princesa Diana.

Como a tantas otras mujeres, 'Lady Di' fue sometida al mítico 'Balmoral Test' en el momento en el que se formalizó su noviazgo con Carlos III. Era esa la prueba de fuego de Isabel II para las chicas que salían con sus hijos. Invitarlas a su castillo favorito y ver si eran capaces de conectar con la estirpe. Diana Spencer, que era su nombre de soltera, pasó el examen con creces. Estaba encantada con el lugar, aunque acabaría odiando el lugar y sus costumbres. Cometer errores tan aparentemente triviales como vestir ropa nueva podían suponer un desprecio, porque otra norma no escrita es que "cuanto más viejo, mejor". Cuestión de adaptarse a la vida en el campo, aunque esta diste del folclore al uso.

El castillo se prepara para abrir sus puertas al público

Gustase más o menos a sus huéspedes, el simbolismo de este castillo para la Casa Real británica es inexorable. Más todavía ahora que la Isabel II ya no está en vida y en la memoria quedarán todas aquellas vacaciones en su refugio favorito. Es por eso mismo, y atendiendo a su incalculable valor sentimental -para la Corona y para el pueblo británico, que recuerda con cariño su reinado- que Carlos III ha tomado una decisión sobre su futuro. Nada negativo, sino una reverencia a todo lo que alberga el espacio. Todo lo que, a partir del próximo 1 de julio, podrán visitar los más curiosos, porque el Rey ha decidido abrirlo al público

Balmoral
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De acuerdo con la determinación del soberano, y con el precedente del Palacio de Buckingham, Balmoral aceptará visitas públicas por primera vez en sus casi 200 años de historia. De este modo, los más aficionados de la realeza podrán disfrutar de un viaje al pasado, de la mano de guías especializados y recorriendo los rincones para comprender los últimos dos centenarios de la dinastía. Conocer sus orígenes e implicaciones. Descubrir el secreto del hogar de la familia real en las Tierras Altas. El que encandiló a la Reina hasta el final de sus días.