"Tú y yo, Chelo, y te quiero. Y siento mucho que no me hayan gustado las mujeres porque habría sido más feliz... Hemos tenido una noche de amor". Son palabras que ya forman parte de la cultura pop española. Las pronunció Bárbara Rey durante una entrevista para el extinto 'Deluxe' de Telecinco en una tensa noche de 2011. La vedette confesaba así ante toda España que sí. Que sí tuvo un 'affaire' con la periodista Chelo García-Cortés, una de sus íntimas de juventud con la que la amistad fue un paso más allá. Un momento histórico de la pequeña pantalla, con la revelación de que la exmujer del circense Ángel Cristo también se atrevió a tener relaciones lésbicas.
Cabe decir que la sorpresa no fue excesiva tras confirmarse el relato y la emoción embriagó a sus protagonistas. Nadie parecía estar demasiado impactado al conocer que Bárbara había probado el sexo con mujeres. Leída libertina, naturalmente liberada y siempre en el foco de todas las miradas. En sus años de juventud y antes de sus nupcias con el célebre domador de leones, se fijaron en ella hombres de todo tipo. Desde el torero Paquirri, hasta el actor Alain Delon, pasando por el mismísimo rey Juan Carlos. No obstante, ningún idilio con alguien de su mismo sexo figuraba en su currículum del amor hasta entonces... ¿O sí?
La respuesta correcta es que sí, aunque para dar una explicación al asunto cabe emplear la debida retrospectiva. Directos hasta el año 1977, tres antes de pasar por el altar con Cristo e inmersa en su carrera actoral y televisiva. Por aquel entonces, Bárbara ya era todo un icono del destape. Un símbolo en tiempos de transición que se mostraba sin pudores. En la pequeña pantalla, pero también en la grande. Justo en la etapa posterior al máximo apogeo de 'Palmarés', donde ejercía de presentadora, el realizador a cargo del espacio le propuso un proyecto en el cine. Enrique Martí Maqueda dirigiría 'Me siento extraña', una película pionera con el lesbianismo como temática principal. Quería contar con Bárbara. Y con la mismísima Rocío Dúrcal.
'Me siento extraña', el otro gran romance lésbico de la polémica
Es importante recordar las fechas para entender el contexto. En 1977, Rocío Dúrcal, que en realidad se llamaba María de los Ángeles de las Heras Ortiz, todavía no era la reconocida figura de la industria musical que llegó a ser. Su carrera en el mundo de la canción era más bien limitada y quedaba unida directamente con su participación en el teatro y en el cine. 'Tengo 17 años', 'La chica del trébol' o 'Más bonita que ninguna' eran álbumes que eran banda sonora de cintas homónimas. Actuar era su oficio principal y por eso aceptó participar en la película de Martí Maqueda... Y también por dinero.
Tuvieron que pasar los años para terminar de comprender el porqué Marieta, como la conocían los amigos, dijo sí a formar parte de un proyecto de estas características. Más todavía teniendo en consideración lo que implicaba en una época de apertura, pero en la que la sexualidad seguía siendo un gran tabú. 'Me siento extraña' era un filme disruptivo y se sabía desde que comenzó el rodaje. La inesperada historia del amor entre Marta, una veddete de revista, y Laura, una pianista. Un precedente en el cine de temática LGBTIQ+, aunque la calidad de las secuencias fuese cuestionable.
Tan cuestionable como que terminó por desagradar a la propia Rocío, que por entonces atravesaba un bache económico -a raíz del poco éxito de su dúo musical con Antonio Morales 'Junior'- y se vio obligada a aceptar el papel. Sea como fuere, y aunque su vínculo como pareja no fue más allá de la ficción, para la posteridad queda la buena sintonía entre Bárbara y Rocío. Hasta el punto de que la primera llegó a describir a la intérprete de 'La gata bajo la lluvia' como "una de las mejores compañeras" que había tenido. Ella sí guarda un buen recuerdo del asunto y ha terminado por comprender la pieza como cine de culto dado su carácter transgresor. Incluso fue galardonada con el premio honorífico del IV Festival Internacional de cine gay y lésbico de Andalucía, pero en el 2010. Treinta años atrás, cuando tuvo lugar estreno, ser una de las intérpretes principales de una cinta tan controvertida no fue tan fácil.
La película que marcó un antes y un después en la carrera de Rocío Dúrcal
Tan simple como que Bárbara lo supo llevar -y eso que era la primera vez que hacía un desnudo integral-, pero Rocío no tanto. Y no solo porque no se sentía representada y satisfecha con su trabajo en la cita. Hubo demasiados contratiempos durante los meses que duró la grabación, como un -presunto- golpe con una bañera que le costó romperse la mandíbula. En el documental 'Una vida bárbara', Rey aseguró que ella sabía que eso no era lo que había sucedido realmente porque su compañera de reparto se lo contó, pero que nunca desvelaría la realidad.
La cuestión es que por eso ni siquiera su voz era suya, pues el traspié le impidió terminar el rodaje debidamente y María Antonia Rodríguez tuvo que doblarla. Además, el revuelo e intranquilidad generados en los sectores más tradicionalistas superaron a la gran acogida en taquilla y al ejercicio de visibilización de los reprimidos para Dúrcal. El cambio de niña ye-ye a una muchacha que intercambia cariños e intimidades con otra muchacha fue demasiado. Tanto como para poner punto y final.
No, no a su carrera por completo. El caso es que 'Me siento extraña' sigue siendo uno de los grandes hitos de la carrera de Rey, el desastre personal que supuso para Rocío -que prefirió no presentarse en la Gran Vía en la noche del estreno- propició el fin de su trayectoria cinematográfica. Un punto de inflexión en el que comenzó, afortunadamente con virtud, su ascenso hasta el estrellato reconvertida en intérprete de rancheras.
Puso rumbo a México y tan pronto como aterrizó en el país centroamericano se consagró como un icono de su escena. En 1977 grabó el disco 'Canta a Juan Gabriel' y su éxito eclipsó la vergüenza de aquella última incursión cinematográfica. Así, solamente como una mancha en el expediente le quedaría haber trabajado junto a Bárbara en una película tan aclamada como criticada. El único amor que se le conoció a Marieta por una mujer, por ficcionado que fuese. El otro que se le conoce a Bárbara sin su adorada Chelo en la ecuación.