El 25 de septiembre de 2024 se convirtió en un día para el recuerdo en la historia de la crónica real y con el estreno de 'Bárbara Rey, mi verdad' la llama se ha vuelto a avivar. No precisamente porque se publicase en el inicio del otoño una información desconocida por el público mayoritario, aunque sí era de alto imapcto. Era una información que en el pasado sí había generado un gran revuelo, y que por fin terminaba por materializarse. De forma totalmente imprevista, la revista holandesa 'Privé' dio el gran paso que ningún medio español parecía haberse atrevido a dar. Y de pronto, las imágenes del tórrido romance entre Bárbara Rey y Juan Carlos I pasaron a ser de dominio público.

En ningún caso era una novedad que la 'vedette' y el emérito tuvieron un idilio a espaldas de doña Sofía. Del relato del amor entre la artista y el padre de Felipe VI se habían dado ya prácticamente todos los detalles. En tertulias, documentales e incluso series biográficas, pero nunca de forma explícita mediante instantáneas. Esas fotografías que Bárbara salvaguardó por prudencia y que eran la única demostración clara de lo sucedido entre ellos. De aquellos encuentros furtivos en una vivienda con el antiguo jefe de Estado. De toda su historia.

No es de extrañar que todos los observadores pusieran la atención de nuevo en este amorío de nuevo. En cómo se gestaban esos románticos vis-a-vis, en quién fue el instigador de la toma de las fotografías o en la casa que vio aflorar su pasión. Porque no, la estampa difundida en los Países Bajos no fue tomada en el chalet alquilado en la calle Sextante de Aravaca para sus frecuentes 'reuniones secretas'. Precisamente estas nos trasladaban a la impresionante casa que la televisiva poseía en Boadilla del Monte y a la que no le faltaba detalle.

Un exterior verde y de alto 'standing'

Ni siquiera hace falta introducirse en las estancias interiores de la propiedad para darse cuenta de que esta no está al alcance de todos. Basta con revisar las proporciones de la parcela y su situación en uno de los municipios más pudientes de la Comunidad de Madrid, que comprende un total de 687 m². De estos, son 472 los que constituyen el chalet en sí mismo, precedido por un exterior de infarto.

El refugio del exmonarca y la protagonista de 'Me siento extraña' divide sus zonas visibles desde fuera entre un patio delantero y otro trasero. Un espacio al aire libre ideal para relajarse, con la tranquilidad de poder hacerlo sin estar bajo la mirada atenta de los viandantes gracias a los frondosos setos y arboledas que rodean el espacio. Escaleras, puerta de garaje y fachada en un ladrillo, de toque rústico pero evocando alto 'standing'.

Exterior casa Bárbara Rey
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El caso es que el exterior cobra un sentido todavía más extraordinario en este hecho noticiable por ser allí donde los enamorados fueron capturados por el objetivo de la cámara. Concretamente en la terraza, aunque no es la delantera la única que tiene este habitáculo de toques naturales en medio de la metrópolis.

Terraza Bárbara Rey
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En la zona posterior, antiguamente había una puerta que conectaba directamente con los alrededores de El Pardo, y que los inquilinos que compraron la casa posteriormente tapiaron. Sea como fuere, no era esta conexión directa con la que fue residencia de Francisco Franco la única particularidad de sus dos jardines, pues en uno de ellos también había una pequeña piscina, ideal para lidiar con el calor de la capital en los meses de verano.

Las ventanas y el color crudo, protagonistas del interior

La cosa no se queda ahí. Seguro que los más curiosos están deseando cómo era por dentro este 'palacio' que acogió sus besos, caricias y otros tantos -e incontables- gestos de afecto. Y no, el interior no se aleja del lujo propio de los exteriores. Con materiales y acabados de primera calidad, el color crudo o blanco roto se impone como el gran protagonista en los grandes salones y las seis habitaciones que se distribuyen por la casa.

Salón Bárbara Rey
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Los suelos en mármol y el mobiliario en tonos similares a los de las paredes se extienden por todas las estancias, hasta el punto de que los armarios del gran vestidor al que Bárbara seguro que dio mucho uso también son de color blanco. No faltaba el almacenaje, no, aunque tampoco la luz natural.

Vestidor Bárbara Rey
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Y es que no hay ninguna duda de que los grandes ventanales que rodean todo el perímetro de las habitaciones son los otros grandes protagonistas. Desde ventanas propiamente dichas hasta cristaleras que conectan con las terrazas exteriores, como sucede en la cocina. Una estancia muy particular, de enormes dimensiones y con salida directa al jardín.

Cocina Bárbara Rey
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Por si todo lo anterior parecía poca cosa, el baño de la habitación principal se erige como una de las joyas de la corona de entre todos los espacios. No era el único, cabe decir. La casa tenía un total de seis, tantos como habitaciones. La cuestión es que este, de estilo 'suite' y con acabados en mármol negro que le dan el extra de lujo y exclusividad, tenía un jacuzzi en su interior.

Baño Bárbara Rey
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Con o sin Juan Carlos, es inevitable pensar en lo mucho que pudo la exmujer de Ángel Cristo disfrutar de vivir en una vivienda de estas características. Lo hizo durante mucho tiempo, antes de alquilar -se estima que cobraba unos 3.000 euros mensuales a sus inquilinos- y después desprenderse de ella. Fue en el 2019 cuando, para poder hacer frente a una importante deuda, la puso a la venta por un total de 690.000 euros.