Siempre estuvieron allí, pero un desastre marital puso su nombre en la primera línea de la atención mediática. Son Federico X y Mary Donaldson, Reyes de Dinamarca desde que el pasado 14 de enero tuviera lugar la proclamación del primogénito de Margarita II. Un evento para el recuerdo que quedó ensombrecido por la grandísima crisis de pareja que él y la australiana atravesaban desde hacía semanas. Todo porque la revista 'Lecturas' sacó a relucir la escapada secreta a Madrid del ahora soberano junto a Genoveva Casanova. Así saltaron por los aires las bases de un matrimonio de los más sólidos de las monarquías europeas. Esas que, con paciencia y comunicación, parecen haber reconstruido.
Al menos, así se percibe de cara a la galería, a pesar de que en los comienzos al mando de la Corona parecieran haber tomado la determinación de hacer agendas separadas. Una distancia que solo el paso de los meses parece haber conseguido paliar, hasta el punto de que el Rey y su consorte han vuelto a mostrarse cariñosos ante la prensa en momentos clave. Quién sabe si como una estrategia para acallar rumores, o desde un punto realmente genuino. La cuestión es que la cercanía entre ellos es una realidad en los actos públicos. Tengan estos eventos una razón de ser más o menos felices, como es el caso de la última ocasión en la que se han dejado ver juntos. Fue el pasado jueves cuando volvieron de forma inesperada a su tierra para asistir al funeral de Per Thornit, fallecido el pasado 2 de agosto. Aunque para inesperado el accidente que ha dejado a la Reina con la cara magullada.
El motivo por el que Mary Donaldson llevaba un apósito en la mandíbula
No era un día fácil para ellos, puesto que la interrupción de su periplo parisino quedaba justificada por un motivo trágico. Uno de esos días en los que, a pesar de que el dolor te invada, sabes que tienes que estar presente para dar un último adiós a alguien importante. Porque sí, Thornit era alguien relevante para la familia. Al fin y al cabo, ejerció de jefe de su secretaría durante muchos años en los que se fraguó una relación estrecha. Junto a los príncipes Joaquín y Marie, que también se desplazaron hasta Copenhague desde el castillo de Cahors -donde estaban disfrutando de sus vacaciones-, aparecían para despedirse de su ser querido. Y fue entonces cuando todas las miradas acabaron puestas sobre Mary.
En ningún caso porque su indumentaria fuera inadecuada. Por todos los observadores de las Casas Reales es sabido que Mary destaca por ser una Reina de las más elegantes. Incluso en ocasiones tan delicadas como esta, no pierde un ápice de su característica sofisticación. De ahí que su look fuera tan impecable como de costumbre, con blusa cruzada, falda plisada y un enorme sombrero de ala ancha. Todo al negro, incluso en el accesorio de la cabeza, que a pesar de servir para ocultar parte de su rostro, no pudo evitar mostrar el apósito que cubría su mandíbula. Surgía entonces la preocupación y la gran pregunta: ¿qué le ha pasado?
Para tranquilidad de los más compungidos, fue el departamento de comunicación de la propia Corona el que se vio obligado a explicar cuál era el motivo de esta herida. Una herida a la que no se había referido en ningún momento y que despertó todas las alarmas, pero que surgía de un incidente relacionado con la equitación. La hípica, que es sin lugar a dudas una de las grandes pasiones de la australiana, le ha jugado una mala pasada y ha sufrido una "abrasión en la piel", de acuerdo con el digital 'Billed Bladet'. Palabras de aliento para los más desasosegados que en ningún caso parecían servir para calmar la incomodidad de la 'víctima', porque no parecía excesivamente contenta con tener que lucir el parche. De forma más o menos consciente, procuraba taparlo con su mano para evitar que la capturasen con él. Un esfuerzo en vano.
La Reina de Dinamarca, una fan más en los Juegos Olímpicos
La hípica, como tantas otras disciplinas deportivas, siempre están en el radar de Mary Donaldson. Constancia de ello ha quedado durante las jornadas previas a este viaje exprés, cuando ella y su marido iban de grada en grada de los Juegos Olímpicos de París para no perderse nada. Ni una carrera, ni un partido. Siempre atentos, los Reyes de Dinamarca, y como también han hecho Felipe, Letizia y sus hijas, han disfrutado de los días de competición desde los palcos habilitados en la capital francesa. Una muestra de apoyo inconmensurable a los miembros de su Equipo Olímpico que, más allá de su presencia en el lugar, también han querido poner en valor a través de sus redes sociales.
Como hace desde hace alguna semanas la española, la Corona danesa utiliza sus perfiles en las plataformas para conectar de una forma más directa con la ciudadanía. Un espacio en Internet desde el que, antes de la gran ceremonia de inauguración, quisieron remarcar que "la amistad, la solidaridad y el juego limpio son las bases del espíritu olímpico". Ese espíritu que despierta en ellos algo muy especial, puesto que se conocieron en los Juegos de Sídney del 2000, inevitablemente "evoca maravillosos recuerdos". Junto al texto, una imagen de la pareja sonriendo. Con un emblema indiscutible de la ciudad del amor a su espalda: la inconfundible Torre Eiffel.