Letizia sabe vestirse para las grandes ocasiones. Lo viene demostrando desde que en 2003 se nos presentó al mundo como la futura princesa de Asturias y lo confirma con cada acto que preside, ya como Reina de España. Es una experta en elegir los looks más acertados, como ese que la convirtió en la invitada mejor vestida de una de las bodas reales más idílicas de cuantas se recuerdan: el ‘sí quiero’ de Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik.

Retrocedamos en el tiempo y vayamos hasta el verano del año 2010, más concretamente, al 25 de agosto. Ese día, la pequeña isla de Spetses era un hervidero de ‘royals’. La pequeñísima ínsula al sur de Grecia recibía a los más altos mandatarios de las casas reales. Además, era una ocasión doblemente especial, puesto que medio siglo después de la boda de Constantino, el país heleno volvía a albergar un enlace real; esta vez, de su hijo.

7 años de noviazgo que culminó en una gran boda en Grecia

Nicolás de Grecia se había enamorado locamente de Tatiana Blatnik mientras practicaban esquí. La leyenda asegura que se conocieron de la manera más casual posible en la estación de Gstaad, ¿la verdad? Marie-Chantal, la cuñada del griego, urdió este encuentro para nada espontáneo. La esposa de Pablo les presentó, pensando que su buena amiga venezolana,  a quien conocía del mundo de la moda, encajaría perfectamente con este soltero de oro.

Letizia boda Tatiana
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Con celestina o sin ella, lo cierto es que la pareja congenió a la perfección y se volvieron uno. Iban a todos lados juntos y compartían los mismos intereses. Además, los dos parecían mirar al futuro en la misma dirección; algo determinante a la hora de establecer una relación seria. Tardaron 7 años en comprometerse. Algo raro en una pareja ‘royal’. Se comprometieron en diciembre de 2009 y, medio año más tarde, todo estaba dispuesto para la celebración de su amor.

Los novios, que vivían en Londres, tenían claro que debían pasar por el altar a través del rito ortodoxo y honrando las raíces familiares de Nicolás. El príncipe de Grecia quería celebrar su fiesta en una pequeña y pintoresca isla muy cerca de Porto Heli, donde su familia pasan los veranos. Tatiana, venezolana, entendió que debía dejar de lado la tradición de escoger la tierra de la novia. En esta ocasión, y, dado que tras pronunciar sus votos se convertiría en Princesa de Grecia y Dinamarca, debía acceder al requisito que le imponía su chico.

Una boda real que revolucionó un diminuto pueblo pesquero

El enlace lo tuvo todo para ser una versión ‘royal’ de ‘Mamma Mia’. Solo faltaba que doña Sofía, Ana María de Grecia y Margarita de Dinamarca se arrancaran por ‘Super Trouper’. Absolutamente todo recordaba al romántico musical, algo que, sin duda, benefició a crear el fabuloso ambiente que se respiró los dos días que duró la celebración.

Letizia boda tatiana grecia
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El 24 por la noche, se celebró una tranquila cena al aire libre en la que los novios agradecieron a sus casi 400 invitados que se hubiesen trasladado hasta ahí para festejar con ellos su unión. Vimos a Felipe brindar, a la infanta Elena abanicarse y a Cristina e Iñaki caminar de la mano. Pero, sobre todo, lo que vimos fue a una Letizia que entendió a la perfección la promesa estilística del enlace. La entonces princesa de Asturias protagonizó una fantasía helénica que nos hemos propuesto recuperar porque se lo merece.

Letizia boda Tatiana
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La maleta que Letizia preparó junto a su equipo de imagen de entonces (que, recordemos, no es el actual) estuvo repleta de looks blancos y reminiscencias a la cultura griega. De ahí que para la preboda luciera unos pantalones anchos blancos, que siguen siendo una de sus apuestas favoritas, junto con un top con pedrería dorada que recordaba a los collares de que lucían las cariátides y figuras de la Antigua Grecia.

No muy lejos de Letizia, Marie-Chantal, a la que siempre se la ha comprado con ella. La esposa de Pablo vestía un veraniego vestido blanco, con detalles bordados, perfecto para esa calurosa noche de estío, que también compartió junto a Máxima de Holanda y Mary de Dinamarca.

Los invitados no cabían en la iglesia

A la mañana siguiente de aquella cena en la que solo se degustó productos típicos de la gastronomía griega; los novios y los invitados se prepararon a conciencia para el gran evento. La futura princesa se enfundó su romántico vestido creado para ella por su compatriota Ángel Sánchez y se coronó con la tiara que años atrás había lucido Marie-Chantal, perteneciente al joyero privado de su suegra, Ana María de Dinamarca. Por su parte, el novio lució chaqué y corbata azul, en guiño a su añorada patria.

Letizia boda tatiana grecia
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La ceremonia tuvo lugar a última hora de la tarde, cuando el sol empezaba a bajar y dejaba teñidas de naranja las típicas paredes blancas griegas. Por las empedradas callecitas, hasta la diminuta iglesia de San Nicolás, se movían los invitados. Ellas, agarrándose a ellos con cuidado de no resbalarse, subidas a sus enormes tacones, y ellos maldiciendo el protocolo que les obligaba a lucir corbata y chaqueta con semejantes temperaturas. El templo era una miniatura. Tan pequeño, que solo daba cabida a la familia más cercana de los contrayentes, 20 personas nada más.

Letizia boda Tatiana
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Nicolás de Grecia llegaba a la isla en barco, como parte de la tradición, y lo hacía arropado por su padre y por sus hermanos, en una especie de séquito de honor. Por su parte, Tatiana realizó su último camino como soltera al lado de su padrastro, el empresario Attilio Brillembourg. Su padre falleció cuando era muy pequeña y su madre volvió a encontrar el amor al lado de este multimillonario que se convirtió una figura fundamental para la familia. Padrino y novia llegaron a la iglesia en calesa de caballos, el transporte típico de la isla, donde los coches están prohibidos. Un vehículo tradicional que iba engalanado con abundantes flores y vegetación.

Letizia boda tatiana grecia
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Los invitados que no pudieron presenciar el romántico ‘sí, quiero’ desde el interior de la ermita, lo hicieron a través de las pantallas que se dispusieron en el claustro cercano. Tras la ceremonia ortodoxa, los ya marido y mujer festejaron su unión con todos sus invitados con una fiesta que duró hasta la madrugada.

El gran look helénico de Letizia

Para el gran día de Nicolás y Tatiana, Letizia deslumbró con su vestido más helénico. Un sueño de diseño que firmaba Felipe Varela, su modisto incondicional en aquella época. Se trataba de una pieza realizada en gasa, con un solo tirante y cuerpo fruncido, en un color azul tinta ideal para la noche, con detalles bordados en strass. Fue la invitada mejor vestida de la velada, tanto por lo acertada de la inspiración de su estilismo, como por lo ideal que resultó el conjunto de su look, con un peinado sencillo y favorecedor, con unas ondas abiertas y sueltas, y un maquillaje de noche ahumado y cero recargado.

La celebración tuvo lugar en la mansión del pintor griego Ioannis Koutsis, donde, tras la cena, se vivió una actuación inolvidable a cargo de Elton John, amigo personal de los novios.

Letizia boda tatiana grecia
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De aquellos ‘qué vivan los novios’ (en versión griega, claro) ha pasado mucho tiempo. Constantino de Grecia ya no está entre nosotros, Iñaki Urdangarin ha cumplido condena en la cárcel y muchos de los invitados han ascendido al trono, entre ellos, Letizia y Felipe. Y en abril de 2024, se publicaba, vía comunicado oficial, el fin del matrimonio de aquellos enamorados felices que se prometieron amor eterno. Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik manifestaron lo complicado que había sido tomar la decisión de acabar con su matrimonio y mantenían la promesa de conservar una relación basada en el mutuo respeto. Una amistad “profunda y sincera” que les acompañará de por vida.

Los novios de aquella boda de fantasía ya no están juntos, pero para siempre quedará el álbum de fotos de este sueño de una noche de verano en el que Letizia fue, sin competencia alguna, la más elegante de todas. Y eso no parece cambiar.