Con el permiso de los deportistas, Leonor y Sofía se han convertido en dos de las más grandes protagonistas de los Juegos Olímpicos de 2024. A pesar de que no estuvieron presentes en la ceremonia de inauguración y los eventos previos al pistoletazo de salida de este gran evento, no han dudado en apoyar a los participantes españoles. En el marco de un periplo por París, de un lado a otro, y asistiendo a la grada para disfrutar de todo tipo de disciplinas, las más pequeñas del núcleo duro de la Casa Real han podido vivir una experiencia sin igual. Mostrándose más naturales y espontáneas que nunca, además. Quizás porque en la capital francesa no estaban sus padres, aunque eso ya haya cambiado.
Era evidente que los Reyes no podían faltar a una cita de este alcance. De hecho, no lo hicieron. Tanto Felipe VI como doña Letizia sí que estuvieron de cuerpo presente en los primerísimos actos de la competición deportiva por excelencia a escala internacional. El soberano y su esposa se mostraron, además, verdaderamente orgullosos de la delegación española, a la que apoyaron contra viento y marea. Y nunca mejor dicho, porque las condiciones climatológicas no terminaron de acompañar. La cuestión es que su incesante agenda comprendía el tradicional viaje a Palma de Mallorca para los días posteriores y tuvieron que partir, a la vez que dejar a sus hijas 'al mando'. Ahora, y tras la protocolaria recepción en el Palacio de la Almudaina, hay más margen de maniobra. Suficiente para que la Reina haya cogido el relevo a las niñas.
La esperada reaparición de Letizia en París
Cabe destacar que, en el momento en el que se hizo público que la consorte estaba a punto de regresar a París, no estaba claro de qué manera lo haría. "Ha llegado el turno de Letizia", advertían el pasado 30 de julio desde el servicio informativo de Radiotelevisión Española. Noticia escueta en la que no se especificaba si el traslado de la Reina a la ciudad de los Campos Elíseos se cruzaría con el de Leonor y Sofía a Marivent, o, por contra, coincidiría con sus hijas como público de los eventos deportivos del día 31. No fue hasta este mismo miércoles cuando por fin se ha sabido todo sobre ese debut como animadora y representante de la Corona, cuando sobre las 20.05 horas se dejaba ver en el Centro Acuático de París.
Con vestimenta sobria, con polo, pantalón y zapatillas, todo en color blanco. Muy en la línea de sus anteriores 'outfits' olímpicos, además de ser prácticamente igual que las vestimentas de la Princesa de Asturias y la infanta durante las jornadas anteriores. Sus hijas finalmente, como se preveía, no la acompañaron en la grada. Tampoco su marido, aunque desde un inicio se dio por sentada la ausencia del Rey por todos los compromisos que está afrontando en solitario en Mallorca, como la entrega de trofeos de la Regata de Vela de la Copa del Rey del próximo sábado. El pretexto ideal para que Leonor y Sofía se tomasen un respiro, y fuese ella la encargada de apoyar 'in situ' al equipo femenino de waterpolo. Una reaparición ansiada durante el partido contra Grecia en la fase de grupos en las que, de nuevo, pareciera que se cumple la teoría de que los 'royals' son un talismán.
Porque sí, la selección española ganó. Un reñidísimo partido que terminó con un 10-8 que mantuvo en vilo a todos los espectadores hasta el último instante. Incluida Letizia, que haciendo gala de la misma espontaneidad que caracterizó a princesa e infanta en los días previos, no dudó en demostrar su emoción por cada punto conseguido. Sin perder la sonrisa, exclamando su alegría sin pudor alguno y aplaudiendo a más no poder. Eufórica como pocas veces en otro triunfo para nuestros olímpicos.
Su alabada primera aparición en la capital francesa
El esperadísimo regreso de Letizia a los Juegos Olímpicos se ha dado después de una alabadísima primera aparición en escena que los más observadores de las monarquías no olvidarán fácilmente. Y es que en la víspera a la gran ceremonia de apertura de la XXXIII Olimpiada, tanto Felipe como Letizia ya habían viajado hasta París. Todo para cumplir con su agenda en lo que a asistir a los primeros actos se refiere, desde la recepción de todos los deportistas y equipos españoles, hasta la cena para autoridades que el Comité Olímpico Internacional (COI) organizó en el icónico Museo del Louvre. Un momento en el que el Rey no pasaron desapercibidos entre una larga ristra de invitados de renombre, aunque la Reina fue quien acaparó todas las miradas.
Enfundada en un conjunto de camiseta y falda de Dior, de la colección de Alta Costura primavera-verano 2024. Ataviada con la firma francesa por antonomasia, aunque algunos medios se encargaron de apuntar que las prendas eran cedidas y no forman parte de su fondo de armario. En el día posterior, cuando el río Sena se convirtió en el escenario de la multitudinaria inauguración. Fue entonces cuando, a pesar de tener que cubrirse con un chubasquero transparente porque comenzó a llover, Letizia no perdió la ocasión para recuperar uno de los grandes éxitos de su armario. Un vestido blanco y negro de largo midi que puso una nota de luz a la tormenta. Casi tanta como el divertido 'selfie' que el matrimonio se tomó desde el palco del Trocadero. Imagen que, llueva o truene, queda para el recuerdo.