Por muchos años que haya pasado Isabel Preysler en España y aunque la actualidad esté afincada en Madrid, lo cierto es que el punto de origen de su historia está en Filipinas. Concretamente en la ciudad de Manila, donde nació el 18 de febrero de 1951, en el seno de una familia acomodada formada por Carlos Preysler Pérez de Tagle y Beatriz Arrastia Reinares. Su padre era delegado del Banco Español de Crédito de la capital del país asiático. Su madre era dueña de una agencia inmobiliaria. Juntos formaron una familia de cuatro, incluida su hermana Beatriz. Un núcleo duro que duró tanto como tardó Isabel en mudarse al extranjero.

Y es que no es arbitrario que a la proclamada 'reina de corazones' se la conozca tantísimo en la alta sociedad española, porque son ya muchos los años que lleva residiendo en la península. Más de cinco décadas, que se dice pronto. Mucho tiempo alejada de sus raíces, pero con una parte de su corazón siempre en el Pacífico. No obstante, su trayectoria de vida ha sido lo que ha terminado por mantenerla en la capital. No solo por sus tres matrimonios, sino también por la gran familia que ella misma acabó construyendo. Cinco hijos que ya han volado del nido, pero con los que todavía sigue muy conectada.

De ahí que cuando viaja al extranjero no acostumbre a hacerlo a su tierra natal. Prefiere los Estados Unidos, donde residen Chábeli, Julio José y Enrique, sus tres hijos mayores nacidos de su matrimonio con Julio Iglesias, que han optado por construir sus propias familias al otro lado del charco. O Catar, porque Ana, la más pequeña e hija también del economista Miguel Boyer, que reside en Doha junto a su marido Fernando Verdasco. Solo Tamara está cerca, en la pudiente zona de Puerta de Hierro donde se encuentra el ático de la hija y la mansión de la madre.

Las costumbres que conectan a Isabel con su tierra natal

En ningún caso significa lo anterior que a Isabel no le guste volver a Filipinas de vez en cuando, aunque su estilo de vida y situación actual no la invite a viajar hasta el lugar donde nació con tanta asiduidad como podía hacer en otras épocas. Algo que ella misma reconoció recientemente en un acto muy relacionado con, pues no faltó a la cita con la entrega de Premios Tanglaw que se celebraron en la Embajada de Filipinas en España el pasado 17 de octubre. "En cuanto encuentre un hueco, espero que sea pronto, volveré a Filipinas", hizo saber a los presentes tras revelar que se cumple un lustro desde su última visita.

Una primera edición destinada a reconocer a individuos e instituciones que han contribuido a las relaciones diplomáticas entre España y Filipinas entre los que, por supuesto, estaba Preysler. Feliz por recibir uno de los galardones, y acompañada de su inseparable hija Tamara e Íñigo Onieva, su yerno, reconoció la emoción del momento con una publicación en su perfil de Instagram. Lo anterior, además de confesar qué costumbres filipinas mantiene en la actualidad a pesar de cumplirse cincuenta años desde que llegó a España.

Isabel Preysler
@isabelpreysler

Fue después de reconocer el premio como "un orgullo y un honor (...) que no me esperaba", cuando rememoró esos "muchísimos recuerdos" de los diecisiete años que pasó en Asia. La misma que la invita a preservar tradiciones de su país en el día a día como tomar "comida filipina a menudo" o ponerse "el vestido nacional filipino, que es precioso y muy favorecedor". Dos cuestiones simbólicas y reseñables que se suman al hecho de que, tal y como expuso a la revista '¡Hola!', "en mi jardín hay mucha vegetación, sobre todo bambúes, que me recuerdan a mi infancia en Filipinas".

¿Por qué se marchó la 'socialité' de Filipinas?

"Reconocen siempre que tienen sangre filipina y están muy orgullosos de ello", dijo sobre sus hijos. Porque aunque tuvo que marcharse pronto del hogar familiar, para ella es primordial haberles transmitido ese legado. En cualquier caso, ¿por qué se marchó de Filipinas cuando ni siquiera había entrado de lleno en la adultez? La historia tiene condumio, ya que en realidad estuvo todo orquestado por sus padres, que querían que se olvidase del chico que le quitaba el sueño a la Isabel más adolescente.

Ni a Carlos ni a Beatriz les gustaba nada Maximo 'Junie' Kalaw, el hombre que acabó fundando el Earth Council, pero que en los 60 solo era leído como un 'playboy' de la buena sociedad de Manila. Un amor incipiente que sus progenitores no recibieron de buena gana y fue suficiente para que decidiesen mandarla a Madrid, a casa de sus tíos Miguel y Teresa. Y nunca más regresó. Al menos, no de forma definitiva.