Los más seguidores del universo pop noventero sí saben de buena tinta quién es María del Mar Cuena Seisdedos. Otros la tienen en el radar como Yurena, aunque para llegar a esta última reinvención hayan tenido que andar de la mano de una Tamara que también fue Ámbar. Nacida en Santurce en el año 1969, su trayectoria en los medios invita a revisar la irrupción en escena de una legión de personajes de lo más singulares. Entre ellos, con figuras tan estrambóticas como Toni Genil o Loly Álvarez en el primer plano mediático, se abrió camino ella.
Y de qué manera lo hizo. Al ritmo de un pegajoso 'No cambié' que, en resumidas cuentas, no hacía más que repetir la misma consigna que da nombre a una canción que se convirtió en superventas. El sencillo de Tamara salió a la venta en el 2000 y superó en las listas de éxitos a cantantes tan asentados como Alejandro Sanz, que por la época sonaba en la radio con 'El alma al aire'. La Tamara de entonces no podía creerlo. Más todavía teniendo en consideración cuanto había sufrido para llegar hasta ese nivel de relevancia. Y admiración, incluso. El fenómeno del "tamarismo". La estampita de 'friki' no dolía tanto si podía dedicarse a su sueño.
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El sueño de cantar. De brillar en el escenario y ser una estrella. Algo por lo que llevaba luchando desde que debutó en la industria de las artes y el entretenimiento en el año 1991. Lo hizo en el pub Liberdon, en la localidad vasca de Portugalete, y con el dolor de ver cómo en sus primeras actuaciones la gente se burlaba de ella. Incluso le arrojaban huevos y tomates. Y aun así, contra todo y todos, se armó de valor y visitó Norte Estudios, un estudio del mismo municipio que la vio nacer como artista, donde grabó su primer trabajo discográfico. Una ristra de temas inéditos que incluía 'A por ti', otra de las canciones por las que más se la recuerda. Canciones que, en el momento de incorporarse al circuito televisivo de la mano de Paco Porras, fueron el pasaporte a todo lo que ha venido.
Tamara sí cambió, pero sigue siendo la misma de ayer
Y eso que no todo lo que vino fue fácil. Muchas lágrimas derramó la vasca por entonces, cuando la inocencia de brillar se vio empañada por lo que sucedía en espacios tan deslenguados como las irreverentes 'Crónicas marcianas' de Telecinco. Eso sí, también suponiendo la exposición su salto definitivo a la fama añorada. Porque por mucho que la tachasen de rara o que arremetiesen contra su personalidad, su maquillaje de geisha o su llamativa indumentaria, sobre el papel le valió a Tamara lo de ser famosa para firmar con una discográfica.
La extinta Superego se encargó de la producción y distribución de 'Superestar', un álbum debut en el que participaron compositores de renombre como Nacho Canut y que cautivó a artistas del panorama nacional como Silvia Superstar o la mismísima Alaska. Lo que no sabía Tamara en aquel instante de frenesí y bailes entre plató y plató es que pronto dejaría de ser Tamara. Que se vería obligada a fallar a su mayor premisa y cambiar radicalmente, después de que en el 2004 la cantante de boleros Tamara Valcárcel la demandase por usar el mismo nombre que ella. La resolución judicial fue favorable a la otra Tamara y no tuvo más remedio que elegir otro nombre.
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Y así nació Yurena, aunque antes probó con Ámbar y la historia se repitió. Sea como fuere, este renacer solamente demostró que seguía siendo la de siempre. Y no porque no probase suerte con otros estilos. Más allá de animarse a participar en formatos de telerrealidad y seguir con su incesante ruta por los estudios de televisión, más de una década después seguía en activo como cantante. Con sencillos como 'Around the world', totalmente en inglés, y en un alarde de persistencia frente a las zancadillas de la industria. Incluso llegó a sonar -y a girar- en China y otros lugares de Asia. Lo cortés no quita lo valiente.
La enésima reinvención de Yurena entre tartas
Si para algo le ha valido el paso de los años a Yurena, es para demostrar a todos aquellos que la llamaron Tamara 'la mala' que ha logrado ganar la partida. Incluso a la otra Tamara, aunque ella tuviese el gusto de quedarse con el nombre, pero siendo su 'rival' la que más focos ha acaparado. Por azaroso que fuese el motivo, e incluso teniendo en consideración su paso por concursos como 'Hotel Glam'. El primerísimo de los 'realities' que figura en su curriculum vitae, y en el que tuvo oportunidad de convivir con personalidades tan variopintas como Aramís Fuster o Yola Berrocal.
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Un tiempo después, en el 2016 se atrevió con 'Supervivientes'. Y no le fue nada mal, aunque en primera instancia fue la primera elegida por la audiencia para abandonar los Cayos Cochinos, pero los divertidos momentos que regaló desde el destierro le valieron permanecer en Honduras durante 63 días. Y así sucesivamente, haciendo de ser concursante su profesión, muchas veces por encima de la farándula.
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Porque la lista de participaciones sigue con 'Gran Hermano Dúo', 'Ven a cenar conmigo: Gourmet edition' y ahora se completa con 'Bake Off: Famosos al horno'. El programa de repostería de La 1 la ha fichado como una de las pasteleras de su segunda temporada y no puede estar más pletórica. Además, la noticia le llegaba en un momento de lo más dulce, pues tan solo hace algunos meses se anunció que Javier Ambrossi y Javier Calvo producirán 'Superestar', una serie sobre su vida. El biopic, dirigido por Nacho Vigalondo y protagonizado por Ingrid García-Jonsson, promete.