Juan Serrano, más conocido como Finito de Córdoba, ha aprendido de su mujer, Arantxa del Sol, la persona más importante de su vida, que, llegado un momento vital, uno debe saber reinventarse. Si hasta ahora era conocido por sus habilidades toreras, a partir del próximo año debutará como repostero. Ahí es nada.

Finito de Córdoba cambia el estoque y la muleta por los moldes y las varillas. El diestro ha fichado por ‘Bake off’, pero, antes de que entre en harina, conviene recordar cómo ha sido su evolución desde que le conocimos hace más de tres décadas. 

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Finito, el torero más torero

Cuando tomó la alternativa en 1991, España entera miró con atención al gallardísimo maestro de la muleta, criado desde niño en ambiente taurino y con una imagen que representaba a la perfección el ideal de alguien de su profesión. Su esbelta figura recortada sobre el ruedo, le convertía en el arquetipo del torero que se dibuja en el imaginario colectivo. 

Finito de Córdoba era cautivador. Un magnetismo que iba más allá de su físico y que abarcaba a sus maneras, tan discretas y tímidas. Cuanto menos hablaba, más interés despertaba, profundizando en esa imagen de caballero misterioso. 

Su carrera estaba en auge, y, aunque todo el mundo quería saber quién ocupaba el corazón del nacido en Cataluña, pero criado en Andalucía, él daba capotazos al respecto. En entrevistas de entonces, se declaraba un hombre romántico y en absoluto un casanova, un perfil que abundaba entre sus otros compañeros de profesión. De hecho, antes de pasar por el altar y conocer a la mujer de su vida, solo le conocimos a una novia, Marián Camino. De hecho, con ella también llegaron a existir planes de boda. 

La primera novia de Finito de Córdoba: quiso casarse con ella

Marián y Finito fueron novios entre los años 1992 y 1997. Los jóvenes se conocieron porque compartían los mismos ambientes. Ella era hija del torero Paco Camino, y, además, es la hermana de Rafi Camino, que era amigo cercano del de Córdoba. 

Durante ese lustro de noviazgo, este pareció ir viento en popa. Los enamorados no dudaron en pasear su relación por algunos de los eventos más destacados de la época, entre ellos, la boda de Paloma Cuevas y Enrique Ponce. Un año más tarde de aquello, separaban sus sendas. 

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Marián Camino, primera novia de Finito de Córdoba

Parece que no existió un detonante claro. Que la relación se fue enfriando cuando él prestó el servicio militar obligatorio… aquellos planes de casarse y formar una familia quedaron en suspenso y cada uno rehizo su vida lo mejor que supo. 

Marián conoció a un empresario y, en el año 1999, se casó con él. Juntos tuvieron dos hijos. Desde entonces, Camino ha preferido alejarse de los focos y llevar una vida muy discreta. Frecuenta el mismo círculo de amistades de Paloma Cuevas o Patricia Cerezo, amistades de su época junto a Finito. Es empresaria y tiene una tienda de accesorios de piel. 

¿Cómo conoció Finito de Córdoba a Arantxa del Sol?

En el mismo año que su ex se casaba, el torero volvía a enamorarse. Arantxa del Sol era una de las mujeres clave de la televisión cuando el torero se cruzó en su vida. Se conocieron cuando ambos acudieron como invitados a un programa, donde empezaron a hablar y la química surgió de inmediato. Sus mánagers hicieron el resto. 

Esta relación fue el gran romance de finales de 90. Ambos eran guapos, exitosos y nos hacían creer en la almibarada ilusión del amor para toda la vida. Curiosamente, 25 años más tarde, todavía lo siguen consiguiendo. 

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Tras dos años de relación, la pareja dio el gran paso y el 21 de octubre de 2001 pasaron por el altar. A pesar de los orígenes asturianos de la novia, la boda se celebró en Córdoba. 600 invitados procedentes del mundo del toro y del entretenimiento se dieron cita para ver cómo los novios daban su ‘sí, quiero’ para toda la vida. 

Gaitas y una hora de espera en la boda de Finito y Arantxa

Arantxa del Sol lució un elegantísimo vestido creado por Lorenzo Caprile, más en boga que nunca tras haberse convertido en el modisto de cabecera de la infanta Cristina. Se trataba de una creación en corte sirena y con una enorme cola de cuatro metros. “En raso blanco y godets de gran vuelo”, escribió hace unos años la modelo en sus redes sociales, donde destacó que, en 2001, rompió moldes al elegir un color tan tradicional. “Entonces todas las novias elegían tonos de beige, era la moda… yo lo quería blanco y Caprile estuvo de acuerdo. Quería un vestido sin artificios, mientras que el velo llevaba un bordado sencillo, pero con ese brillo especial de los cristales”. No pudo estar más acertada. La pieza nupcial ha envejecido maravillosamente y no se hace ni anticuada ni pasada de moda, sino que resulta un auténtico clásico atemporal. 

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Aquel 21 de octubre, Arantxa del Sol hizo esperar al novio una eterna hora y media, que él aguantó con ojos brillantes por la ilusión. Y mientras los minutos parecía que no pasaban, Córdoba entera se tiró a las calles para presenciar la gran boda torera del nuevo milenio. Los vecinos engalanaron sus balcones con flores y mantones; y quienes quisieron vivirlo a pie de calle se toparon con lipotimias y desmayos, debido a la cantidad de curiosos y curiosas que se acercaron hasta la iglesia de Santa María de Aguas Santas. 

“PIIIIIIIIIII” las gaitas de la banda que viajó desde Asturias sonaron con fuerza cuando la novia bajó del coche. Arantxa del Sol estaba muy emocionada mientras hacía el camino hacia el altar, donde los “viva”, “guapa” y “oles” casi eclipsaba el característico sonido del instrumento de su tierra. 

Tras un paseo en coche de caballos por la ciudad, que les permitió dejar un capote y el ramo de flores de la novia a la Virgen de Los Dolores, los recién casados llegaron al Palacio de Viana, donde tuvo lugar la cena.

Finito y Arantxa, para honrar las dos tradiciones, la cordobesa y la asturiana, eligieron un menú que repasaba lo mejor de ambas gastronomías. Se comió, se brindó y se bailó. Como era de esperar, los novios se entregaron sin freno a la fiesta, que estuvo amenizada por un grupo de sevillanas. Para esas horas, la novia ya se había bajado de los tacones y se había puesto las zapatillas blancas que había reservado para poder disfrutar, con la máxima comodidad posible, de la juerga hasta la madrugada. 

¿Por qué dejó de trabajar en la televisión Arantxa del Sol?

Al año justo de aquella celebración por todo lo alto, el matrimonio dio la bienvenida a su primera hija en común, Lucía. Entonces Arantxa abrió un nuevo capítulo de su vida, en el que se centró más en su familia. “Nunca me retiré”, contó en 2024 durante una entrevista en el programa ‘De viernes’. “No sé qué pasó… de repente me casé y esto tuvo mucho que ver”.

A raíz de su boda y de convertirse en madre, el teléfono dejó de sonar como lo hacía antes. La presentadora fue víctima de un machismo estructural que castiga a las mujeres por tener hijos, mientras que premia que los hombres puedan seguir adelante con su vida y su profesión. De hecho, eso es lo que pasó. 

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Tras el nacimiento de su primogénita en 2002 y, más tarde, en 2008 de su menor, Finito de Córdoba no experimentó cambio alguno en su carrera taurina. El diestro pudo seguir adelante con todos sus compromisos en los ruedos, mientras la agenda laboral de su mujer cada vez se volvía más ínfima. 

Con ‘Supervivientes 2024’, Arantxa del Sol regresó a la televisión por la puerta grande y lo hacía para demostrar de todo lo que era capaz y recordarle a España entera que puede ser una gran colaboradora y presentadora. Durante el tiempo que duró el concurso, su marido fue su más fiel defensor y ella no paró de mandarle mensajes de absoluto amor, demostrando que el tiempo no ha hecho mella en su relación, sino que la ha reforzado. 

Con el fichaje de Finito por pate del programa de las tartas, ‘Bake off’, tocará cambiar las tornas. Ahora será él quien acepte el reto mientras que su mujer le apoye en la sombra. Bien sabe ella que nunca es tarde para reinventarse.