Uno de los mayores placeres de las vacaciones es darnos algún caprichito culinario, ¿verdad? Desde una paellita en la playa, a una cena especial para disfrutar del restaurante de moda, o descubrir nuevos sabores investigando comida alrededor de España, y del mundo. Si no, que se lo digan a Felipe VI y Letizia, que durante sus vacaciones en Mallorca han podido disfrutar de dos menús muy diferentes, pero que seguro que han animado su habitual dieta en Zarzuela.

Sabemos que la dieta y qué se come en palacio durante todo el año es un tema importante para la reina, y para todo el equipo de la Casa del Rey. Pero todos necesitamos descansar, incluso los ‘royals’. Por ese motivo, durante sus días de descanso en Marivent, mientras van y vienen de París para apoyar a nuestros olímpicos, la familia real ha podido disfrutar de nuevos placer culinarios. Bien sea de forma oficial, o saliendo en familia, han podido disfrutar de menús muy interesantes que han dado el pistoletazo de salida a su descanso estival. 

600 invitados y lo mejor de la gastronomía Balear 

La primera de las citas oficiales que los reyes de España tuvieron en Mallorca para estrenar sus vacaciones e instalarse en el palacio de Marivent fue un encuentro con alrededor de 600 personalidades de las islas baleares con los que hicieron el saludo tradicional. Este encuentro con muy diversas personas relevantes también contó con un menú que sorprendió a todos, y, a la vez, fue capaz de trasladar las raíces de la cultura gastronómica mallorquina hasta el siglo XXI. 

Se trata de una combinación de elementos de la tierra, técnicas tradicionales y combinaciones de sabores donde la cocina tradicional da paso a sorprendentes nuevas mezclas. Por ejemplo, en la parte más tradicional, destacaron platos como las croquetas de guiso a las 4 especies, tomate con mahonés y alcaparra, la coca tradicional, una de ellos con de pimientos asados y paté de Felanitx y otra con calabacín, tomates secos y queso Sa Cabreta; pan soplado relleno de “estopeta” y pan amb oli con queso mahonés y camaiot: un tomate con mahonés y alcaparra, berenjenas rellenas de carne de cerdo negro mallorquín y salsa de tomates asados, pulpo de roca mallorquín y Tumbet.

En cuanto a sabores más atrevidos, pudieron disfrutar de tartaleta de espinaca con fresa a la pimienta, crema de cigalas mallorquinas y avellanas, escabeche de raya con zanahoria y naranja, crujiente de lechona de Can Company con mermelada de guindilla. Y por supuesto, también estuvo presente la tradicional Ensaimada, como postre, imprescindible de cualquier encuentro que se precie en la isla pitiusa, a la que se sumó como platos finales plátano con almendras y carajillo de ron amazonas. 

Las encargadas de diseñar y ejecutar este menú especial fueron Marga Coll y Maca de Castro, dos cocineras mallorquinas que han sido galardonadas con la estrella Michelín y que confeccionaron para este evento tan icónico un total de hasta 16 platos sorprendentes.  “Son definidas como "honestas en la cocina" y, sobre todo, cuentan con largas listas de espera, lo que demuestra el éxito que tienen en los fogones. Es por ello que Casa Real las ha elegido para esta recepción en la que, de nuevo, se vuelve a apostar por el talento de mujeres”, explica la periodista Gloria López en Semana.

Salida familiar para disfrutar de una cena 

Días después de este espectacular festín, y una vez ya reunida toda la familia real en Mallorca, tras pasar por París para apoyar a los jugadores olímpicos de España, y también volver de Grecia, donde se encontraba Doña Sofía para asistir al entierro de su querido primo, Miguel de Grecia, la familia al completo, acompañados por la hermana de Doña Sofía, la infanta Irene, y también los amigos de la emérita, Tatiana Radziwill y Jean Henri Fruchaud, decidieron salir a cenar y de nuevo apostaron, como no podía ser de otra forma, por la calidad gastronómica.

El restaurante elegido para esta salida familiar fue Mía, en Portixol, cerca del puerto, “un lugar donde todos los sentidos entran en juego”, explican en su web, que se trata de unos de los locales con más renombre de la isla pitiusa. Es habitual que durante su estancia en Marivent, la familia real, más que hacer un posado oficial, se deje ver saliendo a cenar una noche todos juntos. Y la mayoría de veces intentando lanzar un mensaje de normalidad y naturalidad.

El año pasado, la salida fue para ir al cine. Este año, sin audiovisual previo, han decidido volver a acudir a este restaurante, que es un proyecto en el que está vinculado el chef Guillermo Cabot, que ya es un “viejo conocido” de la familia real, ya que antes también acudieron a su anterior proyecto llamado Ola de Mar. Han decidido apoyar de nuevo este espacio como muestra de confianza con el chef. 

Al igual que con el menú de la recepción balear en Marivent, el enfoque del restaurante es la de conservar las raíces gastronómicas locales, pero velando, no únicamente por las grandes materias primas y su calidad, sino también por adaptar sus propiedades, gustos y sabores, a 2024. Su especialidad son, además de los pescados frescos y mariscos, como el bogavante, calamar, la lubina o los salmonetes, carpaccio de gamba roja o tartar de atún, también platos “de cuchara” como la fideuá y la caldereta. Mirando la carta, nos ha llamado especialmente la atención un par de platos que, además de ser deliciosos, pueden contener lo mejor de la isla en un solo bocado: el calamar salteado con sobrasada o los huevos rotos con langosta.

“Intento que la intervención en el pescado sea mínima, ya que cuando se trata de un producto de calidad, no es necesario añadir salsas ni ingredientes de más. La clave radica en acompañarlo con una guarnición adecuada”, explicó el chef para explicar por qué Mía es uno de los restaurantes favoritos de la Casa Real.