Diez son las monarquías que existen hoy día en Europa. Al menos, cuyas funciones siguen estando vigentes y tienen efecto en la nación. Son Bélgica, Países Bajos, Noruega, Suecia, Luxemburgo, Dinamarca, Reino Unido, Liechtenstein, Mónaco y, por supuesto, España. Cabe decir que el nuestro, el territorio donde en la actualidad reinan Felipe VI y doña Letizia, colinda con dos países cuya forma de Estado no contempla desde hace décadas la figura del Rey como soberano. Francia lleva siendo una república desde finales del siglo XIX, mientras que Portugal fue un reino hasta el año 1910. 114 años atrás, cuando la Revolución acabó por proclamar la Primera República portuguesa, y dejando solamente para los libros de historia aquellos tiempos en los que la dinastía de Braganza ocupó el poder.

Una dinastía real que, como tantas otras del continente, ha acabado por convertirse en una de esas curiosas estirpes 'fantasma'. De esas que, como la casa de Hannover o la de Glücksburg en Grecia, que mantienen una presencia en el universo 'royal' a pesar de no tener voz ni voto en la organización nacional. El caso es que en el país, el que inundó las calles de claveles rojos para lograr el cambio social sin violencia, todo cambió tras el exilio forzoso de Miguel II. El hombre que fue el último soberano antes de esa Primera República Portuguesa que sigue funcionando y que en ningún caso ha dado pie a un retorno del antiguo régimen. Algo que, por sorprendente que parezca, sigue siendo sintiéndose una opción viable para su 'familia real'. Con la eterna frustración que supone ansiar una Restauración que no se augura próxima.

Duarte Pío de Braganza, el patriarca que desea reinar

En ningún caso refiere ese deseo del regreso de un reinado a una exaltación excesiva de las reclamaciones o las apariciones. De hecho, es de su discreción que nace el desconocimiento popular acerca de los miembros de la extinta Casa Real de Portugal, que sigue siendo la denominación de la institución que engloba a los allegados de aquellos Reyes que antaño ocupó el primer escalafón de la regencia. La cuestión es que, como en todos los clanes, sigue existiendo una figura principal. Por herencia, en este supuesto, es Duarte Pío de Braganza el patriarca. El hombre de 79 años que no se da por vencido y que a fecha de 2024 ejerce como 'jefe' de la Casa, además de ostentar el título de duque de Braganza y seguir siendo, de forma simbólica, el de pretendiente al trono con el nombre de Eduardo III –o Duarte III–. 

Lo de pretendiente, por ser el primogénito del fallecido Eduardo Nuño de Braganza, el pretendiente anterior, y de María Francisca de Orleans-Braganza. Lo lleva en la sangre, y es por eso que en sus casi ocho décadas de vida nunca ha dejado de luchar porque la monarquía vuelva a instaurarse en la tierra donde reside desde que es un niño. Y eso que, como es evidente, no desempeña ninguna función institucional, de modo que ocupa su tiempo en otros asuntos. Véase la dirección de la Fundación Manuel II, centrada en preservar la lengua portuguesa y contribuir a proyectos de ayuda al desarrollo rural en Timor Oriental y antiguas colonias lusófonas. Es esta una tarea que lleva a cabo junto a Isabel Inês de Castro Curvelo de Herédia, su inseparable esposa.

Boda duques de Bragança
Casa Real Portuguesa

Duarte Pío y ella se convirtieron en marido y mujer el 13 de mayo de 1995 en la iglesia del imponente Monasterio de los Jerónimos de Belém en Lisboa. Isabel pasó así a ser duquesa de Braganza, y aunque ella no sea nacida en Portugal –su esposo tampoco lo es, puesto que nació en Suiza en 1945 y no pisó el país luso hasta 1951–, no le costó demasiado comenzar a formar parte de una familia de esta índole. ¿Por qué? Porque la suya tampoco era una estirpe cualquiera. Nacida en Angola, donde vivió hasta 1975, cuando tras independizarse el país africano, ella y su familia se trasladaron hasta São Paulo. Fue en la ciudad más poblada de Brasil donde estudió Administración de Empresas en la Universidad. También donde conoció al hombre con el que comparte su vida a día de hoy.

Duques de Braganza en la boda de Felipe y Letizia
GTRES

Ella es 21 años más joven, pero eso nunca ha implicado un problema para ellos. Su amor sigue intacto y así lo demuestran en sus apariciones públicas conjuntas. Y es que la condición de jefe de la Casa Real implica que Duarte sea invitado a eventos sociales y culturales de todo el país. De media, algunas fuentes apuntan que visita unos cien municipios portugueses al año. En cualquier caso, no todo queda en casa, porque también traspasan fronteras cuando la ocasión lo requiere. Véase un día tan sumamente destacado en el calendario borbónico como lo fuela majestuosa boda de Estado de Felipe, entonces Príncipe de Asturias, con Letizia Ortiz, la periodista que ahora es Reina consorte. No podían faltar a la cita.

Una familia a la sombra del 'no puedo', pero con bodas reales

No es arbitrario que la situación de la extinguida Corona portuguesa haya salido a colación recientemente. El interés por la realidad del país vecino en términos de realeza remite de forma directa al primer viaje en solitario de la princesa Leonor, que visitó Portugal el pasado 12 de julio. Un día para el recuerdo en la vida de la hija del soberano español. De una figura de importancia dentro de un organigrama 'royal', como le sucede también –con los matices pertinentes– a los vástagos de los duques de Braganza. En sus casi treinta años de casados, y aunque a la sombra del 'no puedo' en lo que a reavivar la monarquía se refiere, pese a contar con un gran cariño por parte del pueblo portugués, Duarte Pío e Isabel han criado a tres hijos. Hijos que, como la Princesa de Asturias, ya no son unos niños. Y uno de ellos tiene una conexión sorprendente con la Casa Real española.

Familia real portuguesa
Casa Real Portuguesa

El mayor, Alfonso, ostenta el 'título' de príncipe de Beira, además de ser ahijado de la mismísima infanta Elena. Sí, la mayor de los hermanos Borbón y Grecia fue una pieza clave de su bautizo con honores, en una ceremonia igual de católica que la fe en la que tanto él como sus hermanos pequeños han sido criados. Además, en el 2015, el año en el que cumplió los 18, fue consagrado como príncipe heredero en una ceremonia por todo lo alto en el Santuario de Lapa, en la villa Sernancelhe. Es eso lo que lo desmarca en cierto modo de sus hermanos menores.

María Francisca, la mediana y duquesa de Coimbra, es graduada en Comunicación Social y Cultural y se casó el pasado año, cuando contrajo matrimonio con el abogado Duarte de Sousa Araújo Martins. A sus 26 años vive en Londres con su marido, que se dedica a la gestión de mercados de capitales y fusiones en la firma Uría Menéndez-Proença de Carvalho, mientras ella se ocupa de promocionar el premio 'Infanta Doña María Francisca', dirigido a estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de Oporto.

María Francisca y su padre
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Dionisio, el pequeño -y 'segundo en la línea de sucesión', ya que en Portugal se mantuvo la ley sólica hasta el final de la monarquía-, nació en 1999 y acostumbra a mantenerse en un segundo plano. Por contra, su hermana sí expresó en una entrevista para el periódico portugués 'Expresso' que, a su modo de ver, "la monarquía parlamentaria es un modelo que funciona muy bien en otros países de Europa" y otorga "una estabilidad muy particular". Estabilidad que, por ahora, no será en el lugar que la vio nacer. La ciudadanía se declara feliz con el sistema actual, de modo que... ¿Por qué volver al pasado?