A veces, un vistazo general no es suficiente para quedarse con toda la información. Sucede al intentar memorizar un texto, al probar de recordar los elementos de una fotografía o al tratar de identificar todos los países en un territorio. En Europa es sencillo dar con las grandes masas de territorio. Con las penínsulas, desde España hasta Escandinavia. No obstante, es probable que pasen inadvertidos los países más pequeños. A su vez, sus monarquías. Véase el caso de Liechtenstein.
Es probable que tanto como se olvidan muchos de que este diminuto Estado que limita con Suiza y Austria que su familia real no esté en el radar. Ni siquiera de aquellos más observadores de lo que acontece dentro de los palacios, pero con la particularidad de que poco o nada se sabe -y se hace saber- sobre la Casa de Liechtenstein. Una familia extensísima que pasa inadvertida en lo público, pero no en lo económico, pues no en vano es una de las más ricas de todo el continente. También, una que de un tiempo a esta parte ha estado marcada por dos grandes pérdidas que han sacudido el seno de la Corona.
Hans Adam II, un príncipe soberano que caminó junto a Marie
Para comprender la estructura del organigrama 'royal' que ocupa al Principado de Liechtenstein, es preciso remitir precisamente a eso: a que el país se constituye como un principado. De ahí que no haya Rey, sino príncipe soberano, del mismo modo que sucede en otros micro-Estados como Andorra o Mónaco. En el caso del país centroeuropeo, quien ostenta este título desde el 13 de noviembre de 1989 es el príncipe Hans Adam II. A su lado por muchos años, su esposa.
Y es que junto a él, durante más de tres décadas en el primer escalafón del poder -a las que cabe añadir también los cinco años previos a ascender al trono, en los que fue príncipe regente en el final de la vida del príncipe Franz Josef II, su padre- estuvo Marie Aglaé Kinsky, la princesa consorte. Checa de nacimiento, condesa de Kinsky de Wchinitz y Tettau y también su prima lejana. En julio de 1967 se casaron en la iglesia parroquial de San Florián, en Vaduz, y en junio de 1968 ya habían sido padres de su primer hijo.
El primero de cuatro, porque la familia que Hans Adam y Marie formaron era numerosa, siendo su primogénito Alois el mayor de todos y por ende el príncipe heredero. Un papel que todavía ocupa a efectos oficiales, aunque desde el 15 de agosto de 2004 es él el regente y, por tanto, se ocupa de las gestiones del día a día, mientras las gestiones del soberano van decreciendo con el tiempo. Y es que su padre tiene ya 79 años, mientras que Marie falleció el pasado 21 de agosto de 2021 tras sufrir un accidente cerebrovascular.
De la amistad de Tatiana con Felipe VI al dramático adiós a Constantin
Como siempre sucede en estos casos, acostumbra a ser el que heredera el peso de la Corona el que termina acaparando más miradas. Algo que a jugando en favor de la discreción del segundo. El príncipe Maximilian, nacido el 16 de mayo de 1969, se dedica al mundo de los negocios y en la actualidad es el CEO de la empresa familiar LGT Group. En lo personal, está casado desde el 2000 con Angela Gisela Brown, una diseñadora de moda natural de Panamá y también la madre del príncipe Alfons, su único hijo.
Seguir el hilo de los vástagos del príncipe soberano nos lleva a la segunda gran pérdida que ha sufrido la dinastía en los últimos años. Y es que si en el 2021 tuvieron los Liechtenstein que dar el último adiós a la condesa Marie, el pasado 5 de diciembre de 2023 falleció el tercero de los hermanos de forma totalmente inesperada. El príncipe Constantin, que trabajaba como director general de la Fundación Príncipe de Liechtenstein y estaba casado con la condesa Maríe Gabriele, moría a los 51 años, dejando huérfanos a sus hijos Moritz, Gina y Benedikt.
Una tragedia mayúscula para el clan que, a pesar de todo, también invita a mirar las partes más brillantes de la historia. Véase el caso de la princesa Tatiana, baronesa de Lattorff y única mujer de entre los cuatro hermanos, cuya dicha es máxima al haber seguido con la tradición familiar de extender la familia. Y es que junto a su marido, el barón Philipp von Lattorff con el que lleva casada desde el año 1999, ha sido madre de siete hijos. Dos niños, Lukas -el primero- y Maximilian -el séptimo-, y cinco niñas, desde Elisabeth hasta Sophie pasando por Maria Teresa, Camilla y Anna Pia.
Aunque como Tatiana, que está radicada en Austria, todos ellos mantienen una vida de lo más discreta y no tratan de estar en la primera línea del foco más que en contadas ocasiones, la hija de Hans Adam II sí fue muy conocida en España en un momento dado. Fue en el pasado, cuando desde la crónica real se la llegó a relacionar con el rey Felipe VI e incluso se contempló la posibilidad de que entre ellos hubiera algo más que una amistad. Pero no. Amigos y nada más.
El príncipe Alois, regente y padre de familia numerosa
Es destacable el hecho de que, a pesar de la presión que ser el primero en la línea sucesoria implica, el príncipe Alois tampoco ha tratado nunca de llamar la atención en exceso. Como si de una herencia familiar también se tratase, la discreción por bandera incluso en los momentos más difíciles. Incluso cuando a su mujer, la princesa Sophie de Baviera con la que se casó en 1993, hizo frente a un tumor cerebral.
Fue en el año 2003 y tal fue el secretismo al respecto que prácticamente ningún medio se hizo eco del asunto. Afortunadamente, todo salió bien. El tumor resultó benigno y a día de hoy siguen felizmente unidos en matrimonio.
Por supuesto, también preparados a conciencia para cuando llegue el momento de dejar la regencia y llegar al primer piso de la soberanía. No obstante, estos más de treinta años de casados -y veinte ocupándose de las decisiones de gobierno- también han servido para que ellos creen su propia familia.
Y no podía fallar. El príncipe Alois también ha constituido su propia familia numerosa, superando el uno y los tres hijos de sus hermanos Maximilian y Constantin respectivamente, pero sin alcanzar los siete de su hermana. En casa son un total de seis, porque cuatro son los vástagos que han nacido de su unión. Eso sí, casi absolutos desconocidos en el panorama 'royal' europeo aunque ya no son niños pequeños.
Desde el príncipe Joseph Wenzel, llamado a ser el jefe de la Casa Real en el futuro por ser el primogénito, hasta Marie Caroline, la única chica, o Georg y Nikolaus, los más pequeños. Verlos en público no es habitual, como si la tónica de llevar una vida serena pasase de generación en generación.