Adoración y odio son dos de los sentimientos más contrapuestos que una celebridad puede despertar. De hecho, cualquier personaje popular tiende a dividir a las gentes, aunque el caso de los integrantes de una Casa Real sea un poco más particular. No es mera cuestión de remitir a si una monarquía tiene más o menos adeptos. Simplemente, y como preferencias las hay para todo asunto, también son muchos monarcas que también levanta pasiones. Y a Letizia no le faltan los admiradores.
Acto al que acude, muchedumbre que se presenta. No son pocos los 'fans' de la Reina que desean verla en acción, interaccionando con las personas de forma cercana. Es en esas situaciones cuando podemos descubrir su faceta más humana. La que más recuerda a la joven periodista que cada día se colaba en las casas de los espectadores de la pequeña pantalla en su rol de presentadora del 'Telediario'. Esa mujer que hace ya más de dos décadas dejó atrás el mundo de los plebeyos para traspasar los férreos muros de palacio. La misma que quedó dibujada por la prensa como alguien frío, pero que ahora no tiene reparo en acercarse, afable, a los ciudadanos de a pie.
María José Gómez, experta en protocolo, destapa por qué Letizia no 'regala' su firma
La mujer de Felipe VI conversa y atiende a sus 'seguidores' con la mejor de sus sonrisas siempre que le es posible. Lo anterior, a pesar de los mil y un protocolos que formar parte de la institución implica. Al fin y al cabo, ella ha conocido la vida corriente, y sabe cuan significativo puede ser para los presentes el hecho de decidir aproximarse y tratarlos con naturalidad. Imposible olvidar aquel "pues mire, comprando tomates como usted" que le dedicó a una señora con quien coincidió haciendo la compra en una frutería al uso.
Sin ir más lejos, fue en una de sus más recientes apariciones públicas cuando más se percibió esta proximidad con el populacho. El pasado 20 de febrero, y como parte de una serie de acontecimientos comprendidos en una 'ruta' que llevaba por nombre Tour del Talento 2024, Letizia se dejó ver en la ciudad de Salamanca. Precisamente allí fue donde, además de mostrarse muy amable con los agricultores —que estaban en huelga en aquel momento—, tuvo la deferencia de darse un baño de masas con los locales que se habían personado para presenciar su llegada. ¡Incluso se atrevió a tomarse un 'selfie' con uno de ellos! No hay duda de que sabe cómo ser una consorte campechana, aunque hay límites que jamás ha traspasado. Por ejemplo, nunca ha firmado un autógrafo.
Una determinación que, en realidad, tiene explicación. Así nos lo ha hecho saberMaría José Gómez Verdú, manager director de 'Protocolo y Etiqueta', que en declaraciones para CLARA ha querido poner sobre la mesa cuál es el motivo para proceder de esta manera tan distante. Hay una razón clara para su negativa, y es que "se trata de una regla que siguen todos los 'royals', ya que se considera una práctica de riesgo" puesto que "la firma podría ser falsificada y utilizada ilegalmente". Es por eso que nadie conseguirá nunca hacerse con un garabato de la madre de Leonor, a pesar de que haya situaciones en otros países que se sirvan como la excepción que confirma la norma.
Una de las únicas veces que los 'royals' se saltaron esta norma
Ha sido la propia María José quien ha querido recordarnos esa anécdota que en la que se rompió por completo esta inquebrantable pauta real: "Una de las únicas veces que no se siguió esta regla, fue cuando el ahora rey Carlos, entonces príncipe de Gales, firmó un autógrafo para una de las víctimas de las devastadoras inundaciones de 2010, garabateando "Carlos 2010" en una hoja de papel".
Sea como fuere, no significó esto en ningún caso que el ahora soberano del Reino Unido no tenga constancia de las instrucciones que debe seguir a rajatabla en momentos como ese. "Se cree que esto fue una rara excepción y se ha informado que Carlos generalmente responde a las solicitudes de autógrafos con: 'Lo siento, no me dejan hacer eso'", aclara nuestra experta. Una norma no escrita que todos deben saber. Nada de 'regalar' su símbolo más personal a un cualquiera. Su firma está reservada para los documentos más importantes.