Justo cuando los titulares de la crónica 'royal' los ocupa Carlos III, parece que la nuera del soberano sigue teniendo su espacio entre el análisis de los más observadores de 'La Firma'. Eso sí, con más serenidad que en los meses previos, cuando el cáncer que padecía Kate Middleton copaba páginas y páginas de la prensa y preocupaba a los súbditos de la Corona. Ahora el escenario es distinto, pues la intranquilidad ocupa a su suegro, también enfermo de un cáncer, a la vez que pendiente de los compromisos oficiales.

Afortunadamente, y aunque todavía sea pronto para estar totalmente despreocupados acerca de la salud de la princesa, la esposa del príncipe Guillermo ha respondido favorablemente al tratamiento al que se ha estado sometiendo. Así lo hizo saber ella misma a través de los canales de los príncipes de Gales en las redes sociales a principios del pasado septiembre, en un vídeo en el que narraba todo lo sucedido en estos últimos meses. Una voz en 'off' sobre imágenes del verano junto a sus mayores apoyos en este bache de salud: su marido y sus hijos.

Porque no solo ha sido el heredero al trono el encargado de estar a su lado en los peores momentos de este tiempo retirada de la primera línea. Los más pequeños de la casa, que son el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis, también han sido claves para no perder la sonrisa. Sus tres mayores alegrías en Adelaide Cottage, entre fotografías de sonrisas y planes de los que disfrutan en familia siempre que tienen ocasión. Eso sí, sin olvidar que también para ellos existen normas inquebrantables de comportamiento.

La estricta regla que Kate y Guillermo imponen a sus hijos

De hecho, no es ninguna locura atender a que tanto el primogénito del matrimonio como sus dos hermanos deban aprender los mejores modales. A fin de cuentas, su posición en la realeza les presupone un saber estar que, evidentemente, no se aprende en un día. De ahí que tanto Kate como Guillermo hayan puesto especial énfasis en que sus vástagos aprendan a comportarse como es debido.

Algo que aplica especialmente a situaciones tan concretas como cuando se sientan en la mesa a comer y a cenar. Formar parte de la realeza implica participar de todo tipo de banquetes y cenas oficiales, de modo que George, Charlotte y Louis deben estar preparados para el día de mañana. Es por eso en un asunto como este optan por los príncipes por ser radicales, con una serie de estrictas reglas que imperan cuando llega la hora de las comidas. Lo ha hecho saber el chef real Darren McGrady en declaraciones para 'Harper's Bazaar', aludiendo a una norma severa y atípica en relación con el resto de niños de su edad.

Kate Middleton e hijos
@KensingtonRoyal

Una prohibición que se suma a otras como mantener la compostura, evitar las pataletas y evitar cualquier tipo de salida de tono propia de la edad. Al fin y al cabo, los nietos de Carlos III tienen solamente once, nueve y seis años respectivamente. Son todavía muy jóvenes y es lógico que puedan tener arrebatos de enfado fruto de su inexperiencia.

Es por eso mismo que ninguno de los tres tienen permitido sentarse con los adultos a comer. Comen solos, solo acompañados por algún trabajador del servicio doméstico -que previsiblemente es María Turrión, su 'nanny' española-, y así seguirá siendo hasta que tengan las habilidades conversacionales óptimas para afrontar una comida con personas más mayores que ellos.

El truco de la princesa de Gales para evitar malas conductas

Aunque algunos medios como el británico 'Express' han tildado esta norma de demasiado severa y rígida, lo cierto es que no sorprende conocer que Kate y Guillermo se preocupan expresamente de la educación de sus hijos. Sea en el ámbito privado, o cuando están formando parte de esos incontables actos públicos masivos que copan su agenda. Sea donde sea, lo importante para los duques de Cambridge es dar lugar a una riña sinsentido. Nada de gritos. También los tienen prohibidos.

El medio 'The Sun' ha apuntado ahora que "los gritos están absolutamente fuera de cualquier límite para George, Louis y Charlotte", de modo que, si sucede en la mesa, "se soluciona mandando a los niños a que se levanten". En el caso de suceder la discusión, para mantener las rabietas a raya apuesta Kate por una frase clara y contundente. "Simplemente les dice 'vamos a tomarnos un descanso'", expuso Tom Quinn, experto en Casa Real, en uno de sus últimos libros. Cinco palabras que sus hijos entienden a la perfección y con las que saben que deben mejorar su actitud.